jueves, diciembre 25, 2008
Merry lo que sea...
Bueno, supongo que sabida será mi aversión a la navidad ( no así a sus regalos), pero de todas formas el puto espíritu navideño que todos llevamos dentro aflora en este momento y no quería dejar pasar la oportunidad de mandar un abrazo por este medio a todos quienes dedican algún momento de sus vidas a ver este malhabido rincón de la web en el que los que poco tenemos que decir somos quienes llevamos la voz cantante... así que eso nada más.
y algún mensajito personalizado...
A los amigos, espero que podamos hacer un tiempito para encontrarnos más seguido y debo confesar que esto de las distancias a veces no lo permite, pero en cuanto anden con ganas de juntarse a charlar, a tomar una, o a lo que sea, solo levanten el teléfono y disquen, que en un par de horas prometo intentar estar...
A Ana, espero que me hayas creído en aquello de que siempre voy a estar para vos. No es ninguna frase hecha ni cosa parecida, es en serio y bueno, espero que esto solo sea un hasta luego y como te escribió mi vieja en tu regalo en algún momento podamos reírnos de estas cosas, cuando todo encuentre su lugar... de momento y como todo en este último año, estoy en transición.
Y resumiendo... un abrazo grande mis amigos/as y la advertencia de que en año nuevo me explayaré un poco más en el asunto... que esa fiesta, con toda esa cuestión cíclica que conlleva si que me cae bien... pero bue, eso será después
domingo, diciembre 21, 2008
El regreso de blur y "13"
A esto se suma la noticia de que Blur (conGraham Coxon incluido) vuelve a tocar...
Adjunto una notita usurpada de algún sitio de la web... y el link del 13 para que lo disfruten... abrazos para todos
http://www.filefactory.com/file/3797d4/
"Blur" se reúne por primera vez en 9 años
El grupo británico de pop "Blur" se reunirá por primera vez en nueve años el próximo verano para dar un concierto en el londinense Hyde Park, según informó hoy la propia banda en su página de internet.
Los cuatro miembros del grupo -Graham Coxon, Alex James, Dave Rowntree y Damon Albarn- actuarán juntos de nuevo el 3 de julio, justo nueve años después de su aclamado concierto en el Royal Festival Hall de la capital británica.
Las entradas se pondrán a la venta este viernes por un precio de 45 libras (unos 51 euros), indicó el grupo en su portal.
En una entrevista conjunta publicada hoy "online" por la revista musical NME, Albarn y Coxon, amigos de la infancia, afirman que han dejado atrás las diferencias que llevaron a la separación del grupo.
"Era algo que teníamos que resolver Graham y yo, se remonta a la infancia...", reconoce Albarn en la revista.
Hace diez años, añade Coxon, "los dos cargábamos con algunos problemas, pero era nuestro grupo y no queríamos herir los sentimientos del otro".
Sobre el esperado retorno de "Blur", Albarn afirma que, simplemente, sentían que era "lo acertado".
"De alguna manera, sentimos que tenemos algo nuevo por hacer, que no somos completamente inútiles o sin sentido, que tenemos una razón para existir", explica en la entrevista en NME, que sale a la venta mañana.
Coxon añade que la banda está "haciendo público lo que ha estado ocurriendo un poco en privado", ya que los dos amigos se han visto en varias ocasiones para hacer las paces.
Para satisfacción de sus seguidores, Albarn adelantó que, además del de Londres, habrá otros conciertos en otros lugares.
En su retorno, el grupo planea tocar algunos de sus antiguos éxitos, ya que, según el cantante, es interesante "revisar material y ver lo que funciona ahora".
Formada en Colchester (este de Inglaterra) en 1989, "Blur" ha grabado siete álbumes de estudio y ha estado varias veces en los diez primeros puestos de las listas de ventas con sus sencillos, incluidos dos números uno, con Country House y Beetlebum.
En la década de los noventa, se convirtieron en la imagen del llamado Brit pop, y mantuvieron batallas musicales con otra banda independiente del norte de Inglaterra, "Oasis".
Desde la separación de "Blur", Albarn ha formado otro grupo, "Gorillaz", con el que ha tenido un gran éxito comercial y de crítica.
Coxon, el guitarrista, ha llevado a cabo proyectos en solitario y ha colaborado con el músico Peter Doherty.
El bajista Alex James se retiró al campo a fabricar quesos y de vez en cuando participa en programas televisivos.
El batería Dave Rowntree intentó sin éxito el año pasado convertirse en concejal laborista.
domingo, diciembre 07, 2008
a 40 años del album blanco (quizàs con un ligero desfase que sabrán ustedes disculpar)
Buenos Aires, GDA
El 27 de agosto de 1967, Los Beatles, por aquel entonces -y también hoy- la banda musical más importante de todos los tiempos, entraban en un laberinto de incierto destino por primera vez en su carrera.
Hasta entonces, después de los duros inicios en su Liverpool natal, todo había sido sazonado con la miel del éxito absoluto, y los triunfos se sucedían en cadena. Pero ese día murió Brian Epstein, su manager, el hombre que amortiguaba todas las disputas extramusicales y que manejaba los asuntos de dinero. Y por primera vez John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr no supieron adónde ir.
Emergieron del otro lado del laberinto el 22 de noviembre de 1968 en Inglaterra (tres días más tarde en EE.UU.), completamente transformados y con un álbum doble que contenía nada menos que 30 nuevas canciones: 93 minutos de música.
Era el sucesor del inmenso Sgt. Pepper . Y su perfecto opuesto; así como la portada de Pepper era un collage recargado, la del doble estaba vacía: absolutamente blanca. Pero si se recorría la superficie con el dedo, un relieve casi invisible revelaba el nombre del álbum: The Beatles. Así de simple. Sin embargo, el mundo entero coincidiría en darle otra denominación: el Album Blanco.
La historia de este doble está fuertemente vinculada con el despertar espiritual de Los Beatles: la muerte de Epstein los sorprende en Bangor, donde asistían a una conferencia del gurú Maharishi Mahesh Yogi, que quería iniciarlos en las profundidades de la meditación trascendental. “Fue irónico que Brian muriese cuando nosotros estábamos buscando el significado de la vida”, supo declarar John Lennon, tal vez el más afectado por el hecho.
El deceso de Epstein alteró el balance de poder dentro de Los Beatles, y Paul McCartney intentó tapar su ausencia generando celos, sospechas y resentimientos entre sus compañeros: comenzaba a incubarse la bacteria de la separación.
Tras la película para televisión Magical Mystery Tour, que no funcionó muy bien, Los Beatles se internaron en un famoso resort hindú del Maharishi, a los pies del Himalaya, para encontrar algo de paz. Hallaron algo más: inspiración; la mayoría de las canciones del Album Blanco fue escrita en la India.
Pero además de traer una ráfaga de claridad espiritual, el retiro hindú aceleró el proceso de fragmentación dentro de Los Beatles. Así como Sgt. Pepper fue el triunfo de un proceso grupal, el Album Blanco fue el trabajo de cuatro solistas con los demás miembros del grupo actuando como acompañamiento del compositor del tema que, por ser autor, se ganaba el derecho de dirigir a los otros en su canción.
Y para evitar fricciones, a veces trabajaban en estudios separados. Hasta su célebre productor, George Martin, se hartó de la desunión y se tomó los tres meses de vacaciones no gozadas que acumulaba desde que había comenzado a trabajar con ellos.
Las eternas discusiones entre los principales compositores encontraban a Ringo jugando al póquer en el estudios con los asistentes para matar el tiempo. Hasta que un día se hartó y dejó la banda.
Era un secreto a voces que cuando el baterista se iba del estudio, McCartney grababa nuevamente su parte. Le rogaron que volviese, cosa que hizo unos días más tarde, para encontrarse con el estudio desbordado de flores que le daban la bienvenida. Fue la única ocasión festiva; el resto fueron cuatro meses agrios.
Un chiste comenzó a circular en medio de la grabación. ‘John se está dejando el bigote... y Yoko también’, decía, y era síntoma del malestar que generaba en el resto de la banda la relación simbiótica entre Lennon y Ono. Existía una regla no escrita que había sido quebrada: ninguna esposa en el estudio.
Y menos una que invadía el espacio ajeno, daba indicaciones y quería cantar en las grabaciones, cosa que hizo en The Continuing Story of Bungalow Bill, una de las 15 canciones que John compuso en la India. Yoko también participó en Revolution Nº9, una extraña combinación de toda clase de sonidos que siempre gana la encuesta sobre “el tema menos querido de Los Beatles”.
Harrison hizo un interesante descubrimiento cuando quebró otra regla de oro de Los Beatles, e invitó a su amigo, el guitarrista Eric Clapton, a tocar en una canción de la banda. “Es increíble lo bien que se porta todo el mundo cuando hay invitados”, declaró Harrison años después.
Esa canción, While my Guitar Gently Weeps, se convertiría en la prueba más poderosa de que no tenía mucho que envidiarles a Lennon y a McCartney como compositor. Hasta Starr se animó a escribir Don’t Pass me by.
McCartney, en cambio, logró exasperar al resto de sus compañeros con múltiples tomas de su Obladí, obladá , una de las primeras aproximaciones del rock al ska. También provocó el enojo (y un gran solo de guitarra) de John Lennon, con Honey pie, una canción de jazz tradicional a la que John catalogó como “música para abuelitas”.
El 22 de noviembre de 1968, el mundo volvió a maravillarse con la música de The Beatles. El Album Blanco era completamente distinto de todo lo que el grupo había hecho; sonaba más crudo, pero a la vez más sofisticado, y las canciones permitían delinear con exactitud el perfil de su autor.
Sobresalía la imaginación desaforada de Lennon, la musicalidad versátil de McCartney, el sesgo sombrío de Harrison y el toque country de la canción de Starr.
Era como un rompecabezas cuyas piezas configuraban el mapa de la música por venir.
Se trataba de composiciones muy personales, en las que John le cantaba a su madre en Julia, o denostaba al Maharishi en Sexy Sadie , o tiraba pistas falsas para los fans en Glass Onion. Paul, más doméstico, le dedicaba Martha my Dear a su perra, o imitaba a los Beach Boys en Back in the U.S.S.R. , mientras que George exteriorizaba su vocación religiosa en Long, long, long.
La desunión interna traía un efecto paradojal, al poner de manifiesto los valores individuales dentro de lo que alguna vez había sido un equipo perfecto.
En Inglaterra, el Album Blanco alcanzó la primera posición del ranking en el día de salida, y la conservó durante nueve semanas. Lo mismo pasó en EE.UU., con casi dos millones de copias vendidas antes de su lanzamiento; un mes más tarde, la cifra se había duplicado, y en 1970 alcanzaba los siete millones.
Sería el álbum doble más vendido de todos los tiempos. Actualmente lleva vendidos 19 millones de copias solo en EE.UU., y hay que tener en cuenta que se trata de un doble.
