miércoles, agosto 25, 2010

Peñarol - Real Madrid...

Estimados, la tarde de ayer me dispuse frente a la tele en el trabajo, fuera de horario para ver el partido. Al principio fue por curiosidad y con razonable temor de que el Real pudiera hacerle 4 o 5 al manya, pero la verdad es que la sorpresa fue grande.Peñarol jugó a lo Peñarol, de igual a igual, si bien por momentos se la pasó defendiendo, también manejaba la pelota y pareciera que dejó por buenos ratos al Real un poco sorprendido, ¿que pasaba que estos indios venían a hacerle partido? no hay respeto por nadie ya? entrado el segundo tiempo hasta soñaba con la posibilidad de un Peñarol ganando por penales, dado que el Real madrid, fiel a su estilo jugaba sin sangre alguna, y hasta pegando. El lolo se llevó unas cuantas patadas de recuerdo, hasta que un argentino con cara de imbécil (ah, Di María se llamaba?) hizo un golazo. El partido se terminaba por ahí, era pedir demasiado una remontada... pero bueno, con una dosis de sangre ya habitual en el fútbol uruguayo, Peñarol le hizo partido al Real Madrid... si así de surreal como suena fue lo que pasó.
Les dejo con unas líneas (de texto nomás, a no entusiasmarse de forma prematura) que ilustran mejor lo que quería decirles:


As considera que "Peñarol salió del Bernabeu con la dignidad intacta" y le dedicó un párrafo aparte. "En líneas generales y para explicar el partido, se puede decir que el Madrid no contaba con el gen competitivo de los uruguayos".

Agregó que "algo tienen cuando se visten de futbolistas, algo mágico que los conecta con sus mayores, aunque ellos, a diferencia de los clásicos, sean carne mortal y fácilmente olvidable. El hecho es que durante más de una hora plantaron cara y defendieron la camiseta".

I wanna be sedated

Si estimados, quizás esto sea una pequeña sorpresa para algunos... pero este tema de los Ramones está salado, les dejo un abrazo y este temita de fondo para un día feriado.



y vivieron felices para siempre?

La pantalla de cine puso The End en letras grandes al centro del rectángulo gigante.
Minutos antes el príncipe se había abierto paso al castillo, derrotado al enemigo de turno (un monstruo gigantesco con 5 cabezas o más y que quizás escupiera fuego también, aunque no hay demasiados testimonios al respecto como para asegurarlo), llegó al cuarto de la princesa, que convenientemente durmió víctima del maleficio de vaya uno a saber que bruja durante todo el largometraje hasta que apareció el héroe, le dio un piquito (ni siquiera un beso con lengua) y la integrante de la realeza que había estado por años en un coma profundo despertó de repente. La pantalla muestra el The End, no sin decir antes que vivieron felices para siempre.
Las cámaras se retiraron del set, la princesa y el héroe se fueron a vivir al castillo de los padres de ella, se casaron en una boda demasiado artificiosa y en la luna de miel se echaron un polvo de apenas 10 minutos (incluída la previa). La princesa no era una de esas amazonas multiorgásmicas, sino apenas una princesita que terminaba rápido y dejaba al príncipe con ganas de algo más. El tiempo fue pasando y la insatisfacción sexual del ahora príncipe, fue saciado en las largas temporadas de caza que se hacían en el castillo con cuanta campesina con buen escote se le cruzara. Los rumores no tardaron en llegar a la corte y la princesa en medio de un arrebato de furia echó al príncipe de su reino. Este entró en una fase depresiva. Al principio intentó pedir perdón, llegó con flores a medianoche, serenatas bajo el balcón, pero resulta que hay cosas que no tienen perdón le dijo en tono moderado la princesa la única vez que le respondió. El problema con las serenatas también podría ser el mal oído musical que poseía nuestro héroe ahora caído en desgracia y quizás su falta de efectividad se debía a que mientras estas se desarrollaban, con el ex príncipe aullándole a la luna en una tarde fría, en una demostración de que no existe límite alguno para la humillación de un hombre, la princesita ahogaba sus penas haciendo que uno a uno pasaran los esclavos recientemente capturados para proporcionarle largas sesiones de sexo oral (a ella claro está, que ser princesa tiene sus beneficios señores, que se piensan?).
Volviendo al príncipe, el pobre infeliz fue echado del palacio, los padres de la ex enamorada arreglaron un divorcio rápido del que ni siquiera le hicieron párticipe y en el que como causa principal de la separación se apeló a que el príncipe no podía tener más de 10 minutos de sexo (previa incluída), cuestió que hizo caer su reputación como amante por toda la comarca... excepto por supuesto por las campesinas de buenas tetas que gritaban a los cuatro vientos que el príncipe era todo un semental. Peor me estoy yendo por las ramas... resulta que el príncipe en plena depresión intentó encontrar maneras de distraer su cabeza, comenzando primero por seguir moviendo a cuanta mujer se pusiera en el camino (hombre, había una reputación que reflotar!!!) hasta que la depresión fue tan grande que hasta problemas de erección le aparecieron. Con este panorama lo primero que intentó fue matarse... sin éxito unas 4 o 5 veces... hasta que sus amigos en una larga noche de alcohol le hicieron cambiar de idea. La solución son las drogas!!! largas noches, largas mañanas, largas tardes (largos días en resúmen) dedicado a sesiones intensivas de la mejor cocaína del reino, hasta que terminó realmente hecho pelota fisícamente... síndrome de abstinencia mediante el príncipe se fue rehabilitando de a poco y a un año y algo de aquella promesa de ...y vivieron felices para siempre... resultaba que aún la extrañaba. Decidió entonces sumirse en una adicción medianamente moderada al alcohol, que le permitía una cierta paz espiritual, que comenzaba a recobrar luego de seis meses sin merca.
En fin, y a modo de resúmen, resulta que el pobre príncipe aún anhela las tardes en que se quedaban recostados con la princesa, viéndose a los ojos, pensando que ellos eran el uno para la otra, con quien querían pasar ese para siempre... y de vez en cuando arrebatos de correr al castillo y simplemente preguntarle como está, abrazarla tiernamente surgen en medio de las largas noches... Estos se estrellan contra la realidad. Hace más de un año que no sabe nada de la princesa, si el se apareciera por allí así como así, se encontraría con alguien que le considera un extraño... ¿que hacer entonces? mientras tomo un trago les cuento que quizás sea verdad, quizás ese y vivieron felices para siempre era lo que realmente estaba escrito en el guión... pero nosotros, como malos actores, desoyendo al director nos empeñamos en voltear con cuanta campesina se nos cruce (ehmmm perdón, tenía que decir que hacíamos todo lo contrario a lo que se nos dictaba) y resumiendo, no se que decirles... solo que disfruten cada una de las paradas que llevan hasta el borde del abismo, intentando no pasar de largo por ninguna, que todas tienen su lado divertido y que cuando lo crean conveniente... vayan corriendo a debajo del balcón, al menos para saber si aún piensan en uno.

