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domingo, agosto 21, 2011

De extravíos y caminos equivocados

Estimados, ¿como es que están uds.? en esta ocasión seguiré con el viaje aquel a estaciones perdidas que hube de hacer en marzo de este año. Este capítulo trata de uno de los momentos más complicados que tuvo el trayecto.
Salido de Palermo, antes de mediodía, previa foto de la estación y de una parada que el tren tenía en el trayecto, parada que constaba de una casillita de chapa que soportó heroicamente el paso de los años...



Todo marchaba según los planes, recarga de nafta en un almacén en medio de la campaña, una cervecita bajo la sombra de un árbol y seguir en busca de la siguiente estación, Hernandarias. La cuestión es que en determinada parte del camino, el mismo se bifurcaba transformándose en dos que iban en direcciones completamente opuestas.
Primeramente seguí hacia la izquierda, andados más de 15 minutos y con un camino de tierra que lentamente devenía en huella nada más, llegué a la conclusión de que probablemente había errado la dirección, volví tras mis pasos (más bien tras mis ruedas) tomé el otro camino. La ruta que en algún momento si seguía rumbo al este debía divisar se hacía esperar... La estación Hernandarias perdida definitivamente.
La idea era seguir hacia la siguiente, estación Gallinal. Los primeros quince minutos se transformaron en media hora y este nuevo camino venía convirtiéndose en una extraña huella cubierta de piedras y campo sin límites a ambos márgenes del mismo.
El tanque de nafta iba perdiendo lentamente sus reservas y yo con la idea de que si hacía cincuenta quilómetros más sin encontrar señales de civilización debería de volver a Palermo como pudiese y recargar nafta allí, pero con todo el día perdido.
Kilómetros más tarde, mientras la desesperación del andar en una moto en un camino de tierra absolutamente perdido y vacío de toda forma de vida un ñandú salió desde uno de los campos y se puso a correr por delante mío, si, un ñandú!!!.
tomé la cámara y con la moto en marcha atiné a hacerle una foto, que evidentemente no ha sido de lo más clara, pero que ampliada se puede ver al pobre bicho corriendo a más de sesenta km. por hora.



Seguí al ñandú y cual canción que podría haber escrito si el espíritu de Drexler se hubiese instalado en mi, podría decir que un ñandú me trajo hasta aquí.
Ese hasta aquí resultó ser una suerte de tumba de grandes dimensiones... una tumba si. En ese momento se me ocurrió que quizás aquello era un presagio y que mi ñandú benefactor quizás fuese en realidad un ñandú carroñero que arrastraba a individuos que buscaban estaciones de trenes campo adentro para comérselos posteriormente a la sombra de esta tumba:



Superado ese primer momento de pensamientos extraídos de la peor película de terror de clase B jamás realizada miré hacia mi derecha y encontré una construcción. Una señal de civilización. Me acerqué en la moto y resultó ser una escuelita rural de nombre Molles de Timote y que según revelaba una fecha habría sido construida en 1912.
Me acerqué a la puerta y un rato después salió una maestra de pasados los cuarenta años, bastante extrañada de ver a semejante extraño en esos parajes. Le conté un poco la peripecia y solicité con mi mejor cara de citadino extraviado (muy parecida a la de perro mojado que suele funcionar con algunas mujeres) alguna indicación sobre como llegar a la estación Gallinal y luego encontrar la ruta que llevaba a Sarandí del Yí y que pasaría por Montecoral, Capilla del Sauce y finalmente a Tabaré, estación final de este primer recorrido.
Este terminó siendo un post de viaje de estaciones, pero sin fotos de estaciones de tren, a continuación foto de la escuelita, un saludo grande a la maestra que me devolvió a la civilización y otro grande al ñandú y otra fotito de cuando volví a la ruta 6.
Abrazo más que grande!!!




(escuela rural Molles de Timote)



(la poderosa, jejeje)

viernes, abril 08, 2011

Las Flores - Montes - Florida...