Pero hubo otros efectos no deseados, cuando la secta de Charles Manson creyó ver en algunos temas el vaticinio de una revolución racial que nunca se produjo; eso los llevó a cometer una serie de asesinatos horrendos.
Al volver de sus vacaciones, el productor George Martin sugirió que sería mucho mejor que dejaran afuera la mitad de las canciones y que editaran un disco solo en vez de dos.
El resto del mundo opinó diferente y hoy, a 40 años de su lanzamiento, el Album Blanco continúa siendo tan fascinante como el día de su aparición. Algo curioso, porque también es el primer síntoma audible de un proceso interno que conduciría inexorablemente a la separación de Los Beatles.
Sin embargo, aun en la desunión y el malestar, John, Paul, George y Ringo eran capaces de convocar la magia que los hizo únicos e irrepetibles.
entre insomnio injustificado, el segundo cafè y un buen disco viejo...
No lo pude encontrar para bajar en ningún lado de la web y sabida es la pseudo protección - respeto que conservamos en este blog por sobre los músicos de acá, así que, o pídanlo prestado, o comprénlo... (salvo cuestiones que ya no estén editadas, claro está) . cuanta ética bien aplicada!!!
Nada màs.. estoy pensando si ir a la feria de Tristán Narvaja o quedarme en casa (otro buen nombre de canción jejeje), lo que pasa es que mi presupuesto, como ustedes bien saben (o al menos los que conocen mis manejos de finanzas) suele tener problemas, independientemente de cuanto es lo que cobre... lo que pasa es que yo trabajo para comprar discos, libros, salir, tomar algo con los amigos, etc... sin miramientos, sin pensar en el fin de mes... y bueno, es por eso nomàs...
ahora viene el aguinaldo igual, mis acreedores tendrán que esperar, y como dijo un gran poeta:
- El recargo me lo paso por el orto - (sepan disculpar la ordinariéz) . creo que se escribe con z al final, aunque es probable que ni siquiera esté aprobado por la real academia esa de la que tanto se habla a la hora de hablar...
bueno, de momento dejo por aquí, no sin antes madarles un fuerte abrazo o un beso grande (dependiendo del gusto del consumidor)
hasta luego
En uno, dos, tres mil pedazos
La tenue llovizna salpica mi mente. Las ideas se resbalan suaves, como una noche estrellada.
El humo escapa lento, toda las cosas se van para no regresar, eso no es nuevo.
La guerra es para los estúpidos y los hombres estrechos de miras, dijo el soldado con el barro cubriendo su cara. Y que es lo que hace aca entonces? Habló uno con tono de general.
En casa no hay nadie esperando y hace mucho que duermo con la luz prendida. Hay veces que uno debe escapar de sus fantasmas. El cielo se ilumina con la luz mortal, brillante como un rayo, partiendo la negrura en dos, tres, mil pedazos. Un hombre grita a lo lejos.
El soldado se limpia los ojos, termina de armar el tabaco, lo enciende y escupe el humo. El espejo esquiva su mirada desde hace tiempo y una mueca que parece sonrisa la devuelve un extraño.
La lluvia cae de a poco, cada vez menos. El viento sopla del sur. Cierra los ojos, la escollera se pierde en el infinito y un barco saluda el atardecer, su pelo baila con la brisa. Los párpados se abren, la noche se pierde a lo lejos. Se supone que en alguna parte las paralelas se juntan, eso suena un poco al oro al final del arco iris.
Otro hombre grita a lo lejos, primero fuerte, luego solo un quejido. Al final solo el viento.
Si eres demasiado pretencioso te irá bien… si buscas demasiado terminas por perderte… las frases al final le suenan un tanto huecas a estas horas. Otro hombre termina su viaje.
La guerra es para los hombres, las mujeres son demasiado inteligentes para andar en esas cosas.
La estupidez es en parte una cuestión de género que se extiende de norte a sur y de derecha a izquierda del mapa y viceversa. Demasiadas vidas pasamos hasta llegar acá y el día parece tan lejano que el sol es solo un recuerdo. Al contrario que en la vida real, la rutina corriente, los tipos apurados llegando tarde a ningún lado profiriendo insultos, escupiendo sangre, dejando lágrimas en el tintero que terminan por secar, paso a paso, lento, viendo las faldas ondular con el viento, el mismo viento que ahora trae el dulce aroma nauseabundo de cuerpos pudriéndose con la lluvia. El sol saldrá para que las pesadillas se vuelvan realidad a pleno día.
Los peores recuerdos son esos que se anhelan. Una cama tibia, la silueta recortándose en la ventana una mañana gris, la tasa humeante con el café recién servido. La ropa interior colgando en alguna parte del baño. La sonrisa medio borracha de amor que suelen regalarse los enamorados. El pavimento mojado devolviendo la luz plateada de la luna, los championes mojados, el baño reparador, la canción perfecta.
Silencio, solo silencio.
El general se siente cansado, se quita el casco y se recuesta contra la tierra.
Mira las estrellas arriba. Solo algunos hombres tienen sueños. El resto muere creyendo haberlo visto todo. Charlatanes pretenciosos que suelen hablar más de lo que piensan, palabras que se escupen sin ton ni son. Los verdaderos hombres se ven en la noche, en la batalla perdida, en la canción que solo conocemos nosotros dos.
La vuelta de hoja no se hará esperar, las medallas al honor y al valor demostrado tendrán que esperar y parece que al final ni siquiera lo recibirán a donde todos terminaremos en algún momento…
Si te dijera que moriremos hoy, que te gustaría hacer antes de volar?
- Un polvo gritó un callado soldado raso.
- Un buen café y un polvo, dijo el general.
- Un beso tierno, murmuró a la noche… y después un polvo.
El viento paró un instante, la noche se volvió día de repente y el piso tembló unos segundos. La noche volvió a cubrirlo todo con su capa negra.
Me alegro de haberles conocido, dijo el soldado raso.
Los susurros se transforman en gritos y los pasos suenan más cerca. Las estrellas van muriendo de a poco, en lenta agonía.
Un ruido corta el aire nocturno, un silbido agudo.
La granada cae majestuosa, lentamente, como un diamante suspendido en el aire. El cuarto de luna se refleja en la piel metálica. Ya es tarde para reaccionar, la tierra se levanta, los cuerpos vuelan por los aires.
El enemigo se acerca entre risas… tres cuerpos yacen tirados en el campo. Un sargento se baja la bragueta y mea sobre los hombres quemados.
El sol sube en lo alto. Los cuerpos sin vida observan el más bello amanecer.
La ironía mas grande sería morir y no encontrar otro sitio…
lunes, diciembre 01, 2008
entre despedidas y reencuentros
Como el agua del calefòn cuando uno se despierta de ùltimo, tibia, casi frìa.
Como cuando uno recuerda aquella serie que pasaban a las 7 pero recièn a las 8 menos diez, como tantas otras que se le podrìan ocurrir a usted lector inconsciente...
Si, hoy me despertè tarde... el fin de semana me encontrò entre bienvenidas a amigos que desde hacìa mucho que no veìa y que quiero mucho (volviò el Paja!!!! y el pelado (Fabio)) y semi despedidas (hace tanto que nos venimos despidiendo que creo que un hasta luego serìa lo màs acertado) y retrasè mi regreso a la maldita Piriàpolis... despuès de toda una semana de curso en Montevideo... como extrañaba mi ciudad, tocar con los amigos, tomarnos una cerveza, una charla tranquila, sin apuros...
Y bueno, la cosa es que me despertè una hora y media mas tarde de lo que estaba programado... y ni en pedo eso de salir volando, sin poder tomarme un cafecito, estar tranqui un rato... que me esperen... hay cosas mas importantes que tomarse un ómnibus en hora (incluso teniendo en cuenta que llegar tarde en estos casos es cosa de 2 horas y pico... pero bue yo no pedì este trabajo) y nada, solo saludarles por un breve instante, dejar un abrazo flotando en este rinconcito (esos que no pude entregar a tiempo y los que no pude dar a la gente que tenìa ganas de ver y no pude... reincido en todos los que si pude dar... ) y bueno, hasta luego, vuelvo al mismo lugar... al menos el dìa està lindo (entièndase: gris y ventoso) no hay lugar como Montevideo gris... y esperemos que se venga una tormenta, o algo asì
sábado, noviembre 15, 2008
Teorìa sobre la crema
En fin, ahora vamos al tema que nos toca...
De como alguna gente no aprecia el helado de crema es una cuestión que desde hace mucho tiempo me trae preocupado. Digamos que el citado manjar es algo asì como el delicado y perfecto equilibrio en que uno puede vivir para siempre... Algo parecido a ese momento en que uno dice, aquí podría ser feliz... pero hecho helado.
No se si alguna vez les habrà pasado, pero el helado de crema es comparable a ciertas mujeres... es esa especie de rara especie en que a simple vista podrìan confundirse por comunes, o que no despiertan demasiado interès en el peatòn macho de a pie y corriente... que podría objetar ante alguna chica en particular... pero si casi no tiene culo, con el tono que solo milenios de machismo asumido pueden lograr y a lo que uno (que si sabe valorar el helado de crema) responderìa: pero mirà la carita que tiene, y ese cuerpo tan perfectamente armònico, casi parece perfecta... Todo esto bajo una mirada de desaprobación que pareciera decir... sos un imbècil, si las mujeres son solo para coger... Y bueno, en esos casos el intentar citar la teorìa sobre el helado de crema solo producirìa en el mejor de los casos algún insulto. en el peor, ser golpeado...
Pero bueno, uno debe aprender a convivir con ciertos especìmenes, o no... apoyo la última idea.
Y ta, no se si se explica un poco el punto de vista (tan estúpido que suena, que no me atrevo a releer estas lineas por miedo a borrarlas sin demasiado miramiento).
Resumiendo (si me llamas voy) el helado de crema es la perfecciòn disfrazada de cotidaneidad... el momento perfecto en que uno se sienta a tomar un cafecito en una tarde gris...en que no pasa nada... pero en el que se respira ese aire de ausencia de tiempo, de necesidades, de preocupaciones... un perfecto estar en paz... y nada de filosofìas baratas ni libros de autoayuda por favor.
Ese gusto que tan fàcil rechazan aquellos que prefieren el maldito chocolate, o los fucking gustos exòticos del momento...
Me declaro un tipo clàsico en cuanto al helado... debe de ser de crema y si acaso me siento un tanto osado... con dulce de leche por favor,
Creì que era momento de explicar estas cuestiones tan profundas y develar de una vez por todas uno de los misterios de la existencia...
