domingo, junio 02, 2013
No robarás las botas de los muertos
Libraso por donde se lo mire, de veras! Es de esos que a cualquiera que tuviera la idea de que la historia uruguaya es aburrida, se las cambia en 488 pág.
Por si el artiguismo no alcanzara con todo lo que significó de aventura utópica llena de todo lo que una buena historia debe tener, el sitio de Paysandú, la heroica Paysandú! y esta defensa cuasi suicida liderada por Leandro Gómez que tenía en el puerto buques de guerra portugueses, porteños y los traidores colorados del Gral. Flores, así también como sus infanterías en las cercanías (si, esa calle que tan larga y orgullosa se traza sobre Mvdeo. lleva su nombre), así como en la indiferencia absoluta por el gobierno que desde la capital dirigía el otro blanco Atanasio Aguirre, la del Mariscal Solano López, ignorante que aquel era el punto de partida de la infame guerra de la Triple Alianza que arrasaría su país y del Gral. Urquiza, entre otros.
Contados los días del sitio magistralmente por este autor, es una historia que a ningún uruguayo podrá dejar indiferente. Y este episodio (como varios más) encuentra al partido blanco como el lado constitucional y defensor de la patria y a los colorados como los traidores vendepatria y mezquinos (ojo, no siempre así, pero si en la mayoría de nuestra historia).
Con tristeza uno puede apelar a como con tantos ejemplos de nobleza este partido es lo que es actualmente (digo, los últimos 20 años), en que pareciera que nuestros dos partidos tradicionales fueran uno solo, teniendo tantos enfrentamientos en un tiempo que no dura ni 150 años! una gota de agua en el océano de la historia.
En fin, les dejo algunas imágenes de estos, nuestros olvidados en el tiempo, mientras suena dormite tranquilo de Taddei en una fría noche del balneario Las Flores. Abrazo!!!
miércoles, septiembre 21, 2011
Los Raros
LOS RAROS: Charles Bukowski.
LOS RAROS
aunque no lo creas
hay gente
que vive la vida sin
apenas
conflictos y
con muy poca angustia.
visten bien, comen
bien, duermen bien.
están satisfechos de
su vida
familiar.
a veces
se apenan
pero con todo
viven tranquilos
y a menudo se sienten
de fábula.
y cuando se mueren,
se mueren
dulcemente, por lo general mientras
duermen.
aunque no lo
creas
existe gente
así.
pero yo no soy uno de
ellos.
oh, no, no soy uno
de ellos,
disto
mucho de
parecerme
a ellos,
pero ellos están
ahí.
y yo estoy
aquí.
Extraído de Poemas de la última noche en la tierra. Charles Bukowski, traducido por Eduardo Moga. DVD ediciones, 2004.
Atamente recomendable.
sábado, septiembre 04, 2010
Soy leyenda
No quiero ahondar demasiado al respecto, pero solo decirles que de los últimas cosas que leí es de las que más disfruté. Está escrito de una forma muy ágil e inteligente, sin recurrir a artilugios innecesarios. Las pocas páginas (180 en mi edción) son las necesarias, ni más ni menos. Es de esos libros cuasi perfectos y accesibles a cualquier lector, casi podría decirse que es la misma perfección sencilla que logran algunos temas pop, o del tipo de las que encontramos en algunas mujeres.
en fin, sin ganas de alargar esto más, les dejo mi recomendación para una buena tarde de lluvia en la playa, o en su defecto, donde quiera que uds. queridos visitantes de este siniestro blog se encuentren.
Abrazo grande.
PD: El próximo amigo al que lo pasaré será a Gabriel, de seguro que le va a gustar.

lunes, mayo 03, 2010
Ya no...
En esta ocasión le pido perdón srta. Idea, por demorar tanto en enamorarme de lo que escribe, en compartir tu tristeza. Que pena no haber nacido antes, o que vos lo hicieras después... mi hombro siempre estaría disponible y un café siempre habría en la mesa.
YA NO (Idea Vilariño)
Ya no será,
ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos, esperarnos, estar.
Ya no soy más que yo para siempre y tú
Ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro
no sabré dónde vives, con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte. No te veré morir.

miércoles, marzo 11, 2009
Nosotros los dinosaurios
Nosotros los dinosaurios
Por Charles Bukowski
Nacimos así
en medio de esto
mientras rostros de tiza sonríen
mientras doña muerte ríe
mientras los ascensores se rompen
mientras panoramas políticos se disuelven
mientras el chico del supermercado
termina la Universidad
mientras peces envueltos en petróleo
escupen su aceitosa plegaria
mientras el sol está enmascarado.
Nacimos así
en medio de esto
en medio de guerras prudentemente enloquecidas
en medio del paisaje de fabricas con ventanas
rotas y vacías
en medio de bares en donde la gente ya no habla
en medio de peleas que pasan de los puños a
las armas y a las navajas.
Nacimos en esto
entre hospitales tan caros que es más barato morirse
entre abogados que te cobran tanto, que es más
barato declararse culpable.
En un país donde las cárceles están llenas
y los manicomios cerrados.
En un lugar donde las masas elevan a los ineptos
a la categoría de héroes.
Nacimos en esto
caminamos y vivimos
através de esto
muriendo por esto
mutando por esto
silenciados a causa de esto
castrados,
abusados,
desheredados
por esto,
engañados por esto,
usados por esto,
jodidos por esto,
enloquecidos y enfermos por esto,
convertidos en seres violentos
convertidos en seres inhumanos
por esto.
Los corazones están ennegrecidos
los dedos buscan las gargantas
al revolver
la navaja
a la bomba
los dedos se dirigen hacia un Dios insensible
que no responde.
Los dedos van a la botella
a las pastillas
a la pólvora.
Hemos nacido en medio de esta lastimosa devastación
hemos nacido en medio de un gobierno endeudado
hace 60 años
que pronto no podrá pagar siquiera los intereses
y los bancos arderán
y el dinero no servirá para nada.
Habrá asesinos libres e impunes por las calles
habrá pistolas y mafias oficiales.
La tierra se volverá inútil
los alimentos serán una recompensa que se esfuma.