lunes, agosto 23, 2010

Que por que todos los días son iguales???

No sabría responderlo, mucho menos analizar los motivos.
Que porque te extraño las tardes de lluvia y las de sol, y las que solamente el cielo está cubierto, cuando entre las nubes se cuelan los rayos del sol como en plena escena bíblica... que porque pienso en acostarme con una virgen?? pues no sabría responder... y esa fijación por las Marías? tampoco... pero será mucho pedir tres?
Que porque quisiera ser un vampiro??? quizás por el hecho de atacar mujeres impunemente y que mueran en medio de un orgasmo mientras les chupo la sangre, pero ojo, que soy un vampiro cuidadoso y luego de cada comida me cepillo los dientes. O será por esa fantasía de encontrar a la princesa vampira ¿que me mira? aunque sabidos son los contratiempos del sexo oral con mujeres de esa especie...
Una caminata? sentarse un rato al sol? que porque todos los días son iguales???
será que falta algo, que falta todo, o casi todo. Algo así como el enorme abismo que hay entre reír y sonreír, o ser feliz, ¿que es eso? buena pregunta, que obviamente no será aquí respondida.
¿Que porque estoy escribiendo esta basura? será para contrarrestar la porquería demasiado simplista que posteé antes, o será mi botella al mar que dice que te extraño, pero a quien engaño? si solo estuve en la cama con alguien más... bueno, eso y en algunos sitios más además. ¿pero el corazón puede tener varios socios?, ¿que comparten las ganancias pero que se van cuando se va a pique?
¿que porque todos los días son iguales? porque te está faltando algo imbécil, contesta ella en tu cabeza.

domingo, agosto 15, 2010

Hubiera sido mejor que no la hubieses conocido

Estimados, saludos desde el este... Hoy me levanté (si, a las 3 de la tarde, pero más vale algún día que nunca?) con la intención de torturarlos literariamente, que se queden gritando basta por favor. Resumiendo, he decidido subir una de las porquerías últimas que escribí. En esta ocasión es una cursilada de tamaña familiar, pero bueno, es toda suya, la dejo para que sea destrozada por la crítica (y a no pensar que esto es esa basura de humildad y todo eso, no, lo dicho es cierto, a comprobarlo entonces). Abrazo grande