(agreguen a este estùpido discurso las frases que deseen.. o quizàs una sonrisa a medio esbozar sea suficiente... en cualquier caso, creo que el.... que tipo con tan poco para hacer , serà unànime)
Saludos para todos,
ustedes,
mis amigos
domingo, octubre 19, 2008
Cuando fue que...
para ser sincero aún no lo se
Y a pintar las canciones con sinónimos de tu nombre?
no se si habrè dejarlo de hacerlo alguna vez
A escuchar canciones más tristes y hermosas que vos?
tampoco estoy seguro de que sea posible
Y cada tanto la taza de café sobre la mesa se me antoja
tan sola
sobre los pasos es difícil volver cuando uno es un extraño
en su propia casa
Cuando dejè de volver al lugar en que fuimos felices?
desde el día después que se rompió la cuerda
o al menos eso quisiera la verdad es que sigo yendo a esconderme de cuando en cuando
y aún estás ahí
Esa noche dejé mucho más que el tiempo que estuvimos juntos
dejé una de esas cosas que no van a volver
estoy de acuerdo que esto que escribo no tiene sentido
en un tiempo ojalá te vuelva a ver
puede que esté demasiado acostumbrado a decir hasta luego
pero esto es para no volver
Te mando esta carta porque no te quiero hacer tanto mal, pero te extraño
y es mi forma de hacerte saber que siempre vas a ser especial
de esa forma que son las musas, de esa forma que pasa el tiempo
y al verte, todo sigue igual
cuando fue que empecè a escribir cartas de despedida?
domingo, octubre 12, 2008
Y nada...
Solo quería una casita en la playa con una hamaca paraguaya, tener tiempo para escribir, vivir embriagado, en buena compañía, poder llevarme a Scully. No se, no se, el otro día me levanté de bajón.. Motivos? no había. al menos no en la superficie. Creo que todavía no me recuperé.
Ya pasaron dos días. no se, es una de esas semanas... y tu voz en mi cabeza que dice, "superalo, no seas estúpido, tenés todo lo que querías, no seas pendejo". La voz se hace más fuerte. Me duermo, sueño contigo, sueño sin vos, me despierto con alguien. A veces siento esa puta sensación de que nadie me conoce, o sea, nadie me conoce... y eso duele un poco, los amigos están lejos y los días se vuelven una puta sucesión de días y las noches, quizás un respiro que dura tan poco...
Tengo sueño, desde hace como 5 meses ya...
Ayer soñé, era una pesadilla... al menos era algo.
Hoy cociné... no estaba solo. Casi nunca me cocino para mí.
Estoy en casa, pero solo de paso. no necesito nada de todo esto, porque seguir entonces insistiendo? la aventura? hace un tiempo que dejó de parecerlo, lo nuevo? solo eso parece que puedo sentir...
Y disculpen la tristeza, en caso de que otra cabeza siguiera estas líneas incoherentes y agradezco la paciencia por llegar al
FIN.
domingo, octubre 05, 2008
Sin novedades desde el frente
Es domingo de tarde, hacía un tiempo que no escribo en esto... de fondo, el unplugged de Dylan, pasó Like a Rolling Stone en unos 9 min,. bien llevados, es eso que tiene la voz del viejo Bob, está hecha pelota, pero transmite mucho más que todos los carilindos con ojos pintados de negro, emos (cuestión que de a poco me cuentan que es... y que de a poco intuyo como otra de esas necesidades de gente estúpida que tiene la necesidad de unirse para sobrellevar la cosa... en fin, no estoy criticando, estoy discriminando y lo grito a los 4 vientos, basta de estúpidos, que hay bastantes en este mundo ya, porque insisten en esto? aquí me adhiero a lo que el amigo dalai trataba de explicar en otro sitio que pueden encontrar en favoritos), en fin,,, ahora empieza elliot smith, el mismo que se dio un par de puñaladas en el corazón y al que sin conocer más que su música, uno aprende a querer.... es que era uno de esos perdedores que tienen demasiado que decir y poco tiempo para hacerlo... lo mejor que puede pasarle a la música. El único problema es que no ha de ser fácil sobrellevarlo... sino consultarlo con el amigo adepto de los cuchillos. Bueno, la semana ha pasado tranquila, la llovizna se mostró y trajo consigo eso que traen las tardes grises... sólo extraño no poder estar en Mvdeo. para disfrutarla, pero bueno, todo no se puede... y ese tipo de frases conformistas qu ya me tienen podrido... es que yo quiero todo, y lo quiero ya!!! tan dificil serà?
sábado, septiembre 20, 2008
Y con todos ustedes...
En fin, ya no les aburro màs con cuestiones de esta ìndole y les dejo con lo que venìa a contarles
Nuestro estimadìsimo Gabriel (el paja para los amigos) tiene un blog colgado en el antes mencionado fucking espacio... lugar de mierda donde abunda la pornografìa y otros menesteres (y no me estoy quejando....)
que no pueden dejar de visitar, pegarle una leida a lo colgado, se los recomiendo con un cafecito a media madrugada, a la vuelta de alguna salida, con algo de alcohol en la sangre aún... (asi es como yo leo lo que mi amigo escribe)
Dejèmonos de rodeos y a lo que vinimos...
Con ustedes
http://www.elnomadasedentario.blogspot.com/
un abrazo para todos y que estèn bien...
viernes, agosto 29, 2008
5 pelìculas que se me antoja ver ahora...
Ahora, a lo que vinimos... ( y necesariamente debe de ser visto en este orden) ... sabrán disculpar el tono de la cosa...
1) El gran Lebowsky... que mejor para empezar...
2) Algùn capìtulo de la Dimensiòn desconocida (la original en blanco y negro, por supuesto)
3) fumar uno y poner 25 watts...
4) ghost world (otra con Steve Buscemi) y para terminar...
5) Lost in translation (o Perdidos en Tokio como se le conoce por estos lares)
y asì, acompañada de cafè, algo de fumar, una cerveza y chocolate podría pasarse una noche fría de invierno... y si es con compañía debajo de la frazada, mejor... en fin, a las 12 empiezo con la función, no se si pasaré de la primera, pero voy a hacer el intento
domingo, agosto 24, 2008
En plan de cambio...
De momento està en mantenimiento, pero espero para la semana que viene ya haber podido colgar el primer LP...
Así que ya saben, este es el botellazo de champán en la proa del blog que será bautizado como
http://thefuckingwookies.blogspot.com/
domingo, agosto 03, 2008
Y bueno, nada
Otra novedad es que me robaron la casa... si, se llevaron mi pc, mi primer guitarra (la màs preciada) y alguna cosa más... los libros por suerte los dejaron. La cosa es que de inmediato mandè de vuelta a Mvdeo. todas las cosas de valor, no tengo tele, ni equipo de audio, ni guitarra... tan solo una radio es mi conexión con el mundo exterior, excepto por los regresos en clase turista que hago por mi vieja casa, a visitar a los parientes, a salir con los amigos... a intoxicarme de la ciudad... no se, es uno de esos momentos que supongo le pasan a todo el mundo... hay que cambiar todo, la propia existencia depende de ello (y se que suena egoísta). Ya no recuerdo mi otra vida (del año pasado para atrás)... dudoso privilegio y bueno, extraño todo, me he vuelto un fucking nostálgico, no se, es un mal regreso éste, andar publicando estas cosas íntimas que a nadie importarán, así que solo me resta pedirles las disculpas del caso, enviarles un fuerte abrazo y prometo volver con menos bajón... que el regreso no se puede hacer esperar mucho...
domingo, junio 22, 2008
Una cita con woody allen y sobre los problemas de conexión...
Y bueno, con sus altibajos y todo, podría decir que en general están buenas y ta, ese es el motivo por el cual cuelgo en breve unas líneas ...
La otra cuestión y esto a modo de descarga... es ... la puta, uno quiere conectarse el interné y no hay modo.... que el modem ese por USB no tiene cobertura, que dedicado es un robo y para colmo de males para poner ANTELDATA hay que dar de alta al teléfono de línea, lo que sale la suma de $2000 y pensar que las empresas estatales están para hacer más democrático el acceso de la población a los servicios... en fin, la verdad es que están pasados... ya encontraré la forma... así que de momento sigo incomunicado y solo regreso los fines de semana... saludos para todos y ahora a lo que vine... unas frases del Woody:
- Para ti soy ateo. Para Dios, la oposición.
- En mi casa mando yo, pero mi mujer toma las decisiones.
- El trabajo es una invasión de nuestra privacidad.
- Si Dios tan solo me hiciera una simple señal, como hacer un ingreso a mi nombre en un banco!
- La muerte de Freud, según Ernest Jones, fue el incidente que causo la ruptura definitiva entre Hemholtz y Freud, prueba de ello es que en muy contadas ocasiones volvieron a dirigirse la palabra.- Odio la realidad, pero es en el único sitio donde se puede comer un buen filete.
- El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia.
- El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro.
- No le temo a la muerte, solo que no me gustaría estar allí cuando suceda.
domingo, junio 15, 2008
Una de Cartier...
sábado, junio 07, 2008
Quizàs vengo un poco reiterativo...
lo admito, aunque todos tenemos tiempos de poca inspiración y llenarlos con cosas buenas, creo que no le hace mal a nadie y si no les gusta que os den por culo (jeje, siempre me gustó esa frase, una de las pocas cosas buenas que salieron de la puta madre patria, además de Sabina y alguna cosa más que se me escapa de momento)
Extracto de "El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco"
Por Charles Bukowski
El hipódromo está cerrado. No hay apuestas entre hipódromos con Pomona, y que me cuelguen si voy a asarme en el coche para ir hasta allí. Probablemente acabe en las carreras de noche de Los Alamitos. Me han traído el ordenador del taller, pero ya no me corrige la ortografía. He estado hurgando en esta máquina, intentando resolver el problema. Seguramente tendré que llamar al taller, preguntarle al tipo: "¿Qué hago ahora"? Y él me dirá algo así como: "Tienes que transferirlo del disco principal al disco duro". Probablemente acabaré borrándolo todo. La máquina de escribir descansa a mis espaldas y me dice: "Mira, yo sigo aquí"
Hay noches en las que este cuarto es el único sitio donde quiero estar. Y, sin embargo, subo aquí y me siento como una cáscara vacía. Sé que podría armar una buena y hacer que las palabras bailaran en esta pantalla si me emborrachara, pero tengo que recoger a la hermana de Linda en el aeropuerto mañana por la tarde. Viene a hacernos una visita. Se ha cambiado el nombre, de Robin a Jharra. Cuando las mujeres se van haciendo mayores, se cambian de nombre.
quiero decir, que muchas lo hacen. ¿Y si lo hiciera un hombre? Imaginaos que llamase a alguien:
-Oye, Mike, soy Tulip.
-¿Quién?
- Tulip. anteriormente Charles, pero ahoraa Tulip. No responderé más a Charles.
- Que te follen, Tulip.
Mike cuelga...
Hacerse viejo es muy extraño. Lo principal es que lo tienes que estar repitiendo: soy viejo, soy viejo.