El poder nuclear estará en manos de la mayoría
explosiones sacudirán la tierra.
Hombres robot afectados por radiaciones
acecharán a otros hombres.
Los ricos y los elegidos observarán
desde plataformas espaciales.
El infierno de Dante parecerá
un juego de niños.
El sol ya no se verá y será siempre noche
los árboles morirán
toda la vegetación morirá
hombres afectados por radiaciones comerán
la carne de otros hombres afectados por radiaciones.
El mar estará contaminado
los lagos y los ríos desaparecerán
la lluvia será el nuevo oro.
Un viento oscuro esparcirá el hedor de
cuerpos putrefactos de hombres y animales
los escasos sobrevivientes serán, asediados
por nuevas y horribles enfermedades.
Y las plataformas espaciales se irán
destruyendo por el desgaste y la
escasez de provisiones
y el simple efecto de la decadencia general.
Y entonces surgirá de eso
el silencio más hermoso
jamás oído
y el sol todavía ahí, oculto
estará esperando el próximo capítulo.-
domingo, marzo 01, 2009
Ahora si quisiera pensar que cerrado por derribo
El genio de la multitud
por Charles Bukowski
Hay suficiente traición y odio,
violencia.
Necedad en el ser humano
corriente
como para abastecer cualquier ejercito o cualquier
jornada.
Y los mejores asesinos son aquellos
que predican en su contra.
Y los que mejor odian son aquellos
que predican amor.
Y los que mejor luchan en la guerra
son -AL FINAL- aquellos que
predican
PAZ.
Aquellos que hablan de Dios.
Necesitan a Dios
Aquellos que predican paz
No tienen paz.
Aquellos que predican amor
No tienen amor.
Cuidado con los predicadores
cuidado con los que saben.
Cuidado con
Aquellos que
Están siempre
Leyendo
Libros.
Cuidado con aquellos que detestan
la pobreza o están orgullosos de ella.
Cuidado con aquellos de alabanza rápida
pues necesitan que se les alabe a cambio.
Cuidado con aquellos que censuran con rapidez:
tienen miedo de lo que
no conocen.
Cuidado con aquellos que buscan constantes
multitudes; no son nada
solos.
Cuidado con
El hombre corriente
Con la mujer corriente
Cuidado con su amor.
Su amor es corriente, busca
lo corriente.
Pero es un genio al odiar
es lo suficientemente genial
al odiar como para matarte, como para matar
a cualquiera.
Al no querer la soledad
al no entender la soledad
intentarán destruir
cualquier cosa
que difiera
de lo suyo.
Al no ser capaces
de crear arte
no entenderán
el arte.
Considerarán su fracaso
como creadores
sólo como un fracaso
del mundo.
Al no ser capaces de amar plenamente
creerán que tu amor es
incompleto
y entonces te
odiarán.
Y su odio será perfecto
como un diamante resplandeciente
como una navaja
como una montaña
como un tigre
como cicuta
Su mejor
ARTE.-
domingo, febrero 15, 2009
Sobre un reportaje a Galeano
A continuación, un relato pseudo entrevista a Galeano, que está bastante lindo
"El hombre mata callando" |
Sobre un Reportaje a Eduardo Galeano por Andrea Stefanoni |
Una periodista amiga me invitó a entrevistar a Eduardo Galeano. Era lunes. A las siete de la mañana salía el barco hacia Montevideo. En tres horas cruzaríamos el río para encontrarnos con el autor de Las venas abiertas de América Latina, El libro de los abrazos y Patas arriba. La cita era en un bar muy antiguo llamado El Brasilero, todo revestido en madera, con retratos que colgaban de las paredes, algunos del propio Galeano. Llegamos temprano, recorrimos las calles de la zona del puerto. Comimos el infaltable chivito al plato uruguayo. Llegamos al café El Brasilero un rato antes de la cita. A las tres en punto llegó él, se acercó a la barra y saludó a las camareras y a los mozos. Cuando se dio vuelta le hicimos una seña, tímidamente, avisándole que estábamos ahí. Se acercó y nos saludó. Nos cambiamos a una mesa que daba a la calle, que es su mesa referida. Enseguida vino el mozo con el pedido. Galeano apuró el exprimido de naranja, casi sin despegar el sorbete de sus labios. Empezó la entrevista. Galeano no dejaba de mirar el grabador, como preocupado. En un momento llegué a decirle que todo estaba bien, que no se preocupara, que la cinta estaba corriendo bien.
Entonces nos contó que una vez, en Brasil, le hicieron una entrevista en portugués para una radio, la entrevista duró casi una hora y cuando la periodista hizo la prueba con su grabador para ver cómo había quedado el sonido, se encontró con una grabación sobre la vida sexual de las abejas. Nos reímos. Le dije otra vez que se olvidara, que yo me ocuparía de mirar el grabador, que sólo una vez le podía pasar algo así.
Las venas abiertas de América Latina están cumpliendo 35 años. Galeano dice que es un libro con el que se identifica todavía en lo esencial, que el libro no estaba equivocado y que la realidad le dio la razón en lo que el libro de algún modo preguntaba. Si el subdesarrollo es una etapa en el camino del desarrollo o es una consecuencia del desarrollo ajeno, es la pregunta esencial que el libro formula, entonces da datos como para empezar a responderse que no, que un niño y un enano se parecen pero no son lo mismo, que esta no es la infancia del capitalismo sino una suerte de vejez precoz, un producto deforme del desarrollo. No hay ninguna riqueza que sea inocente, y la riqueza de pocos se explica con la pobreza de muchos, y viceversa.
"Sigo apostando a la posibilidad de que haya otras soluciones que no sean tan violentas como la violencia que el sistema de poder practica cada día destruyendo vidas humanas, mutilándolas, sometiendo a países de maneras a veces muy violentas, como cuando bombardea Irak, y de maneras también muy violentas pero que no hacen ruido, como cuando se impone el hambre a través de un plan de ajuste. El hombre mata callando." |
Mientras miraba de reojo, con la obsesión de controlar que la cinta
corriera, Galeano nos contó que en el exilio, su hija tenía un hámster en la azotea y a él le daba mucha pena que esté enjaulado, entonces, un día que estaban por salir, sin que ella lo viera, le abrió la puertita de la jaula para que fuera libre y para que pudiera caminar por ahí. Cuando volvió, horas más tarde, "el hámster estaba ahí, arrinconado en el mismo lugar de la jaula, temblando de pánico, temblando del miedo a la libertad. La libertad da mucho miedo. Al hámster y a nosotros también."