La noche está fría, un buen contraste con aquellos días a principio de marzo de gran calor en que a mediodía arribaba a Montes. Un pueblito de casas de un piso con una avenida central y una plaza sin las pretenciones de otra, pero igualmente linda en su simpleza. La moto se detuvo a descansar luegode 2 hs. y pico de grandes velocidades (ciento y poco por hora en buena carretera) y unos 20 min. en la peor ruta de la historia. Un camino que se desvía entre Solís de Mataojo y el pueblito en cuestión.
Sabía por el mapa de rutas que allí había una estación de tren, así que dejada la moto en su siesta me tiré un rato en la plaza, armando un tabaco, tomando un poco de aua y me acerqué a un hombre que cortaba el pasto en la vereda de enfrente. Consultado el hombre sobre en donde quedaba la estación la respuesta fue... - Uh, queda cruzando la avenida, pero ya no pasan los trenes. Dadas las gracias del caso y con tan pobre referencia desperté a la moto y buscando la estación me detuve en una escuela de la utu, en que una señora de mediana edad nuevamente cuestionada respondió con un aún más vago... - La verdad que no se, pero si seguís a la ruta que dobla a la izquierda cruza la vía. Debe estar por ahí. Seguidas las instrucciones divisé la estación a lo lejos. Moto en calle, mochila en el hombro y cámara en mano me acerqué al sitio. Por las señas que se veían en el lugar era evidente que allí vive gente, por lo que como buen tipo de ciudad me dispuse a golpear las palmas a la espera de alguien que consultado por si podía sacar fotos me dijera... - pero la verdad que no se donde está la estación, jejejeje. Por el contrario me atendió un señor de edad pasando los cincuenta que con mucha simpatía me ofreció los andenes para mi, no sin antes consultar sobre mis motivos. Motivos que no se como le caían a quienes le conté cuando decía que mi viaje era en realidad a las vías desde Florida a Sarandí del Yi, pero que como estaba de paso allí no quería pasar la ocasión de fotografiar Montes. El hombre se llama Daniel Garro y según me dijo de Montes hay algunas fotos dando vueltas en la red, pero ninguna reciente y que le avisara a su Facebook cuando las colgara.
Con la reflex y la digital en mano empecé los disparos. Unicamente sobrevivieron las digitales, puesto que la maldita reflex siguiendo una tradición que se repitió en otra ocasión que en algún momento contaré decidió no correr el rollo por lo que todo lo que ocurrió ese primer día de viaje quedó mitad en digital, mitad en el recuerdo. Entre las fotos más lindas que ese día se extraviaron estaba la de Daniel Garro sin camisa posando orgulloso en la linda y cuidada estación de Montes, ya regresaré a saldar la cuenta pendiente. El hombre me contó de que la vía seguía en actividad pasando por allí periodicamente trenes de carga desde y hacia central (central que ya no es la estación central, pero bue) y que de vez en cuando, en los días que el feriado lo ameritaba se acercaba algún convoy con pasajeros y música en los andenes... evidentemente aquellas eran situaciones muy especiales y muy distanciadas en el tiempo.
A continuación una de las pocas fotos que de ese momento me quedaron, un abrazo grande a Daniel Garro, que con mucha paciencia y simpatía recibió a este vago que por la ruta y pocas excusas pasaba a molestar, ya me tendrá en algún momento de regreso.

El viaje continuaba pasando por Tala, San Ramón y un buen tramo hasta llegar a Florida, donde conseguiría un hotelito a buen precio, comería algo, averiguaría como llegar a la famosa vía del tren perdida y empezaría el viaje que estaba buscando, pero eso será cuestión de un siguiente posteo, abrazo grande.


lunes, abril 04, 2011

De mochila, moto y a la ruta...

Estimados, vendrán desde hoy y por algunas entradas una serie de post sobre un paseíto que me mandé en la moto... El objetivo recorrer parte de un ramal de tren abandonado que va desde Florida hasta Sarandí del Yi y las estaciones que pudiera encontrar. Resulta que este, que puede parecer un viaje aburrido a simple vista era para mi una materia pendiente. Aquellas estaciones eran puntos perdidos en el mapa del tiempo. Las hojas de ruta actuales ni siquiera los tenían entre los puntos tenues que marcan las poblaciones con menos de 100 hab. Pues resulta que al final y en el mejor de los casos los "pueblos" que recorrí apenas si tenían 10, salvo dos excepciones. La cuestión es que con todo aquello que había leído sobre los trenes en Uruguay, cuentos de otras épocas en que la vida era tan distinta a lo que es ahora, menos inmediata, con mayores distancias, con un mundo por descubrir. En épocas en que el google earth te muestra una foto de un pendejo jugando al fútbol en un campito de Casupá, esto de recorrer la vía del tren es lo más parecido a una aventura que se me ocurrió ultimamente. Lo dicho antes, que los mapas no marcaban ni siquiera aquellas estaciones que si encontré en un viejo mapita de rutas de los años 70 y entre algún material de AFE, ni siquiera los caminos por los que se llegaba a tales puntos existían en el papel, todo eso sumado a que el viaje sería en una moto de 110 c.c. con más aguante del que a simple vista podría decirse... bueno, en fin, supongo que aclaré mi punto.
Preparé la moto la tarde anterior en el taller de confianza y la mañana del 2 de marzo del 2011 y con el cuentakilómetro marcando 6297 km. empezó el viajecito que por tres días llevaría por caminos al costado de la vía.

A continuación, el mapita con la ruta a seguir en la primera parte del viaje marcada en trazo negro y desprolijo partiendo de las Flores y terminando el primer día en Florida, esa sería la primera parte del camino... la más aburrida e inevitable, la que me llevaría al principio de la vía. Aunque había una primera parada fuera del itinerario principal, que me llevaría a la estación Montes.


sábado, noviembre 10, 2007

De vuelta... (de volver)

Ayer de noche, a contramano de la tormenta volví a casa, después de una semana en Salinas, de esas que purifican el cerebro, recarga baterías y permiten volver a enfrentarse a la rutina... (uh, perdón, que panfletario y propagandístico que sonó) y bueno, estoy poniéndome al corriente de todo a lo que estaba ajeno en mi retiro, lo que en mi caso significa tomar un café, sacar a Scully (mi perrita) afuera, escuchar un disco de Radiohead de fondo, charlar unos instantes con Gabriel (el paja ) y alegrarme de que todo siga bien para él..., terminar el café, revisar el correo, y un largo etcétera que queda en la nada...
Y bueno, dormí en mi cama, saludé a scully, me di un baño con agua caliente y no con jarrita (el único de los detalles de las vacaciones en Salinas), extrañé un poco la ausencia de Ana por la noche, volví a prender la pc. Por la noche me voy a poner a ver xxy, a ver si está buena, de tarde tengo que volver a la playa, al cumpleaños de Lucas (el primo de Ana)... y ta, no se, estoy de vuelta, volví a extrañar Salinas... será hasta la próxima licencia, o no... quien sabe.
En fin...