Te ves en el espejo mientras bajas por las escaleras mecánicas, pero no miras directamente al espejo, echas una miradita de lado, con una sonrisa de precaución
No tienes tan mal aspecto; pareces una vela polvorienta. Qué se le va a hacer, que les den por el culo a los dioses, que le den por el culo a todo este juego. Tendrías que haberte muerto hace 35 años. Esto es un poco de paisaje extra, más ojeadas al espectáculo de los horrores. Cuanto más viejo es un escritor, mejor debería escribir; ha visto más, sufrido más, perdido más, está más cerca de la muerte. Esta última es la mayor ventaja. Y siempre está la siguiente página, ese folio en blanco de 21 X 29,7. La apuesta sigue en pie. Luego siempre recuerdas algo que ha dicho alguno de los muchachos. Jeffers: "Muéstrale sol a tu ira." Una maravilla. O Sartre: "El infierno son los demás." Dio en el blanco, y lo atravesó. Nunca estoy solo. Lo mejor es estar solo pero no del todo.
A mi derecha, la radio se esfuerza por traerme más música clásica de la grande. Escucho 3 o 4 horas de esta música todas las noches, mientras hago otras cosas o no hago nada. Es mi droga, me limpia completamente de toda la porquería del día. Los compositores clásicos hacen eso por mí. Los poetas, los novelistas, los cuentistas, no lo consiguen. Una pandilla de farsantes. La escritura tiene algo que atrae a los farsantes. ¿Qué será? Los escritores son los más difíciles de soportar, en la página o en persona. Y son peores en persona que en la página y eso es bien malo. ¿Por qué decimos "bien malo"? ¿Por qué no "mal malo"?
Bueno, los escritores son bien malos y mal malos. Y nos encanta maldecirnos unos a otros. Miradme a mi.
En cuanto a la escritura, básicamente sigo escribiendo de la misma manera que hace 50 años; puede que un poco mejor, pero no mucho. ¿Por qué tuve que cumplir los 51 años antes de poder pagar el alquiler con lo que escribía? Quiero decir, si no estoy equivocado y mi escritura no ha cambiado, ¿por qué tardé tanto? ¿Tuve que esperar a que el mundo me alcanzara? Y ahora, si me ha alcanzado, ¿dónde estoy? Estoy jodido, eso ya lo sé. Pero no creo que se me haya subido a la cabeza la poca o mucha suerte que he tenido. ¿Se da cuenta uno cuando se le suben las cosas a la cabeza? De todos modos no he caído en la complacencia. Hay algo dentro de mí que no puedo controlar.
Nunca puedo cruzar un puente con el coche sin pensar en el suicidio. Nunca puedo contemplar un lago o un océano sin pensar en el suicidio. Bueno, tampoco le doy demasiadas vueltas. Pero se me aparece de repente en la cabeza: SUICIDIO. Como una luz que se enciende. En la oscuridad. El hecho de que exista una salida te ayuda a quedarte dentro. ¿Me explico? De lo contrario, no quedaría más que la locura. Y eso no tiene gracia, amigo. Y terminar un buen poema es otra muleta que me ayuda a seguir adelante.
No sé lo que le pasará a otra gente, pero yo, cuando me agacho para ponerme los zapatos por la mañana, pienso: "Ah, Dios mío, ¿y ahora qué?" Estoy jodido por la vida, no nos entendemos. Tengo que darle bocados pequeños, no engullirla toda. Es como tragar cubos de mierda. Nunca me sorprende que las cárceles y los manicomios estén llenos, y que las calles estén llenas.
Me gusta mirar a mis gatos, me relajan. Me hacen sentirme bien. Pero no me metáis en una sala llena de humanos. No me hagáis eso jamás. Sobre todo en un día de fiesta. No lo hagaís.
Me enteré de que encontraron a mi primer mujer muerta en la India, y que nadie de su familia quiso hacerse cargo del cadáver. Pobre chica. Tenía un defecto en el cuello, no podía girarlo. Aparte de eso, era perfectamente hermosa. Se divorció de mi, e hizo bien. Yo no era lo bastante bueno ni lo bastante grande para poder salvarla.
Bukowski
de "El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco"
Otra del Buko...
así que, lo dicho, les dejo con un poco màs de prosa
http://www.geocities.com/sunsetstrip/5855/
A John William Corrington
Enero 17,1961
Hola, Sr. Corrington:
Bien, a veces ayuda recibir cartas como la tuya.Ya son dos. Un joven de San Francisco esccribió diciendome que algún día habrá quien escriba libros acerca de mi, si esto podra aydar en algo. Bueno, no estoy en busca de ayuda, o praise tampoco,y no estoy trattando de ser pesado. Pero yo solía jugar un juego conmigo mismo un juego llamado isla desierta, y mientras estava tirado en la carcel, en la clase de arte o caminando hacia la ventanilla de diez dolares en las carreras, me preguntaba, Bukowsky, si tú estuvieras en una isla desierta, tú solo, y nunca ser encontrado exepto por pájarros y gusanos,tomarías una vara y rascarías palabras sobre la arena? Yo tenía que decir no, y por un rato esto resolvía un montón de cosas, y me dejaba seguir adelante y hacer un montón de cosas que yo no quería hacer,y me alejaba de la máquina de escribir y me ponía en el pabellón de caridad del hospital municipal,la sangre corriendo fuera de mis oidos, de mi boca y de mi culo, y ellos ahí esperando a que yo muriese, pero nada pasaba. Y cuado salía me preguntaba otra vez,?Bukowsky, si estuviertas en una isla desierta y etc; y sabes pienso que era que la sangre había abandonado mi cerebro, o algo, y yo decía ,sí, sí,yo tomaría una vara yrascaría palabras sobre la arena. Bueno, esto solucionaba un montón de cosas porque me permitía seguir adelante y hacer las cosas, todas las cosas que no quería hacer,y me dejaba tener la máquina de escribir también; y desde que ellos me dijerosn qu un trago más me mataría,ahora le he bajado a dos galones de cerveza al día.
Pero la escritura,por supuesto. cómo el matrimonio, la caída de la nieve o las llantas de los autos,no siempre perdura. Tú puedes ir a la cama el miercoles en la noche siendo un escritor y despertar el jueves por la mañana y ser otra cosa totalmente diferente. O puedes irte a la cama el miercoles por la noche siendo un plomero y despertar el jueves por la mañana siendo un escritor. Este es el mejor tipo de escritores. ...Muchoes de ellos mueren. claro. por sus arduos intentos; o por otro lado, porque se vuelven famosos y todo lo que escriben es publicado y ya no tienen que buscar más. La muerte tiene muchas avenidas. y si a pesar de todo tú dices que mi material te gusta ,quiero que sepas que si se vuelve rot, no sera porque trate demasiado duro o muy poco, sera porque me quedado, o sin cervezas o sin sanagre. Para lo que sirva, puedo permitirme esperar: Tengo mi vara y tengo mi arena.sábado, mayo 31, 2008
Màs que un relato una charla sin pretenciones..
el viernes (hoy es sábado y ya estoy en Mvdeo. en visita a mis viejos y amigos) me subí como todos los días, escogí la ventana del lado que en unos quilometros estaría el mar y me senté a pensar y charlar conmigo... He de aclarar que por lo general me aburro mucho cuando estoy conmigo a solas y en esos momentos me echo a dormir mecido por el vaiven del bus, esa mañana no se me antojaba el sueño... y el paisaje transcurría a unos 80 km por hora. Llegando al segundo peaje un hombre de unos cuarenta y pico, de campera abrigada de la que debajo sobresalía el final de una túnica blanca y un portafolio de cuero marrón muy gastado se adelanta y se acerca a la puerta para avisar de que se bajaba... como estaba cerca oí toda la charla entre chofer, guarda y este tipo... Resulta que el loco era un maestro que trabajaba en Gregorio Aznares (pueblo cuya ubicación ignoro y que solo puedo localizar entre Parque del Plata y Piriápolis y a unos 5 km. de la ruta) y que todos los días debía recorrer esos 5 km. que le separaba del pueblo y que con mucha suerte alguien lo levantaba y lo acercaba un poco más. cuando el chofer respondió diciendo algo así como pah... ta salado, el maestro contestó : " y bueno, estoy cumpliendo con el país" y con un que pasen bien se bajó del bus... Siguiendo viaje el chofer le contó un poco al guarda que parece que este maestro vive en Pque, del Plata y entre semana se quedaba a dormir en la escuelita de Aznares pero que luego de unos 3 robos totales de su casa, puesto que los malhechores sabían que este tipo dormía en la escuela en que trabajaba decidió hacer estos viajes diarios... La verdad es que en ese momento y aún ahora me quedé como medio mal. No se como explicarlo, el ómnibus seguía su viaje y yo pensando en el pobre loco en como se despidió en cual era su explicación de la labor que cumplía (con la que no puedo más que demostrar mi admiración) y vaya uno a saber que tantas cosas más habrían pasado a este loco... y resumiendo, era algo que les tenía que contar, no se porque, pero debía hacerlo... Y no crean que estoy intentando escribir una moraleja ni una explicación del tipo de "porque a la gente buena le pasa cosas malas"... no es así, y para despejar toda duda, aclaro mi falta de creencia en toda esa mentira del ser omnipotente que controla todo y cuyo designio hay que aceptar con resignación... a mi todo eso me suena a cuento para mantener a raya a las personas... es una cagada y si de veras hay un dios entre medio de esto, les puedo asegurar que el solo está sentado junto a todas las deidades de otros pueblos con un vasito de vino tinto y jugando a las cartas, apostando las vidas de sus creyentes... y si esta teoría les molesta, poco me interesa
Un abrazo para todos y bueno, no me queda más que darle las gracias, o mi más sentido pésame a todo el que por unos minutos pasa por este blog y le dedica un poquito de su tiempo.
sábado, mayo 24, 2008
Que sorpresa...
Buenas para todos... que sorpresa esto del disco del año en los grafitis... (pa el que no sabe... el grafiti son como los gramys uruguayos... obviamente que menos terrajas y comerciales)...
Disco del año para la Hermana Menor... de veras que no lo esperaba. No se malentienda, no lo esperaba por el tipo de banda que es la hermana, por la poca trascendencia mediàtica que tiene, con respecto al disco, es un discazo... destinado a ser de esos que se valoran con el correr de los años, aunque admito mi debilidad para con el primero (ex)... felicitaciones para la hermana por esto... en serio... y al jurado que los votò.. por levantar un poco la apuesta (y afinar el oido) y no hacer la facil de votar disco del año alguno de trotsky, doberman, o algun otro clon de esos que abundan en la mùsica uruguaya y si hacerlo con una banda distinta... En fin, terminarè con esta sesión de sexo oral para con la Hermana Menor... y les dejo a todos un abrazo grande...
viernes, mayo 16, 2008
Mi barrio tenía algo
MI barrio tenía algo.