"La democracia es un sistema que permite que el pueblo decida su historia, su destino, y eso no se ha realizado claramente en ningún lado, todavía. Todo lo que se avance en esa dirección es bueno, pero sin que eso implique el sometimiento a ninguna norma preestablecida de democracia, que va naciendo a medida que se va haciendo, y por lo tanto admite diferentes caminos, y en estos últimos años hay muchos movimientos que han puesto el acento con toda razón en lo que se llama participación popular, protagonismo democrático, tratando de extender el concepto de democracia más allá de lo que sería el derecho de voto una vez cada cuatro años, algo que es importante, pero la democracia no termina ahí. En algunas cosas se
ha avanzado, hay un desarrollo democrático de base mucho más articulado que el que había hace algunos años.
Las voces establecidas, las del poder, son una rutina del eco perpetuo. La gente que ha estado siempre marginada, que no ha sido jamás escuchada, que es la gente que yo creo que de verdad tiene cosas para decir, que vale la pena escuchar para que uno las transmita, las contagie, sea capaz de recrearlas. Las voces malditas, las despreciadas, las no escuchadas. Las que no son previsibles, son las voces que suenan en esas bocas que se supone que no tienen nada que decir. A veces hasta mis buenos amigos de la teología de la liberación insisten en decir que son la voz de los que no tienen voz, algo que me parece un disparate mayúsculo. Todos tenemos voz. Todos tenemos algo para decir a los demás. Para no ser mudo hay que empezar por no ser sordo.
La mejor definición que conozco sobre los medios de comunicación la leí en el barrio de San Telmo, en Buenos Aires, en una pared que decía: Nos mean y los diarios dicen que ha llovido." |
Galeano cuenta que cuando escribe las pequeñas historias las va tejiendo, "la palabra texto viene del latín "textum" que significa tejido, o sea que quien escribe, teje. Escribir es tejer. Cuando termino de escribir lo leo en voz alta y la música de las palabras me dice qué es lo que sobra y qué es lo que falta y luego la crítica de Helena, mi mujer, que es implacable, y que es también muy difícil arrancarle un elogio. A veces por error, o por distracción me elogia algo..."
Helena sueña muchísimo, es una máquina de soñar. Entra en la noche como si fuera un cine. Ella tiene sueños prodigiosos. Y yo lo que hago es robarle los sueños, porque los sueños míos son horribles, son sueños mediocres en los que pierdo un avión o tengo que hacer un trámite, son inconfesables, no puede haber un tipo que tenga sueños tan de mierda como los míos. En cambio los sueños de Helena son increíbles. El otro día soñó que estábamos los dos en la cola de un aeropuerto, donde están las máquinas que controlan los equipajes, y la máquina exigía controlar la almohada con la que habías dormido la noche anterior, la pasabas por una cinta y leía los sueños que habías tenido, la almohada guardaba los sueños de la última noche. Y Helena cuenta sus sueños en el desayuno para humillarme cuando empieza el
día, para que yo sepa cual es mi lugar en el mundo.
Nos despedimos con un abrazo en la vereda del bar. Caminamos hasta el puerto. Se largó a llover. Los relámpagos se reflejaban en el río. El barco parecía ir más lento que a la ida. Poco a poco nos alejábamos de Montevideo.
jueves, enero 08, 2009
Abraza la oscuridad (un poema del Buko)
ABRAZA LA OSCURIDAD
La confusión es el dios
la locura es el dios
la paz permanente de la vida
es la paz permanente de la muerte.
La agonía puede matar
o puede sustentar la vida
pero la paz es siempre horrible
la paz es la peor cosa
caminando
hablando
sonriendo
pareciendo ser.
no olvides las aceras,
las putas,
la traición,
el gusano en la manzana,
los bares, las cárceles
los suicidios de los amantes.
aquí en Estados Unidos
hemos asesinado a un presidente y a su hermano,
otro presidente ha tenido que dejar el cargo.
La gente que cree en la política
es como la gente que cree en dios:
sorben aire con pajitas
torcidas
no hay dios
no hay política
no hay paz
no hay amor
no hay control
no hay planes
mantente alejado de dios
permanece angustiado
deslízate.
Versión de Rafael Díaz Borbón
sábado, junio 07, 2008
Quizàs vengo un poco reiterativo...
lo admito, aunque todos tenemos tiempos de poca inspiración y llenarlos con cosas buenas, creo que no le hace mal a nadie y si no les gusta que os den por culo (jeje, siempre me gustó esa frase, una de las pocas cosas buenas que salieron de la puta madre patria, además de Sabina y alguna cosa más que se me escapa de momento)
Extracto de "El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco"
Por Charles Bukowski
El hipódromo está cerrado. No hay apuestas entre hipódromos con Pomona, y que me cuelguen si voy a asarme en el coche para ir hasta allí. Probablemente acabe en las carreras de noche de Los Alamitos. Me han traído el ordenador del taller, pero ya no me corrige la ortografía. He estado hurgando en esta máquina, intentando resolver el problema. Seguramente tendré que llamar al taller, preguntarle al tipo: "¿Qué hago ahora"? Y él me dirá algo así como: "Tienes que transferirlo del disco principal al disco duro". Probablemente acabaré borrándolo todo. La máquina de escribir descansa a mis espaldas y me dice: "Mira, yo sigo aquí"
Hay noches en las que este cuarto es el único sitio donde quiero estar. Y, sin embargo, subo aquí y me siento como una cáscara vacía. Sé que podría armar una buena y hacer que las palabras bailaran en esta pantalla si me emborrachara, pero tengo que recoger a la hermana de Linda en el aeropuerto mañana por la tarde. Viene a hacernos una visita. Se ha cambiado el nombre, de Robin a Jharra. Cuando las mujeres se van haciendo mayores, se cambian de nombre.
quiero decir, que muchas lo hacen. ¿Y si lo hiciera un hombre? Imaginaos que llamase a alguien:
-Oye, Mike, soy Tulip.