Hubiera sido mejor que no la hubieses conocido




Esa mañana amaneció como una mañana cualquiera de otoño. Gris, fría y ventosa.
Desde abajo de las mantas el mundo parece un sitio mejor, mientras el viento soplaba afuera haciendo moverse la puerta mosquitero de la entrada.
Media hora dando vueltas en la cama con el ruido de las olas a lo lejos. En cierto momento el cuerpo le pide a uno un café, un gin tonic o un polvo. Los dos primeros se podían solucionar, en cuanto al último, uno le pierde interés un poco a los polvos con la edad y se lo deja para un lindo abrazo, un buen vino al borde de la chimenena, una buena charla y después si, un polvo como dios manda.
Igualmente un polvo de cuando en cuando no le hace mal a nadie, solía decir Dan, amigo desde hace años de Jorge.
A los veinte eran prometedores guitarristas, todo expectativas e ilusiones. Dan lo es, Jorge dejó de intentarlo hace tiempo. A los treinta la cosa era un tanto distinta.
El amor era solo un espejismo con el que uno sueña encontrarse, pero en lugar de eso se cruza con charlas aburridas, mujeres sin imaginación, hasta que aparece una o dos en el mejor de los casos, que cuando se van lo dejan a uno roto, con pedazos que desparramados en la marea empiezan a perderse. Y a uno le empiezan a quedar las noches con mujeres que le aburren, aunque de cuando en cuando aparece algo que a uno le hace querer volver a respirar, a sentir la lluvia en la cara, a salir a andar en moto un día de invierno y estupideces similares.
El pitido de la caldera avisando que el agua estaba hirviendo le sacó de los pensamientos patéticos por un instante tal como los llamaba la última mujer que le marcó, refiriéndose a lo que él consideraba su lado más encantador, el de soñador.
La vida era un poco mejor bajo las frazadas y con un café, podrían serlo mucho más si hubiera una señorita que le impidiera a uno concentrarse en el café, pero las cosas eran así. Desde hacía unos 2 años que no tenía un amor, polvos si, pero no un amor. Sutil diferencia.

Esa mañana otoñal en ese pueblito costero que fuera de temporada quedaba casi vacío le deparaba una gran sorpresa, hecho que nada pareció advertirle.
Jorge se empezó a quedar dormido con la taza en la mano. Lo inevitable ocurrió, el café semi hirviendo hizo un viaje solo de ida hasta su camisa. Se levantó puteando, la taza cayó al piso haciéndose pedazos. Fue al baño, y se enjuagó el cuerpo, buena metáfora para darse un baño.
Rato después salió de la casa. Nadie en la calle de tierra, fue al almacén, que era el único sitio abierto en esa época del año, compró tabaco y fue a la playa.
El mar estaba crecido, el viento fuerte hacía difícil prender el cigarro, las nubes tapaban el sol.
El hombre empezó a caminar rumbo al oeste, siguiendo la costa, perdido un poco en lo que a su cabeza se le ocurriese. El pasado, el presente, los recuerdos, las ilusiones rotas, el hecho de que su último polvo fue hace un par de semanas era algo que comenzaba a molestarle.
Recordó aquella tonta muchacha de veinte que se sorprendió de que un escritor cogiera tan bien. – Creí que ustedes no precisaban de estas cosas.
A lo que él contestó que justamente estas cosas, el alcohol, un porro cada tanto y algún extra más era justamente lo que le permitía seguir en este mundo y por ende escribiendo.
La muchacha le pidió el teléfono, lo intercambiaron, aunque aquello era cosa de un solo polvo, por supuesto.
El patético soñador hacía ya un tiempo que no tenía demasiadas ilusiones al respecto. Además, digamos que el tipo de especimen femenino de aquella noche no era algo demasiado inspirador. Era como la musa de un cocainómano con síndrome de abstinencia, que en lo único que puede pensar es en el próximo gramo, cuando será, que sea ya, que sea ya, mientras el mundo gira de a poco más lento y las horas se convierten en años.