Mi barrio tenía plazas, niños jugando al fútbol, palomas, charcos, novios, mugre y personalidad. Recuerdo que en las noches de miércoles casi nadie andaba en sus calles, solo unos pocos vagos que nos escondíamos para fumar un porro y tomar unos vinos. Siempre estaba cerca el fresco olor del mar. Pasábamos horas con los pibes hablando de tonterías, tonterías que llegado a un punto siempre tenían un sentido moral, fugaz, pero moral al fin.
Mi barrio tenía calles, sigilos, música, deporte, viejos que solo sabían gruñir, traficantes, inocencia y soledad. Me encantaba caminar por sus calles y encontrarme con la casa de una antigua novia, me gustaba cuando llovía y con una pelota y las ganas jugábamos un partido de fútbol en el potrero (más emocionante que una final del mundo), adoraba pasar por aquel árbol que desprendía fragancia de libertad. De noche cuando volvía enojado, por lo general iba pateando piedras; al otro día, esas mismas piedras observaban mi andar, y a pesar de haberlas pateado ellas estaban de nuevo ahí esperando la patada, eran las únicas testigos de la individualidad.
Mi barrio tenía mentiras, ladrones, bellezas, riquezas, pobrezas, partidos clásicos y hermandad. Cuando festejábamos las calles se llenaban de colores, banderas, fuegos artificiales y mucho alcohol. La gente pobre pasaba mirando como los ricos, con sus lujosos coches y con el vaso de whisky, disfrutaban de su vida. Ellos, sin embargo, buscaban algo que les ayudará a alimentar a su familia. ¿Te acordás como la luna iluminaba el mar? La gente se peleaba por ingenuidades. La gente sabía como caminar.
Mi barrio tenía lluvia, grafitis, escuelas, drogas, trueques, bares y maldad. Cuando el viento de invierno pasaba por las calles, los árboles se sacudían dejando sus hojas sobre la tierra. Los piropos nunca faltaban, eso no. En verano había movimientos de vida, ansiedad y alegría. Teníamos anécdotas de héroes, pelotudos, muertes y hostilidad. El barrio llega a todo el mundo, a veces se oyen rumores lejanos de él, es un barrio internacional.
Mi barrio tiene un recuerdo. Es la imagen de vos y yo caminando en la oscuridad, agarrados de las manos, perdiéndonos como dos niños en navidad.
domingo, mayo 04, 2008
Abraza la oscuridad
Abraza la oscuridad.
La confusion es el dios
la locura es el dios la paz permanente de la vida
es la paz permanente de la muerte. La agonia puede matar
o puede sustentar la vida
pero la paz es siempre horrible
la paz es la peor cosa
caminando
hablando
sonriendo
pareciendo ser.
no olvides las aceras,
las putas,
la traicion,
el gusano en la manzana,
los bares, las carceles
los suicidios de los amantes.
aqui en Estados Unidos
hemos asesinado a un presidente y a su hemano,
otro presidente ha tenido que dejar el cargo.
La gente que cree en la politica
es como la gente que cree en dios:
sorben aire con pajitas
torcidas
no hay dios
no hay politica
no hay paz
no hay amor
no hay control
no hay planes mantente alejado de dios
permanece angustiado deslizate.
viernes, abril 25, 2008
Cambios y el gran Petit...
Además y como motivo principal de esta posteada tengo para pasarles el blog de Arístides... "El Gran Petit" que vio la cyber luz hace poco y que por motivos de ausencia (mía) recién ahora me digno a escribir sobre él..
http://elgranpetit.blogspot.com/
en fin, luego charlaremos un poco, como se debe, con cerveza de por medio y frente a frente...
un abrazo para todos
domingo, abril 06, 2008
Confesiones de otoño (leelo Diego)
Luego del hallazgo casi que arqueológico abrí la compactera de un maltrecho p3 que conseguí hace poco (gracias a Alvarito mendez) y man on the moon abría el compilado ... luego electrolite, despues una de mis preferidas... all the way to reno, la siguiente era loosing my religion (que más decir sobre este tema)... y bueno , en eso estoy ahora... aplaudiendo con el estribillo,.,,solo estoy esperando a ver en que puesto me puso el sorete de Diego Shiny happy people (de seguro no se escribe asi, pero bue)... en fin, REM está bueno, sobre todo si se consume en dosis de compilado.
Resumiendo (si me llamas voy), me retracto de casi todo lo dicho sobre REM.
PD: Rara vez serán testigos de una declaración como esta, asi que disfrutenla mientras dure.
Again
Además de para saludarles y contar esto que a pocos les interesará escribo para pasarles una web nueva que tiene el episodio piloto de MAÑECOS, que es el primer pedazo de serie animada que el amigo Mario ha hecho.. Luego de la accidentada avant-premiere en casa de Dan, pero a no preocuparse que terminaron todos ilesos puedo decirles que se vana reír bastante, asi que entre a este link www.manecos.com y bueno,nada más... un abrazo para todos y que estén bien
miércoles, marzo 19, 2008
Los nueve mil millones de nombres de Dios
Relato de Arthur C. Clarke, ganador del premio Hugo (retoractivo) a mejor cuento corto del año 1954.
Los nueve mil millones de nombres de Dios
El doctor Wagner se contuvo haciendo un esfuerzo. La cosa tenía mérito. Después dijo: –Su pedido es un poco desconcertante. Que yo sepa, es la primera vez que un monasterio tibetano encarga una máquina de calcular electrónica. No quisiera parecer curioso, pero estaba lejos de pensar que un establecimiento de esta naturaleza tuviese necesidad de aquella máquina. ¿Puedo preguntarle qué piensa hacer con ella? El lama se ajustó los faldones de su túnica de seda y dejó sobre la mesa la regla de cálculo con la que acababa de hacer la conversión de libras en dólares. –Con mucho gusto. Su calculadora electrónica tipo cinco puede hacer, si su catálogo no miente, todas las operaciones matemáticas hasta diez decimales. Sin embargo, me interesan letras y no números. Tendría que pedirles que modificasen el circuito de salida, de modo que imprimiese letras en vez de columnas de cifras. –No acabo de comprender... –Desde la fundación de nuestro monasterio, hace más de tres siglos, nos hemos venido consagrando a cierta labor. Es un trabajo que acaso le parezca extraño, y por ello le pido que me escuche con espíritu abierto. –De acuerdo. –Es sencillo. Estamos redactando la lista de todos los nombres posibles de Dios. –¿Cómo? El lama prosiguió, imperturbable: –Tenemos excelentes razones para creer que todos estos nombres requieren, como máximo, nueve letras de nuestro alfabeto. –¿Y han estado haciendo esto durante tres siglos? –Sí. Y hemos calculado que necesitaríamos quince mil años para completar nuestra tarea. El doctor lanzó un silbido ahogado, como si estuviera un poco aturdido. –O. K. Ahora comprendo por qué quiere usted alquilar una de nuestras máquinas. Pero, ¿cuál es el objeto de la operación? El lama vaciló una fracción de segundo, y Wagner temió haber molestado a aquel singular cliente que acababa de hacer el viaje de Lhassa a Nueva York con una regla de calcular y el catálogo de la «Compañía de Calculadoras Electrónicas» en el bolsillo de su túnica de color azafrán. –Puede llamarlo ritual si así lo quiere –respondió el lama–, pero tiene una gran importancia en nuestra fe. Los nombres del Ser Supremo, Dios, Júpiter, Jehová, Alá, etc., no son más que rótulos escritos por los hombres. Consideraciones filosóficas demasiado complejas para que se las exponga ahora nos han dado la certidumbre de que, entre todas las permutaciones y combinaciones posibles de letras, se encuentran los verdaderos nombres de Dios. Pues bien, nuestro objeto consiste en encontrarlos y escribirlos todos. –Ya comprendo. Han empezado ustedes con A.A.A.A.A.A.A.A.A. y terminarán con Z.Z.Z.Z.Z.Z.Z.Z.Z. –Con la diferencia de que utilizamos nuestro alfabeto. Desde luego, supongo que les será fácil modificar la máquina de escribir electrónica adaptándola a nuestro alfabeto. Pero hay otro problema más interesante, la disposición de circuitos especiales que eliminen las combinaciones inútiles. Por ejemplo, ninguna de las letras debe aparecer más de tres veces sucesivamente. –¿Tres? Querrá decir dos. –No. Tres. Pero la explicación detallada requeriría demasiado tiempo, aunque comprendiera usted nuestra lengua, Wagner dijo, precipitadamente: –Claro, claro. Prosiga. –Le será fácil adaptar su calculadora automática para lograr este punto. Convenientemente dispuesta una máquina de este tipo puede permutar las letras unas tras otras e imprimir el resultado. De esta manera –concluyó el lama tranquilamente–, lograremos en cien días lo que nos habría costado quince mil años más.
El doctor Wagner creyó perder el sentido de la realidad. Las luces y los ruidos de Nueva York parecían esfumarse al llegar a las ventanas del building. Allá, a lo lejos, en su remoto asilo montañoso, los monjes tibetanos componían desde hacía trescientos años, generación tras generación, su lista de nombres desprovistos de sentido... ¿Acaso la locura de los hombres no tenía un límite? Pero el doctor Wagner no debía manifestar sus pensamientos. El cliente tiene siempre razón... Respondió: –No cabe duda de que podemos modificar la máquina tipo cinco de manera que imprima las listas como usted desea. Me preocupa más la instalación y el manejo. Además, no será fácil transportarla al Tibet. –Esto puede arreglarse. Las piezas sueltas son lo bastante pequeñas para que puedan transportarse en avión. Por esto hemos escogido la máquina de ustedes. Envíen las piezas a la India, y nosotros nos encargaremos de lo demás. –¿Desean los servicios de dos de nuestros ingenieros? –Sí, para montar la máquina y vigilarla los cien días. –Enviaré una nota a la dirección de personal –dijo Wagner, escribiendo en un bloc–. Pero aún hay dos cuestiones más que resolver... Antes de que pudiese terminar la frase, el lama había sacado del bolsillo una hojita de papel. –Aquí tiene el estado, certificado, de mi cuenta en el Banco Asiático. –Muchas gracias. Perfectamente... Pero, si me permite, hay otra cuestión, tan elemental que casi no me atrevo a mencionarla. A menudo ocurre que se olvidan las cosas más evidentes... ¿Disponen de energía eléctrica? –Tenemos un generador Diesel eléctrico de cincuenta kilovatios y ciento diez voltios. Fue instalado hace cinco años y funciona bien. Nos facilita la vida en el monasterio. Lo compramos principalmente para hacer girar los molinos de oración. –Ah, ya. Naturalmente. Hubiese debido pensarlo...