-¿Quién?
- Tulip. anteriormente Charles, pero ahoraa Tulip. No responderé más a Charles.
- Que te follen, Tulip.
Mike cuelga...
Hacerse viejo es muy extraño. Lo principal es que lo tienes que estar repitiendo: soy viejo, soy viejo.
Te ves en el espejo mientras bajas por las escaleras mecánicas, pero no miras directamente al espejo, echas una miradita de lado, con una sonrisa de precaución
No tienes tan mal aspecto; pareces una vela polvorienta. Qué se le va a hacer, que les den por el culo a los dioses, que le den por el culo a todo este juego. Tendrías que haberte muerto hace 35 años. Esto es un poco de paisaje extra, más ojeadas al espectáculo de los horrores. Cuanto más viejo es un escritor, mejor debería escribir; ha visto más, sufrido más, perdido más, está más cerca de la muerte. Esta última es la mayor ventaja. Y siempre está la siguiente página, ese folio en blanco de 21 X 29,7. La apuesta sigue en pie. Luego siempre recuerdas algo que ha dicho alguno de los muchachos. Jeffers: "Muéstrale sol a tu ira." Una maravilla. O Sartre: "El infierno son los demás." Dio en el blanco, y lo atravesó. Nunca estoy solo. Lo mejor es estar solo pero no del todo.
A mi derecha, la radio se esfuerza por traerme más música clásica de la grande. Escucho 3 o 4 horas de esta música todas las noches, mientras hago otras cosas o no hago nada. Es mi droga, me limpia completamente de toda la porquería del día. Los compositores clásicos hacen eso por mí. Los poetas, los novelistas, los cuentistas, no lo consiguen. Una pandilla de farsantes. La escritura tiene algo que atrae a los farsantes. ¿Qué será? Los escritores son los más difíciles de soportar, en la página o en persona. Y son peores en persona que en la página y eso es bien malo. ¿Por qué decimos "bien malo"? ¿Por qué no "mal malo"?
Bueno, los escritores son bien malos y mal malos. Y nos encanta maldecirnos unos a otros. Miradme a mi.
En cuanto a la escritura, básicamente sigo escribiendo de la misma manera que hace 50 años; puede que un poco mejor, pero no mucho. ¿Por qué tuve que cumplir los 51 años antes de poder pagar el alquiler con lo que escribía? Quiero decir, si no estoy equivocado y mi escritura no ha cambiado, ¿por qué tardé tanto? ¿Tuve que esperar a que el mundo me alcanzara? Y ahora, si me ha alcanzado, ¿dónde estoy? Estoy jodido, eso ya lo sé. Pero no creo que se me haya subido a la cabeza la poca o mucha suerte que he tenido. ¿Se da cuenta uno cuando se le suben las cosas a la cabeza? De todos modos no he caído en la complacencia. Hay algo dentro de mí que no puedo controlar.
Nunca puedo cruzar un puente con el coche sin pensar en el suicidio. Nunca puedo contemplar un lago o un océano sin pensar en el suicidio. Bueno, tampoco le doy demasiadas vueltas. Pero se me aparece de repente en la cabeza: SUICIDIO. Como una luz que se enciende. En la oscuridad. El hecho de que exista una salida te ayuda a quedarte dentro. ¿Me explico? De lo contrario, no quedaría más que la locura. Y eso no tiene gracia, amigo. Y terminar un buen poema es otra muleta que me ayuda a seguir adelante.
No sé lo que le pasará a otra gente, pero yo, cuando me agacho para ponerme los zapatos por la mañana, pienso: "Ah, Dios mío, ¿y ahora qué?" Estoy jodido por la vida, no nos entendemos. Tengo que darle bocados pequeños, no engullirla toda. Es como tragar cubos de mierda. Nunca me sorprende que las cárceles y los manicomios estén llenos, y que las calles estén llenas.
Me gusta mirar a mis gatos, me relajan. Me hacen sentirme bien. Pero no me metáis en una sala llena de humanos. No me hagáis eso jamás. Sobre todo en un día de fiesta. No lo hagaís.
Me enteré de que encontraron a mi primer mujer muerta en la India, y que nadie de su familia quiso hacerse cargo del cadáver. Pobre chica. Tenía un defecto en el cuello, no podía girarlo. Aparte de eso, era perfectamente hermosa. Se divorció de mi, e hizo bien. Yo no era lo bastante bueno ni lo bastante grande para poder salvarla.
Bukowski
de "El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco"
Otra del Buko...
así que, lo dicho, les dejo con un poco màs de prosa
http://www.geocities.com/sunsetstrip/5855/
A John William Corrington
Enero 17,1961
Hola, Sr. Corrington:
Bien, a veces ayuda recibir cartas como la tuya.Ya son dos. Un joven de San Francisco esccribió diciendome que algún día habrá quien escriba libros acerca de mi, si esto podra aydar en algo. Bueno, no estoy en busca de ayuda, o praise tampoco,y no estoy trattando de ser pesado. Pero yo solía jugar un juego conmigo mismo un juego llamado isla desierta, y mientras estava tirado en la carcel, en la clase de arte o caminando hacia la ventanilla de diez dolares en las carreras, me preguntaba, Bukowsky, si tú estuvieras en una isla desierta, tú solo, y nunca ser encontrado exepto por pájarros y gusanos,tomarías una vara y rascarías palabras sobre la arena? Yo tenía que decir no, y por un rato esto resolvía un montón de cosas, y me dejaba seguir adelante y hacer un montón de cosas que yo no quería hacer,y me alejaba de la máquina de escribir y me ponía en el pabellón de caridad del hospital municipal,la sangre corriendo fuera de mis oidos, de mi boca y de mi culo, y ellos ahí esperando a que yo muriese, pero nada pasaba. Y cuado salía me preguntaba otra vez,?Bukowsky, si estuviertas en una isla desierta y etc; y sabes pienso que era que la sangre había abandonado mi cerebro, o algo, y yo decía ,sí, sí,yo tomaría una vara yrascaría palabras sobre la arena. Bueno, esto solucionaba un montón de cosas porque me permitía seguir adelante y hacer las cosas, todas las cosas que no quería hacer,y me dejaba tener la máquina de escribir también; y desde que ellos me dijerosn qu un trago más me mataría,ahora le he bajado a dos galones de cerveza al día.