La vista, desde el parapeto, producía vértigo. Pero uno se acostumbra a todo. Tres meses habían transcurrido, y a Georges Hanley no le impresionaban ya los seiscientos metros de caída vertical que separaban el monasterio de los campos cuadriculados del llano. Apoyado en las piedras redondeadas por el viento, el ingeniero contemplaba con ojos cansinos las montañas lejanas cuyos nombres ignoraba. «La operación nombre de Dios», según la había bautizado un humorista de la Compañía, era sin duda el trabajo más desconcertante en que jamás hubiera participado. Semana tras semana, la máquina tipo cinco modificada había llenado miles y miles de hojas con sus inscripciones absurdas. Paciente e inexorable, la máquina calculadora había agrupado las letras del alfabeto tibetano en todas las combinaciones posibles, agotando una serie tras otra. Los monjes recortaban ciertas palabras al salir de la máquina de escribir eléctrica y las pegaban devotamente en unos enormes registros. Dentro de una semana, su trabajo habría terminado. Hanley ignoraba qué cálculos oscuros los habían llevado a la conclusión de que no hacía falta estudiar conjuntos de diez, de veinte, de cien o de mil letras, y no tenía ningún empeño en saberlo. En sus pesadillas, soñaba algunas veces que el gran lama decidía bruscamente complicar un poco más la operación y que había que proseguir el trabajo hasta el año 2060. El hombre parecía muy capaz de una cosa así.
Crujió la pesada puerta de madera. Chuk se reunió con él en la terraza. Chuk estaba fumando un cigarro, como de costumbre. Se había hecho popular entre los lamas repartiéndoles habanos. «Aquellos individuos podían estar completamente desquiciados –pensó Hanley–, pero no tenían nada de puritanos.» Las frecuentes excursiones al pueblo no habían carecido de interés. –Escucha, Georges –dijo Chuk–, estoy preocupado. –¿Se ha estropeado la máquina? –No. Chuk se sentó en el parapeto. Fue algo sorprendente, pues, de ordinario, temía el vértigo. –Acabo de descubrir el objeto de la operación. –¡Pero si ya lo sabíamos! –Sabíamos lo que querían hacer los monjes, pero ignorábamos el porqué. –¡Bah! Están chalados... –Escucha, Georges, el anciano acaba de explicármelo. Piensan que cuando se hayan escrito todos estos nombres (que, según ellos, son unos nueve mil millones), se habrá alcanzado el divino designio. La raza humana habrá cumplido la misión para la que fue creada. –Y después, ¿qué? ¿Esperan, acaso, que nos suicidemos? –Sería inútil. Cuando la lista esté terminada, intervendrá Dios, y todo habrá acabado. –¿Se acabará el mundo? Chuk lanzó una risita nerviosa. –Esto es lo mismo que le he dicho al anciano. Entonces él me ha mirado de un modo extraño, como el maestro a un discípulo particularmente lerdo, y me ha dicho: «¡Oh, no será una cosa tan insignificante!» Georges reflexionó un momento. –Es un tipo que, por lo visto, tiene grandes ideas –dijo–, pero no veo que cambie nada la situación. Ya habíamos convenido en que están locos. –Si. Pero, ¿no te das cuenta de lo que puede ocurrir? Si, terminadas las listas, no suenan las trompetas del ángel Gabriel, en su versión tibetana, pueden pensar que es por culpa nuestra. A fin de cuentas, utilizan nuestra máquina. No me gusta esto... –Comprendo... –dijo Georges, muy despacio–, pero ya he visto otros casos parecidos. Cuando yo era pequeñín, hubo en Luisiana un predicador que anunció el fin del mundo para el domingo siguiente. Centenares de personas le creyeron. Incluso algunas se vendieron sus casas. Pero nadie se encolerizo cuando pasó el domingo. La mayoría pensó que había sido sólo un pequeño error de cálculo, y muchos de ellos siguen creyendo igual. –Para el caso de que no lo hayas notado, debo advertirte que no estamos en Luisiana. Estamos solos, los dos, entre centenares de monjes. Son muy simpáticos, pero preferiría hallarme lejos cuando el viejo lama se dé cuenta del fracaso de la operación. –Hay una solución: un pequeño sabotaje inofensivo. El avión llega dentro de una semana, y la máquina acabará su trabajo en cuatro días, a razón de veinticuatro horas por día. Sólo tenemos que hacer una reparación que dure tres o cuatro días. Si calculamos bien el tiempo, podemos hallarnos en el aeropuerto cuando salga de la máquina la última palabra. Siete días más tarde, cuando sus caballitos montañeros descendían la carretera en espiral, Hanley dijo: –Siento un poco de remordimiento. No huyo porque tenga miedo, sino porque me dan pena. No quisiera ver la cara que pondrá esta buena gente cuando se detenga la máquina. –Si no me equivoco –dijo Chuk–, han adivinado perfectamente que huíamos, y les ha tenido sin cuidado. Ahora saben que la máquina es absolutamente automática y que huelga toda vigilancia. Y también creen que no habrá un después. Georges se volvió en la silla y se quedó dormido. La mole del monasterio recortaba su parda silueta sobre el sol poniente. Unas lucecitas brillaban de vez en cuando bajo la masa sombría de las murallas, como los tragaluces de un navío en ruta. Eran lámparas eléctricas suspendidas en el circuito de la máquina número cinco. « ¿Qué sucedería con la calculadora eléctrica? –se pregunto Georges–. ¿La destruirían los monjes, a impulsos del furor y el desengaño? ¿O volverían a comenzar de nuevo?»
Como si todavía estuviese allí, veía todo lo que pasaba en aquel momento en la montaña, detrás de las murallas. El gran lama y sus auxiliares examinaban las hojas, mientras los novicios recortaban nombres extravagantes y los pegaban en el enorme cuaderno. Y todo esto se realizaba en medio de un religioso silencio. No se oía más que el tableteo de la máquina, golpeando el papel como una lluvia mansa. La propia máquina calculadora, que combinaba millares de letras por segundo, era absolutamente silenciosa... La voz de Chuk interrumpió sus sueños. –¡Míralo! ¡He ahí una visión agradable! Semejante a una minúscula cruz de plata, el viejo avión de transporte «D. C. 3» acababa de posarse allá abajo, en el pequeño aeródromo improvisado. Esta visión daba ganas de beber un buen trago de whisky helado. Chuk empezó a cantar, pero se interrumpió de pronto. Las montañas parecían restarle ánimos. Georges consultó su reloj. –Estaremos en el llano dentro de una hora –dijo. Y añadió–: ¿Crees que habrá terminado el cálculo? Chuk no respondió, y Georges levantó la cabeza. Vio que el rostro de Chuk estaba muy pálido, vuelto hacia el cielo. –Mira –murmuró Chuk. Georges, a su vez, levantó los ojos. Por última vez, encima de ellos, en la paz de las alturas, las estrellas se apagaban una a una...
sábado, marzo 01, 2008
En un leve estado de ausencia...
domingo, febrero 17, 2008
Exile on main street
Si bien no soy un reconcocido rollnga (palabra fea si las hay) en esta ocasión tengo que recomendarles este gran disco de los Stones... Exile on main street es de lo mejor que he escuchado ultimamente... les dejo con una reseña bastante más elaborada y que les puede gustar...
El disco se puede bajar con utorrent en este link http://www.bitenova.nl/tt/evity
o por el foro de guanakoo donde están unos cuantos discos de los stones... hay que registrarse antes http://www.guanakoo.org/showthread.php?t=1977
Que lo disfruten
Después de haber publicado discos como *Beggar's Banquet* y *Let It Bleed* a finales de los 60, y tras el impacto de *Sticky Fingers* (1971), en 1972 los *Rolling Stones* editan *Exile On Main Street* (Exilio en la calle principal), donde el grupo demostró su admiración por el blues, soul y rock'n'roll. Para algunos es el último gran disco de los Stones, un álbum doble (reeditado en un solo CD), grabado en condiciones de drogas, alcohol, orgias, disputas, pasotismo..., y quizá no uno de los más conocidos. Incluye pocos éxitos o temas más famosos, quizá *Tumbling Dice*, sea el más reconocido por el gran público. Un disco por descubrir... El grupo se metió, cada uno a su bola, en una decadente mansión de la Riviera francesa, grabando de forma autónoma y casera el álbum, disfrutando de total libertad a la hora de componer, entre fiesta y fiesta. Y así crean una grabación diferente, ruidosa, sucia, caótica, Exile On Main Street, con canciones blues, rock'n'roll, soul, country e incluso gospel. The Rolling Stones La mayor parte de los temas no fueron escritos, solo improvisados. Sweet Virginia y Tumbling Dice, realmente fueron canciones que no dió tiempo a introducir en /Sticky Fingers/ y que fueron recuperadas para este álbum. El quinteto: Mick Jagger, Keith Richards, Mick Taylor, Bill Wyman y Charlie Watts; se encuentra acompañado por nombres habituales como Ian Stewart, Nicky Hopkins, Bobby Keyes, Billy Preston o Jim Price, entre otros.
sábado, febrero 16, 2008
Viaje del desterrado
Y así, tropezando en yermos agrestes y relegados, llego a los confines más desatinados y penumbrosos de mi nublada vista. El pueblo esta vacío.
Las ventanas rotas en casas de madera reflejan los rayos de sol, la piel palpa el calor ardiente que baja desde las alturas. Mis pasos son silenciosos en esta calle de tierra y pedregullo, que se pierde en el horizonte, detrás de una montaña. Empujado por un céfiro constante, avanzo tan extrañado como intrigado. La familiaridad transparente que yace en los alrededores, silba una radiante melodía. En el cielo un buitre vuela en derredor del pueblo, inclinando su perfil hacia mí.
Me topo con un descuidado establo. Hay velas tiradas, un hueso y paja amarillenta diseminada en el suelo, del que surge un potente olor a ranciedad. Las vigas están débiles, se ven agujeros antiguos dejados por termitas que ya no están. Las cubas con agua estancada, son el hogar de raros insectos que nunca antes había visto. La desolación es tan densa, que mi sentido unitivo se concentra en el silencio aberrante. Camino por el establo, lo exploro, todo parece estar ordenado con un criterio perspicaz: ninguna vela toca las pajas amarillas, las cubas cambian de posición según el recinto, denotando un orden referido a algún tipo de numerología que no deduzco, una pala apoyada levemente sobre una viga, ostenta que el cambio en su posición acarrearía al derrumbe del lugar, la luz que entra por la banderola, solo ilumina el lugar por donde el cuidador se movería, los pobres animales nunca podrían haber sido iluminados de esta manera. El hueso colocado en medio del establo, sobre un poco de paja y tierra, me atrae más que nada. Me acerco hacia el y lo agarro, lo observo y examino, parece un fémur humano, pero falta la cavidad de la rótula, no sé de qué criatura pueda ser. Luego de probar su espectacular solidez, lo dejo donde estaba y salgo del vetusto lugar.