Pero la escritura,por supuesto. cómo el matrimonio, la caída de la nieve o las llantas de los autos,no siempre perdura. Tú puedes ir a la cama el miercoles en la noche siendo un escritor y despertar el jueves por la mañana y ser otra cosa totalmente diferente. O puedes irte a la cama el miercoles por la noche siendo un plomero y despertar el jueves por la mañana siendo un escritor. Este es el mejor tipo de escritores. ...Muchoes de ellos mueren. claro. por sus arduos intentos; o por otro lado, porque se vuelven famosos y todo lo que escriben es publicado y ya no tienen que buscar más. La muerte tiene muchas avenidas. y si a pesar de todo tú dices que mi material te gusta ,quiero que sepas que si se vuelve rot, no sera porque trate demasiado duro o muy poco, sera porque me quedado, o sin cervezas o sin sanagre. Para lo que sirva, puedo permitirme esperar: Tengo mi vara y tengo mi arena.domingo, mayo 04, 2008
Abraza la oscuridad
Abraza la oscuridad.
La confusion es el dios
la locura es el dios la paz permanente de la vida
es la paz permanente de la muerte. La agonia puede matar
o puede sustentar la vida
pero la paz es siempre horrible
la paz es la peor cosa
caminando
hablando
sonriendo
pareciendo ser.
no olvides las aceras,
las putas,
la traicion,
el gusano en la manzana,
los bares, las carceles
los suicidios de los amantes.
aqui en Estados Unidos
hemos asesinado a un presidente y a su hemano,
otro presidente ha tenido que dejar el cargo.
La gente que cree en la politica
es como la gente que cree en dios:
sorben aire con pajitas
torcidas
no hay dios
no hay politica
no hay paz
no hay amor
no hay control
no hay planes mantente alejado de dios
permanece angustiado deslizate.
miércoles, marzo 19, 2008
Los nueve mil millones de nombres de Dios
Relato de Arthur C. Clarke, ganador del premio Hugo (retoractivo) a mejor cuento corto del año 1954.
Los nueve mil millones de nombres de Dios
El doctor Wagner se contuvo haciendo un esfuerzo. La cosa tenía mérito. Después dijo: –Su pedido es un poco desconcertante. Que yo sepa, es la primera vez que un monasterio tibetano encarga una máquina de calcular electrónica. No quisiera parecer curioso, pero estaba lejos de pensar que un establecimiento de esta naturaleza tuviese necesidad de aquella máquina. ¿Puedo preguntarle qué piensa hacer con ella? El lama se ajustó los faldones de su túnica de seda y dejó sobre la mesa la regla de cálculo con la que acababa de hacer la conversión de libras en dólares. –Con mucho gusto. Su calculadora electrónica tipo cinco puede hacer, si su catálogo no miente, todas las operaciones matemáticas hasta diez decimales. Sin embargo, me interesan letras y no números. Tendría que pedirles que modificasen el circuito de salida, de modo que imprimiese letras en vez de columnas de cifras. –No acabo de comprender... –Desde la fundación de nuestro monasterio, hace más de tres siglos, nos hemos venido consagrando a cierta labor. Es un trabajo que acaso le parezca extraño, y por ello le pido que me escuche con espíritu abierto. –De acuerdo. –Es sencillo. Estamos redactando la lista de todos los nombres posibles de Dios. –¿Cómo? El lama prosiguió, imperturbable: –Tenemos excelentes razones para creer que todos estos nombres requieren, como máximo, nueve letras de nuestro alfabeto. –¿Y han estado haciendo esto durante tres siglos? –Sí. Y hemos calculado que necesitaríamos quince mil años para completar nuestra tarea. El doctor lanzó un silbido ahogado, como si estuviera un poco aturdido. –O. K. Ahora comprendo por qué quiere usted alquilar una de nuestras máquinas. Pero, ¿cuál es el objeto de la operación? El lama vaciló una fracción de segundo, y Wagner temió haber molestado a aquel singular cliente que acababa de hacer el viaje de Lhassa a Nueva York con una regla de calcular y el catálogo de la «Compañía de Calculadoras Electrónicas» en el bolsillo de su túnica de color azafrán. –Puede llamarlo ritual si así lo quiere –respondió el lama–, pero tiene una gran importancia en nuestra fe. Los nombres del Ser Supremo, Dios, Júpiter, Jehová, Alá, etc., no son más que rótulos escritos por los hombres. Consideraciones filosóficas demasiado complejas para que se las exponga ahora nos han dado la certidumbre de que, entre todas las permutaciones y combinaciones posibles de letras, se encuentran los verdaderos nombres de Dios. Pues bien, nuestro objeto consiste en encontrarlos y escribirlos todos. –Ya comprendo. Han empezado ustedes con A.A.A.A.A.A.A.A.A. y terminarán con Z.Z.Z.Z.Z.Z.Z.Z.Z. –Con la diferencia de que utilizamos nuestro alfabeto. Desde luego, supongo que les será fácil modificar la máquina de escribir electrónica adaptándola a nuestro alfabeto. Pero hay otro problema más interesante, la disposición de circuitos especiales que eliminen las combinaciones inútiles. Por ejemplo, ninguna de las letras debe aparecer más de tres veces sucesivamente. –¿Tres? Querrá decir dos. –No. Tres. Pero la explicación detallada requeriría demasiado tiempo, aunque comprendiera usted nuestra lengua, Wagner dijo, precipitadamente: –Claro, claro. Prosiga. –Le será fácil adaptar su calculadora automática para lograr este punto. Convenientemente dispuesta una máquina de este tipo puede permutar las letras unas tras otras e imprimir el resultado. De esta manera –concluyó el lama tranquilamente–, lograremos en cien días lo que nos habría costado quince mil años más.
El doctor Wagner creyó perder el sentido de la realidad. Las luces y los ruidos de Nueva York parecían esfumarse al llegar a las ventanas del building. Allá, a lo lejos, en su remoto asilo montañoso, los monjes tibetanos componían desde hacía trescientos años, generación tras generación, su lista de nombres desprovistos de sentido... ¿Acaso la locura de los hombres no tenía un límite? Pero el doctor Wagner no debía manifestar sus pensamientos. El cliente tiene siempre razón... Respondió: –No cabe duda de que podemos modificar la máquina tipo cinco de manera que imprima las listas como usted desea. Me preocupa más la instalación y el manejo. Además, no será fácil transportarla al Tibet. –Esto puede arreglarse. Las piezas sueltas son lo bastante pequeñas para que puedan transportarse en avión. Por esto hemos escogido la máquina de ustedes. Envíen las piezas a la India, y nosotros nos encargaremos de lo demás. –¿Desean los servicios de dos de nuestros ingenieros? –Sí, para montar la máquina y vigilarla los cien días. –Enviaré una nota a la dirección de personal –dijo Wagner, escribiendo en un bloc–. Pero aún hay dos cuestiones más que resolver... Antes de que pudiese terminar la frase, el lama había sacado del bolsillo una hojita de papel. –Aquí tiene el estado, certificado, de mi cuenta en el Banco Asiático. –Muchas gracias. Perfectamente... Pero, si me permite, hay otra cuestión, tan elemental que casi no me atrevo a mencionarla. A menudo ocurre que se olvidan las cosas más evidentes... ¿Disponen de energía eléctrica? –Tenemos un generador Diesel eléctrico de cincuenta kilovatios y ciento diez voltios. Fue instalado hace cinco años y funciona bien. Nos facilita la vida en el monasterio. Lo compramos principalmente para hacer girar los molinos de oración. –Ah, ya. Naturalmente. Hubiese debido pensarlo...
La vista, desde el parapeto, producía vértigo. Pero uno se acostumbra a todo. Tres meses habían transcurrido, y a Georges Hanley no le impresionaban ya los seiscientos metros de caída vertical que separaban el monasterio de los campos cuadriculados del llano. Apoyado en las piedras redondeadas por el viento, el ingeniero contemplaba con ojos cansinos las montañas lejanas cuyos nombres ignoraba. «La operación nombre de Dios», según la había bautizado un humorista de la Compañía, era sin duda el trabajo más desconcertante en que jamás hubiera participado. Semana tras semana, la máquina tipo cinco modificada había llenado miles y miles de hojas con sus inscripciones absurdas. Paciente e inexorable, la máquina calculadora había agrupado las letras del alfabeto tibetano en todas las combinaciones posibles, agotando una serie tras otra. Los monjes recortaban ciertas palabras al salir de la máquina de escribir eléctrica y las pegaban devotamente en unos enormes registros. Dentro de una semana, su trabajo habría terminado. Hanley ignoraba qué cálculos oscuros los habían llevado a la conclusión de que no hacía falta estudiar conjuntos de diez, de veinte, de cien o de mil letras, y no tenía ningún empeño en saberlo. En sus pesadillas, soñaba algunas veces que el gran lama decidía bruscamente complicar un poco más la operación y que había que proseguir el trabajo hasta el año 2060. El hombre parecía muy capaz de una cosa así.
Crujió la pesada puerta de madera. Chuk se reunió con él en la terraza. Chuk estaba fumando un cigarro, como de costumbre. Se había hecho popular entre los lamas repartiéndoles habanos. «Aquellos individuos podían estar completamente desquiciados –pensó Hanley–, pero no tenían nada de puritanos.» Las frecuentes excursiones al pueblo no habían carecido de interés. –Escucha, Georges –dijo Chuk–, estoy preocupado. –¿Se ha estropeado la máquina? –No. Chuk se sentó en el parapeto. Fue algo sorprendente, pues, de ordinario, temía el vértigo. –Acabo de descubrir el objeto de la operación. –¡Pero si ya lo sabíamos! –Sabíamos lo que querían hacer los monjes, pero ignorábamos el porqué. –¡Bah! Están chalados... –Escucha, Georges, el anciano acaba de explicármelo. Piensan que cuando se hayan escrito todos estos nombres (que, según ellos, son unos nueve mil millones), se habrá alcanzado el divino designio. La raza humana habrá cumplido la misión para la que fue creada. –Y después, ¿qué? ¿Esperan, acaso, que nos suicidemos? –Sería inútil. Cuando la lista esté terminada, intervendrá Dios, y todo habrá acabado. –¿Se acabará el mundo? Chuk lanzó una risita nerviosa. –Esto es lo mismo que le he dicho al anciano. Entonces él me ha mirado de un modo extraño, como el maestro a un discípulo particularmente lerdo, y me ha dicho: «¡Oh, no será una cosa tan insignificante!» Georges reflexionó un momento. –Es un tipo que, por lo visto, tiene grandes ideas –dijo–, pero no veo que cambie nada la situación. Ya habíamos convenido en que están locos. –Si. Pero, ¿no te das cuenta de lo que puede ocurrir? Si, terminadas las listas, no suenan las trompetas del ángel Gabriel, en su versión tibetana, pueden pensar que es por culpa nuestra. A fin de cuentas, utilizan nuestra máquina. No me gusta esto... –Comprendo... –dijo Georges, muy despacio–, pero ya he visto otros casos parecidos. Cuando yo era pequeñín, hubo en Luisiana un predicador que anunció el fin del mundo para el domingo siguiente. Centenares de personas le creyeron. Incluso algunas se vendieron sus casas. Pero nadie se encolerizo cuando pasó el domingo. La mayoría pensó que había sido sólo un pequeño error de cálculo, y muchos de ellos siguen creyendo igual. –Para el caso de que no lo hayas notado, debo advertirte que no estamos en Luisiana. Estamos solos, los dos, entre centenares de monjes. Son muy simpáticos, pero preferiría hallarme lejos cuando el viejo lama se dé cuenta del fracaso de la operación. –Hay una solución: un pequeño sabotaje inofensivo. El avión llega dentro de una semana, y la máquina acabará su trabajo en cuatro días, a razón de veinticuatro horas por día. Sólo tenemos que hacer una reparación que dure tres o cuatro días. Si calculamos bien el tiempo, podemos hallarnos en el aeropuerto cuando salga de la máquina la última palabra. Siete días más tarde, cuando sus caballitos montañeros descendían la carretera en espiral, Hanley dijo: –Siento un poco de remordimiento. No huyo porque tenga miedo, sino porque me dan pena. No quisiera ver la cara que pondrá esta buena gente cuando se detenga la máquina. –Si no me equivoco –dijo Chuk–, han adivinado perfectamente que huíamos, y les ha tenido sin cuidado. Ahora saben que la máquina es absolutamente automática y que huelga toda vigilancia. Y también creen que no habrá un después. Georges se volvió en la silla y se quedó dormido. La mole del monasterio recortaba su parda silueta sobre el sol poniente. Unas lucecitas brillaban de vez en cuando bajo la masa sombría de las murallas, como los tragaluces de un navío en ruta. Eran lámparas eléctricas suspendidas en el circuito de la máquina número cinco. « ¿Qué sucedería con la calculadora eléctrica? –se pregunto Georges–. ¿La destruirían los monjes, a impulsos del furor y el desengaño? ¿O volverían a comenzar de nuevo?»