Sobre el camino principal, colgadas de altas columnas, dos pancartas raras llaman mi atención. La primera, roja y negra, con letras blancas que no conozco, es la más pequeña y desgastada. La otra es bastante grande, plateada con pecas azules, no dice nada pero tiene dibujos extraños, los cuales siento haberlos visto en algún sueño: una criatura anaranjada parecida a un dragón con melena, una elipse dorada y una palmera alta y fina. Luego de estimarlas, continúo mi andar. Por entre las construcciones se desplaza el polvo, bolsas de nylon, moscas y ovillos de secas ramas. El buitre continúa su monótono círculo eterno. De pronto escucho el ruido del mar en mis espaldas, volteo, todo está igual. Giro nuevamente y doy unos pasos, siento una mudez ridícula en mis adentros, el calor sofocante se funde en mis hombros de forma penetrante. Entre los mareos y la sed, adelante, dirigiéndose en el aire hacia mí, aparece una figura extraña. Un espectro: desvanecido desde el torso hacia abajo, vestido con jirones sucios, cabizbajo, con un gesto sumamente triste y melancólico. Doy un paso al costado para no toparme con él. Sin levantar la vista, sigue su camino, hasta desaparecer en el reflejo oblicuo de un rayo de sol, que brilla en un vidrio roto.
Mis pasos atónitos siguen su rumbo. Cuento las casas que hay hasta el final del pueblo: son trece y una más grande al final del camino, con un gran zaguán, en el que se encuentra un cartel que dice comisaría.
La primera casa que está a mi derecha carece de una puerta. Las ventanas están atrancadas con fuertes tablas de madera. Con suavidad e intriga, mi cuerpo se aventura al interior.
Todo está oscuro, lo único que la luz que penetra por la abertura principal ilumina, es una mesa de roble rota en numerosos pedazos. Camino pisando diferentes objetos. Me agacho y recojo un tenedor y una rueda oxidada de bicicleta. No veo nada, caigo y me golpeo en la cabeza con una silla. Me levanto dolorido. Cada paso es un estruendo en el silencio mimetizado de oscuridad, mis manos se mueven en el perímetro pero no tocan nada, mis pies atropellan cada objeto desconocido. Entre el susto y la insidia ambiental, me agacho y permanezco quieto unos instantes. Tanteo mis alrededores con las manos, toco algo, duele, me corto profundamente, no sé con qué, deduzco que es un vidrio. Tengo que salir de acá. Perdí la luz. Sigo caminando. Llego a una escalera, pero esta desciende. No puedo entrar ahí, algo intangible me obstaculiza. El coraje de mi cuerpo, inquieto y desesperado, ataca contra todo, patea, empuja, golpea. Corro en círculos, y por fin, la penumbra. Allá esta la salida, hacia allí voy. Estoy afuera.
El pueblo sigue tranquilo y tácito como antes. Abandono el portal de la casa sin mirar atrás. Un fuerte viento choca contra mí, una gran humareda de polvo se levanta y me ciega momentáneamente. Me rasco los ojos, la visibilidad regresa. En la mitad del pueblo, se encuentra una vieja fuente. Me acerco a ella y veo: sus azulejos son blancos y azules, el agua es cenagosa, en el fondo puedo ver dos brillantes monedas. El buitre grazna desde las alturas. Aproximo mi cara al agua y observo el reflejo. El difuso retrato que me ofrece la fuente me desconcierta, ese no soy yo… o tal vez sí.
Miro a mis alrededores, la calma despabila los sentidos, la ardedura ambiental se apoya en mi nuca y la falta de aire me importuna. Avanzo lentamente, una piedra en mis zapatos empolvados me molesta.
En frente a la fuente se encuentra una cabaña regia y ostentosa, es la más majestuosa de todas, sin duda. Sus ventanas están sanas, creo que está construida con caoba, tiene dos pisos y un enorme porche. Lleno mis pulmones de aire y oso introducirme en ella.
La puerta chilla mientras la abro con lentitud. Enorme es su comedor, la mesa principal posee seis sillas hermosas, todo está ordenado y el aire contiene fragancia a vida y movimiento. En las paredes cuelgan hermosos cuadros de pájaros, abstracciones y colores descompuestos. Camino atento entre los muebles, temo desordenar por causa de mi brutalidad, la melodía lejana de un violonchelo suaviza mi andar. Sobre un taburete, en el rincón de la morada, una escultura pequeña tallada en bronce, es un caballo apoyado en una de sus patas, relinchando, sugestiona libertad. Lo tomo en mis manos, su diseño es perfecto, la suavidad del metal es extrema, exagerada.
Subo las escaleras. A mi izquierda el baño y delante una puerta cerrada. Intento abrir, pero no abre. Tomo carrera y con todas mis fuerzas la tumbo, cayendo en el medio de la habitación.
Me levanto agarrándome de la cama que hay a mi lado, sus sabanas blancas y con perfume de oliva, están perfectamente estiradas. Me acerco al gran rosetón que mira al pueblo y aprecio la tranquilidad que sube hasta mí. Doy unos pasos en la habitación. En el suelo, tirado y resquebrajado, un antiguo reloj con números amplios, yace solitario dando las doce en punto. Estoy por abandonar el cuarto, pero un retrato apoyado en la mesa de luz me atrae. Sin tocarlo, me agacho e inspecciono. Una joven niña, sonriendo con timidez, me observa desde la profundidad de la fotografía. Siento una gran familiaridad y adoración recóndita. Me pregunto quien será esa niña. Un impacto espinoso explota en mi pecho, frunzo el ceño y siguiendo mi estupefacción perceptora, abandono primero la habitación y luego la casa.
El sol ya ha descendido, lo suficiente como para decir que ya no sofoca. Miro hacia las alturas, el buitre no está. Camino unos pasos hacia la siguiente casa. El graznido agudo de mi acompañante llama desde la parte superior del frontispicio de la cabaña, giro, él me observa atento y no quita sus ojos de mí. Dudoso retomo mi circuito, con cautela.
La casa que tengo en frente no tiene ventanas, es la única construida con arena y Pórtland, sus paredes están coloreadas con diferentes tonos de humedad. Su puerta de metal está trabada con un candado oxidado. En el suelo hay una maza, la herramienta está a mi alcance, tal vez es casualidad, tal vez no. Agarro la maza y empiezo la pujanza, golpeo con mucha fuerza, una y otra vez, mi antiguo rasguño profundo se abre un poco más y la sangre asoma. Abandono mi tarea. Pienso unos segundos y una necesidad foránea me obliga a intentarlo una vez más. Esta vez lo intento con furia y excitación. El candado cede. Con los ojos atentos y lleno de mesura abro la puerta y entro. Esta vacía. No entiendo, estoy desconcertado, no hay nada, solo paredes y tufo a saturación. Recorro la casa, están las habitaciones correspondientes, pero ningún objeto. Me pregunto cual era la misión del candado. Me siento en el suelo de la cámara más amplia y medito, me cuestiono mi existencia dentro de este pueblo desolado. Termino mi meditación, respiro por última vez el aire condensado y salgo a la calle.
Hay casas que no atraen mi atención, no puedo evitarlo. Mi cuerpo siente el cansancio, me acerco a la fuente y me mojo la cara. Agotado me tiro en el suelo, de forma horizontal y cierro los ojos que se tiñen de anaranjado por el sol. Respiro con intensidad, lleno mis pulmones de oxigeno, en mi distendida mente recuerdo que mi camino no ha terminado. Me paro. Avanzo.
Ya he incorporado la esencia del pueblo. Deseo continuar mi odisea en otra parte, pero antes, la comisaría.
Me acerco observando las abarrotadas ventanas, y como si algo hubiese cambiado, lleno de ánimo renovado, entro.
El desorden es intenso: papeles tirados en el suelo, un escritorio repleto de útiles de oficina, una lámpara rota y fragmentada en un rincón, el escritorio no tiene silla. Una energía delirante me posee, dándome vitalidad y rebeldía rencorosa. El escritorio se transforma en mi enemigo y embisto. Le doy tantas patadas, que no soporta la fuerza enajenada de mi insubordinación y cae. En el suelo el caos es visible, los objetos, quietos y apacibles, demuestran la necesidad de escapar. No pueden. Ahora tengo sed, la garganta seca me ahoga. Dando trancos llego al baño y prendo la canilla de la pileta. El agua es oscura y con olor a podrido. Busco en todas direcciones, ¡la sed!, detrás del retrete una cantimplora. Estoy salvado. Bebo con desesperación, respiro, me calmo. Regreso y busco entre la anarquía del papeleo. Nada me sirve. En el escritorio desbaratado, sobreviven sus dos cajones. Uno vacío, en el otro un revolver. Lo agarro e inspecciono, está en perfectas condiciones. Abro el tambor, tiene una sola bala. Me puede servir para el futuro, lo guardo acomodándolo entre el pantalón y el cinturón, queda bien ajustado. Antes de irme, necesito usar el retrete, pero una mejor idea aparece en mi mente. Bajo el cierre de mi pantalón y me distiendo, la orina empapa en círculos cada cobijo de este detestable lugar.
El sol se está escondiendo detrás de la montaña. Doy una última mirada a mi anfitrión, el olvido impregna la calle que se hunde en la tristeza, derrochando nostalgia. Su silencio me da la despedida en un viento cálido, que me conmueve y toca con deseos de eternidad.
Doy la espalda al pasado y sigo. Mientras mi caminata se efectúa, escucho el sonido de dos alas que se acercan a mí. Vuelvo y presto atención. El buitre vuela directo hacia mi postura. Mis pies se clavan al piso y mis sentidos latentes invocan la defensa. El buitre aterriza, cerca de mí, a casi dos metros. Cierra sus alas y su mirada se clava en la mía, la sequedad de su porte es contundente. No deja de mirarme. Hace un gesto que no logro interpretar y retoma su vuelo. Yo, inseguro y cándido, sin olvidar mi fuerza decisiva, vuelvo a mi travesía.
El camino se empina hacia la cumbre de la montaña. El viaje es arduo y parece no tener fin. Mis ideas son incompletas, llenas de vigor y ávidas de conocimiento. Finalmente llego a la cima. Detrás de la montaña el sol sigue brillando con ímpetu. Allá abajo, en el valle, veo otro pueblo. En el cielo el buitre, vuela acompañando mi figura, adicto a mis movimientos. Comienzo el descenso.
Y así, tropezando en yermos agrestes y relegados, llego a los confines más desatinados y penumbrosos de mi nublada vista. El pueblo esta vacío.
jueves, febrero 14, 2008
El país de octubre...
Para quien le guste lo que hace Ray Bradbury este libro (el país de octubre) va a ser algo así como encontrar un tesoro. Es un libro de cuentos que quizás no sea tan conocido como otros del autor, pero que en el tipo de climas en que se desarrollan está muy bueno.