Como si todavía estuviese allí, veía todo lo que pasaba en aquel momento en la montaña, detrás de las murallas. El gran lama y sus auxiliares examinaban las hojas, mientras los novicios recortaban nombres extravagantes y los pegaban en el enorme cuaderno. Y todo esto se realizaba en medio de un religioso silencio. No se oía más que el tableteo de la máquina, golpeando el papel como una lluvia mansa. La propia máquina calculadora, que combinaba millares de letras por segundo, era absolutamente silenciosa... La voz de Chuk interrumpió sus sueños. –¡Míralo! ¡He ahí una visión agradable! Semejante a una minúscula cruz de plata, el viejo avión de transporte «D. C. 3» acababa de posarse allá abajo, en el pequeño aeródromo improvisado. Esta visión daba ganas de beber un buen trago de whisky helado. Chuk empezó a cantar, pero se interrumpió de pronto. Las montañas parecían restarle ánimos. Georges consultó su reloj. –Estaremos en el llano dentro de una hora –dijo. Y añadió–: ¿Crees que habrá terminado el cálculo? Chuk no respondió, y Georges levantó la cabeza. Vio que el rostro de Chuk estaba muy pálido, vuelto hacia el cielo. –Mira –murmuró Chuk. Georges, a su vez, levantó los ojos. Por última vez, encima de ellos, en la paz de las alturas, las estrellas se apagaban una a una...
jueves, febrero 14, 2008
El país de octubre...
Para quien le guste lo que hace Ray Bradbury este libro (el país de octubre) va a ser algo así como encontrar un tesoro. Es un libro de cuentos que quizás no sea tan conocido como otros del autor, pero que en el tipo de climas en que se desarrollan está muy bueno.
Lo descubrí una tarde que estaba en la biblioteca nacional haciendo un largo trabajo para el IPA sobre unos pueblos misioneros del 1700 y en un momento de pudrición busqué algo más para leer... debo decir que el lugar en que me encontraba, la biblioteca, la oscuridad alrededor y la mesita iluminada, invitan a leer y sumergirse de lleno en lo que sea que uno lee, y así fue que conocí al libro... Años más tarde, hablando con Gabriel (el paja), tipo que lee y mucho, le conté del libro, que no había terminado de leer aquella tarde en la biblioteca y el lo consiguió... y antes de irse para España me lo dejó encargado. Es un libro al que se aprende a tomarle mucho cariño. al menos así me pasó, además del valor agregado de que me lo legó un amigo que ahora está lejos.
Les dejo con las primeras líneas del libro y a modo de introducción.
El país de octubre
.... el país donde siempre está haciéndose tarde. El país donde las colinas son niebla y los ríos neblina; donde el mediodía pasa rapidamente, donde se demoran la oscuridad y el crepúsculo, y la medianoche no se mueve. El país que es principalmente sótanos, subsótanos, carboneras, armarios, altillos, y despensas alejadas del sol. El país que habitan gentes de otoño, que solo tienen pensamientos otoñales. Gentes quue pasan por las aceras desiertas con un sonido de lluvia...
lunes, febrero 04, 2008
La historia de Lisey
Stephen King explora la Alegría del matrimonio y el dolor de una perdida
Lejos de pensar en un retiro, el autor de innumerables best sellers de terror regresa con una historia más bien psicológica, pero a su estilo.
Publicada 17 de octubre de 2006, El Diario de Hoy Motoko Rich
vida@elsalvador.com
Es evidente que Stephen King tiene muy pocos problemas para invocar a su musa: con más de 40 libros publicados, parece no tener impedimento alguno para escribir en abundancia; y éso a pesar de que él aseguró, hace cuatro años, que planeaba retirarse.
Sin embargo, King, de 59 años, mejor conocido por los aterradores cuentos “Carrie” y “El Resplandor”, afirma que elaborar un libro es diferente a escribir uno verdaderamente bueno. Eso es lo que este autor cree haber hecho con “La Historia de Lisey”, una novela que será publicada el 24 de octubre por Scribner.
“Es como surfear en la séptima ola”, afirmó King recientemente. “Montás seis que son buenas, y la séptima es verdaderamente grande”. No obstante, con cada séptima ola, se arruina la diversión, “así que en realidad solo cada 49 olas surge una que es verdaderamente muy, muy buena, y me sentí así con ‘Lisey’”.
El nombre de él en el lomo del libro suele garantizar un éxito de librerías. Pero King quiere que los lectores, y los críticos reconozcan que no es un escritor mercenario.
“Te ganas la reputación de ser un éxito de ventas e inmediatamente te colocan una etiqueta”, que casi te obliga a escribir para el común denominador más bajo, aseguró. “Todo lo que he tratado de hacer es trabajar duro y mejorar”.
Agregó que con “La Historia de Lisey” “no estoy diciendo que es prosa sin muertos o que es un clásico. Estoy diciendo que me sorprende que tenía este libro dentro de mí. Realmente es un libro afortunado”.
Relatada desde el punto de vista de la mujer, la novela es una vibrante celebración del lenguaje, en especial el dialecto compartido por el matrimonio.
El libro está condimentado con palabras vívidas como “Incunks” (el nombre impuesto a la pareja por los profesores que estudian la obra de Scott), o “Bad-gunky” (la referencia que Scott hace de la locura que a veces se apodera de él y de otros miembros de su familia).
Además Scott, y después Lisey, viajan de ida y vuelta a un mundo alternativo, que a la vez es hermoso y monstruoso, conocido como “Boo’ya Moon”.
King comenzó a escribir “Lisey” hace tres años, mientras se recuperaba de un severo brote de neumonía que lo llevó al hospital durante casi un mes. Este fue su segundo encuentro con la muerte, luego de haber sido golpeado por una camioneta, en 1999. La semilla de la novela, aseguró, surgió a su regreso del hospital, cuando se enteró que su esposa, Tabitha, había comenzado a renovar su oficina.
Cuando entró en la habitación, la vio convertida en un granero. Las alfombras habían desaparecido y la mayoría de sus libros y documentos estaban en cajas.
Pero lo que realmente quería hacer, era “escribir un libro sobre una mujer que fuera la fuerza impulsora del matrimonio de un hombre famoso”.
Aunque su propia esposa es la evidente inspiración de “Lisey”, el autor se apresura a señalar las diferencias entre su hogar y el de sus personajes: Tabitha King es una novelista por derecho propio, mientras que Lisey no trabaja. Los King tienen tres hijos, y los Landons no tienen ninguno. No obstante...”, subrayó, “se supone que Lisey debe ser una obra acerca de cómo encontrar a alguien que entiende lo que es vivir esa vida de la imaginación”.
Luego confiesa que es consciente de que “no todos se sienten cómodos con éso, y cuando encuentras a alguien que lo está..., en ese sentido Tabby es como Lisey”.
Voces femeninas
Debido a que escribió con la voz de una mujer, King le pidió a Nan Graham editora en jefe de Scribner, que editara el libro en vez de Chuck Verrill, el viejo editor personal de King. Graham dijo que ayudó con el ritmo y afinando al personaje del título. “Lisey se volvió un poco más compleja y convincente”, aseguró.
En la novela, Scott Landon es un ganador del Premio Pulitzer y del Premio Nacional del Libro, que escribe grandes éxitos de librerías. King nunca ha ganado esos premios, aunque le otorgaron, algo controvertidamente, una medalla por su contribución distinguida a las cartas estadounidenses de la Fundación Nacional del Libro en 2003. “Es una forma de decirle al lector, ‘no comiences con la idea de que Scott Landon es Stephen King”’, afirmó, “porque ese no es el caso”.
Tales detalles pueden provocar que un lector se pregunte si podría, solamente un poco, estar escribiendo una despreocupada despedida del aparato literario. King insistió en que ese no era el plan.
A él parece que le preocupan los autores subestimados que ha defendido, más que él mismo. “Para mí mismo, soy leído, alimento a mi familia, así que me siento muy bien”, aseguró. “A fin de cuentas, no importa, porque o los libros sobreviven o no sobreviven. Voy a morir, y, por Dios, espero que sobrevivan, pero no está en mis manos”.
El intenso enfoque que puso en el lenguaje de “Lisey” surge como una especie de cambio en él. En sus primeros días, King confesó que el concepto de una historia reemplazaba el lenguaje.
Parte de ese cambio, argumentó, fue que comenzó a leer más poesía. Entre sus favoritos están D. H. Lawrence, Richard Wilbur y J. Dickey.
“Te envejeces, encuentras que el tiempo es más corto y lees cosas que no habías notado antes”, explicó. “Dices, ‘ya no puedo esperar para siempre para leer a Eudora welty’. Finalmente leí a Eudora Welty, así que tal vez solamente estoy conociendo a una mejor clase de persona literaria”.
Stephen King horrorizó a sus fanáticos con la amenaza de retirarse de la producción literaria, hace algunos años. “No me sentía bien”, explicó. “Sentía mucho dolor a causa del accidente”.
Pero, de alguna forma, él sabía que no podía dejar de escribir. “Cuando comencé a sentirme mejor, supe que quería trabajar”, agregó. “¿Qué más voy a hacer? No salto con paracaídas”.
miércoles, octubre 31, 2007
Presentación de antología de cuentos
Invitamos a colegas y amigos a la presentación MARTES 6 de nuestra ANTOLOGIAMartes 6 Nov - Hora 20:00 - PATIO BIARRITZ, 21 de Setiembre c/J.Benito Blanco
Cinco uruguayos fueron electos en Buenos Aires entre 2.000 escritores de 25 países.Finalistas publicados en la antología argentina NUEVA LITERATURA DE HABLA HISPANA:
-CARLOS LOPEZ QUAGLIATA -MARIA DEL CARMEN MALLON -GONZALO MENENDEZ.
-CARLOS DANIEL MONTERO -GONZALO MOREIRA. Presentación: JORGE ARTOLA.
Editorial Nuevo Ser (Argentina) y Librería Patio Biarritz (Uruguay) lanzan en Montevideo
ANTOLOGIA DE LA NUEVA LITERATURA EN HABLA HISPANA - TOMO IV
-Abrirá la cita el guitarrista Daniel Rodons (Hot Club)-Cierra la misma la cantante blusera Virginia Martínez
LOS ESPERAMOS PARA BRINDAR AL FINAL CON UN VINO DE HONORApoya Departamento de Promoción Cultural, Intendencia de Montevideo
Organiza: LA SINTESIS MERCOSUR www.SINTESIS.org (096) 481 931 - 481 49 46