Lo descubrí una tarde que estaba en la biblioteca nacional haciendo un largo trabajo para el IPA sobre unos pueblos misioneros del 1700 y en un momento de pudrición busqué algo más para leer... debo decir que el lugar en que me encontraba, la biblioteca, la oscuridad alrededor y la mesita iluminada, invitan a leer y sumergirse de lleno en lo que sea que uno lee, y así fue que conocí al libro... Años más tarde, hablando con Gabriel (el paja), tipo que lee y mucho, le conté del libro, que no había terminado de leer aquella tarde en la biblioteca y el lo consiguió... y antes de irse para España me lo dejó encargado. Es un libro al que se aprende a tomarle mucho cariño. al menos así me pasó, además del valor agregado de que me lo legó un amigo que ahora está lejos.
Les dejo con las primeras líneas del libro y a modo de introducción.
El país de octubre
.... el país donde siempre está haciéndose tarde. El país donde las colinas son niebla y los ríos neblina; donde el mediodía pasa rapidamente, donde se demoran la oscuridad y el crepúsculo, y la medianoche no se mueve. El país que es principalmente sótanos, subsótanos, carboneras, armarios, altillos, y despensas alejadas del sol. El país que habitan gentes de otoño, que solo tienen pensamientos otoñales. Gentes quue pasan por las aceras desiertas con un sonido de lluvia...
miércoles, febrero 13, 2008
El día es gris
El día es gris. La humedad resbala en el viento, un viento manso con olor a vino. Ya tengo todo: mi rifle francotirador, dinero, la foto y mi paciencia. Las calles están bastantes vacías, no hay niños ni perros, solo personas con caras tristes que caminan a su trabajo.
A las doce del mediodía él cruzará la plaza, como lo hace todos los días, rumbo al bar, para almorzar y tomarse una cerveza. Mi contacto tiene buenas referencias, solo espero que no se equivoque. Este no es un trabajo fácil, no sé porqué, tengo un presentimiento extraño, nunca antes lo he sentido, debajo del diafragma siento un vacío desgarrante, serán los nervios.
Sigo caminando con mis pasos largos y constantes, intentaré subir al campanario, donde tendré la mejor perspectiva posible. Entro en un bar y pido un café, observo la mugre en la barra y el gesto obsceno que se figura en la cara del viejo cantinero, esto último me intriga bastante y quedo absorto unos segundos pensando en el porqué de su gesto, creo saberlo: oscuridad, deseo e hipocresía, nunca dicho en palabras se deben manifestar de alguna manera.
Pago.
-Muchas gracias, que tenga un buen día- dice el viejo.
En el cielo solo nubes, comienza a lloviznar tenuemente.
Son las diez y cuarenta y cinco, debo apurarme. Llego a la plaza. Hay muchos árboles (esto podría dificultar el tiro), una gran fuente en el centro con adornos de marfil en donde personas retorcidas se entrelazan como hundiéndose en la tierra, y la mayoría de los asientos, los cuales están construidos de madera, están ocupados por parejas de personas mayores. Alrededor de la plaza se sitúan un centro comercial, una escuela, la iglesia y su campanario, y algunos comercios con mucho movimiento y bullicio.
Un joven vestido con colores llamativos y un peinado muy peculiar pasa por mí lado.
-Disculpá, ¿tenés fuego?-pido.
-Claro, toma.
-Gracias.
Enciendo el cigarro y espero, necesito observar el panorama y adentrarme en la intuición e instinto inherentes a mi trabajo. El humo zigzaguea hacia el norte, la llovizna, ya extinguida, ha dejado el pasto mojado.
El día es gris. Los ómnibus empiezan a colmarse, veo gatos caminando en los torrados, la gente sigue triste. Saco la foto de mi bolsillo y la inspecciono. La persona está situada de perfil izquierdo, el ceño fruncido, pelo corto y marrón, facciones poco marcadas y sus labios son gruesos. Lo encuentro muy familiar. No sé porqué, presiento conocerlo.
No es la mejor foto que me hayan podido brindar. De todas formas sé como estará vestido: traje negro y corbata roja, seña particular de la empresa donde él desarrolla su oficio.
Es hora de subir al campanario. Entro en la iglesia. El silencio es abrumador, la gente mira hacia delante sin saber bien porqué, algunos de rodillas murmuran palabras que llevan repitiendo durante años.
Camino hasta el final y me paro en frente a Jesús Cristo crucificado. Siempre derrotado, sangrante y sufrido, Jesús. A mi derecha el confesionario y al lado una puerta. Miro en derredor a mi postura, nadie me vigila. Oso introducirme en ella.
Todo está muy oscuro, las escaleras en forma de caracol me dirigen al segundo piso. Hay mucho silencio y en la lejanía del mismo siento unos pasos. Busco un escondite pero la sala es muy basta y no logro encontrarlo, los pasos se acercan. Enfrío mi sentir y me preparo al encuentro. Por un gran portal aparece un cura, no muy viejo, vestido con su sotana y con un libro en las manos. Al verme se sorprende.
-¿Usted quién es?- inquiere.
-Subí por las escaleras porque no he encontrado a nadie de la iglesia.
-Si, pero ¿Qué quiere? Usted no puede estar aquí- informa con un tono seco e imperativo.
Antes de que pueda responder, aparece por el mismo portal una joven monja, llevando unos papeles debajo de su brazo. Ante nuestra presencia baja su cabeza y sigue. El cura le llama la atención.
-Lucia quédese un minuto aquí, que debo hablar con usted. Este señor ya se va.
-De acuerdo padre- responde.
-¿Que quiere usted?- pregunta el cura dirigiéndose de nuevo a mí.
Lucia. Que bellos ojos celestes, su pelo rubio con mechas oscuras es hermoso, que piel lisa y perfecta. Tiene la mirada apuntando a ningún lugar, su postura es a la vez sumisa y desafiante, su cuerpo parece moldeado por Dios. Que bella mujer Lucia.
-¿Qué quiere usted?- vuelve a inquirir el cura subiendo su voz.
-Le explico padre. Yo soy fotógrafo. Mire, aquí tengo mi portafolio con mi equipo y quisiera subir al campanario a sacar unas fotos de la vista del mismo. Sería tan solo media hora, cuarenta y cinco minutos como máximo, son solo unas fotos.
Lucía me mira extrañada mientras se dibuja una sonrisa en su rostro. La observo y presiento que ella tiene algo que decirme. Su semblante posee una seguridad integra mientras las palabras son emitidas.
-No, no se permite subir a desconocidos al campanario. Y mucho menos para fines lucrativos.
-Son solo unas fotos…
-No- interrumpe el cura- váyase por favor.
-Tengo bastante dinero- digo, sacando el fajo de billetes de mi chaqueta.
-¡Que se Vaya! ¿Cómo se atreve a venir a la casa de Dios a sobornar a uno de sus siervos? ¡Váyase!
Sin decir nada más, me doy vuelta y me dirijo a las escaleras, pero antes echo una última mirada a Lucia. Ella me mira apenas y vuelve su rostro al cura.
Vencido salgo de la iglesia. Maldigo mi suerte y por supuesto al cura.
La calle sigue igual. Dudo entre intentar escabullirme por las escaleras hasta el campanario o buscar una nueva posición. Lo de las escaleras puede ser peligroso, levantaría sospechas. El centro comercial es ideal, pero hay demasiada gente. No sé que hacer. Falta media hora para las doce.
-Hola fotógrafo- una voz llama detrás de mí.
Es ella.
-Hola Lucía.
-Yo puedo ayudarte, conozco la iglesia más que nadie, he vivido aquí toda mi vida.
-De acuerdo. ¿Cómo hacemos?
-Pero antes, quiero algo.
-Tengo mucho dinero-digo tocando el bolsillo de mi chaqueta
-No tonto, yo no quiero dinero.
-¿Y que querés?-indago.
-Quiero que me beses. Solo eso.
El día es gris. La miro extrañado y dudoso, me pregunto porqué querrá eso de mí. Es tan bella…
Hay mucha gente y no se vería bien que una monja estuviera besando a un desconocido en la puerta de la iglesia. Ella me observa calma y confiada.
La beso. Sus labios son extraordinarios, una suavidad y exquisitez únicas, su sensualidad infinita emerge desde su interior. No puedo dejar de besarla, el beso sigue, sigue, no termina de encenderse. Ella finaliza.
Me mira sonriente, complacida y alegre.
-¿Vamos?
¿Por qué creo conocerla de antaño? ¿Quién es? ¿De donde sale esa belleza primitiva? Nunca antes he besado nadie con esa intensidad.
-Hey tonto, ¿vamos?- vuelve a preguntar.
-Si, vamos.
Nos aventuramos en la iglesia. Ella sumamente atenta y resoluta me guía hacia una escalera que desciende. Bajamos y caminamos unos cuantos metros, todo esta iluminado por velas, un aire ancestral colma la insidia ambiental.
-Mira, sube por estas escaleras -dice señalándome el camino-, llegarás al campanario. Sube hasta arriba del todo, porque la campana es movida desde un piso anterior al último. Escóndete y no dejes que te vean.
-Solo son unas fotos…
-No me importa que hagas ahí arriba, solo hazlo y vete- me interrumpe concentrada.
-Gracias Lucía.
-Gracias a vos.
Las escaleras son muy antiguas. Pierdo la cuenta de cuantos pisos he subido. Mis piernas están agotadas. Por fin llego.
La visión es esplendida, tengo un panorama excelente para mi misión. La hora se acerca, todo es tan raro. Creo tener un deja vú. El aire se vuelve espeso, el gris se mueve de un lado a otro, la humedad condensa los sentidos y sé que esto ya lo he vivido.
El día es gris.
Saco mi rifle y preparo cuidadosamente mis herramientas. Sobre un pupitre abandonado coloco el trípode que sostendrá el arma. La colocación es perfecta. La mira tiene una excelente visual. Con suma paciencia me dispongo a esperar la salida de mi objetivo.
La campana sonará dentro de cinco minutos, debo lograr que el estruendo no descentralice mi sentido unitivo. El movimiento en la calle se hace más dinámico, los coches abundan, los árboles son movidos por el viento. Ya está por salir. Dirijo la mira a su local de trabajo.
La campana suena. El sonido es ensordecedor. La gente empieza a salir de los establecimientos, de la escuela salen los niños juguetones como en una estampida africana, las palomas emprenden vuelo, ya son las doce.
¡Ahí está! Vestido como me han dicho. Camina acompañado de una chica muy elegante, flaca, con un andar soberbio y vestida de negro. Conversan alegres, ambos sonríen. No puedo ver bien el rostro de mi objetivo, no voltea, no saca sus ojos de la chica. Pero es él, estoy seguro.
Está por llegar a la fuente, ahí está mi tiro. Apoyo mi dedo índice en el gatillo y me dispongo a disparar.
La campana ha dejado de sonar.
Una ola de frenesí sube por mi pecho, ya conozco esta grata sensación.
Ahí está él. Vuelve su rostro hacia mi posición. Aprieto el gatillo.
Sus ojos se clavan en mí. ¡Un momento! Ese soy yo.
El día es gris… y ya he cumplido mi misión.