La arena estaba apenas húmeda y las huellas casi ni se notaban.
El cielo completamente cubierto sobre su cabeza daba la sensación de que en vez de ser casi mediodía, estaba ante el preludio del atardecer. Todo es un preludio del atardecer pensó en voz alta y riendo ante la réplica de – Patético, que la voz de Carolina repitió en su cabeza.
Los minutos empezaron a irse y otro tabaco suplantó al anterior, mientras el caminante entonaba Like a rolling stone, versión Dylan, como debía de ser ante tres gaviotas que eran el público de aquel espectáculo, vengan, pasen, observen como un corazón muere de a poco. La idea de estar sufriendo una suerte de paro cardíaco – sentimental crónico le hizo gracia, era una linda línea para poner sobre papel en blanco.
Desde hacía dos meses que la playa estaba vacía, los turistas en trajes de baño y bikinis bien rellenos habían dejado paso a la completa calma, soledad y frío. Salvo el tipo del almacén, un viejo de casi sesenta y Joaquín, el vecino de un par de cuadras más abajo, otro viejo poeta que cansado de la cocaína se retiró a vivir en la soledad de aquel pueblito y alguna que otra persona no demasiado bien de la cabeza, como todos los que vivían allí luego del verano era cuanto había en el pueblo.
A lo lejos divisó alguien sentado en la arena, estaba leyendo?
Era una mujer, pelo suelto agitado por el viento, linda figura, al menos cuanto se puede decir de una mujer sentada en la arena y con campera encima. A medida que se iba acercando la pudo ver mejor.
No estaba nada mal, pasaba de los veinte, pero no por mucho, pelo castaño claro ondulado, y unos lindos ojos claros que pudo ver cuando la muchacha se percató de la cercanía del extraño. Hola dijo. Bajándose la bufanda azul que le cubría la boca y enseñando una sonrisa de niña. Claro, el resto de su cuerpo mostraba que desde hacía un tiempo que ya que no lo era.
Mierda, pensó Jorge, es casi como una suerte de angel caído, los ojos tenían una tristeza casi poética, la sonrisa era de niña, el pelo lindo, ella parecía estar divina. Tengo que decirle algo, pensó para adentro.
Pero no hizo falta, la muchacha cerró el libro que estaba leyendo. Era “pasadas las doce”, el primer libro que el hombre había escrito y que pudo vender, a los veinte años. Luego vinieron un par más, una reputación de revelación de la novela contemporánea y después, desapareció, se fue al pueblito y ya casi ni escribía. Las noches pasaban entre gin tonic, unos daikiris, vino, algún faso y viajes al pueblo más cercano, donde conseguiría un polvo y volvería borracho a casa con el sol de la mañana.
La chica no lo había reconocido, pensó. La sonrisa de aquel joven pretencioso que había en la contratapa hacía un tiempo que había desaparecido, en su lugar, las incipientes canas, el humor ácido, la ironía y el entierro de algunos de sus mejores sueños fueron lo que quedó.
- ¿Que tal el libro?atinó a preguntar.
- Es bueno, pero podría ser mejor.
- Espera al final, es lo mejor que el idiota escribió.
- Lo leíste? Preguntó haciendo una sonrisa irónica. Creí que solo lo habías escrito.
De nuevo la sonrisa de niña, solo que esta vez con un agregado de picardía.
Le había descubierto, lo dejó como el idiota que era, o no, aquello era gracioso, hacía ya un tiempo que no se cruzaba con gente que le conociera por lo que había escrito.
- Me descubriste, alcanzó a balbucear mientras echaba una bocanada de humo.
- En efecto, pero prometo no decirle a nadie donde se esconde el último poeta destrozado que nos queda.
- Te tomo la palabra.
- Es buena.
El viento le movía el pelo tapándole los oídos. No podía dejarla irse, no podía irse sin más. Pensá rápido tontito susurro la voz de la última mujer que amó. Ella era así, le decía patético con la misma naturalidad que cuando le tomaba de la mejilla y poniendo cara de niña le decía tontito.
- esto parecerá un cliché salido de una comedia romántica, pero no puedo seguir camino sin antes intentar invitarte un café.
- Puede ser contestó ella sonriendo.
- Tendría que tener cuidado señorita, si sigue sonriendo impunemente alguien puede salir lastimado.
- No parece que a usted le asuste querido escritor.
- Para nada, pero no es que sea inmune, alguien podría enamorarse si despierta una mañana y ve esa sonrisa con un café.
- Eras más sutil cuando escribiste este libro.
El escritor decadente no pudo impedir una carcajada.
- Es cierto.
- Bueno, ¿que estamos esperando para tomar ese café? Dijo ella poniéndose en pie.

Fueron al almacén, que tenía unas mesitas en un rincón, pidieron café al viejo y pasaron las siguientes horas hablando. Era de esos momentos mágicos en que pareciera que las personas se conocen de toda la vida. Ella se llamaba Ana, tenía veintisiete y hacía una semana que había renunciado a su trabajo, tomó una mochila y se fue a la casa de su padre, que llevaba unos años muerto. La casa estaba vacía desde entonces y la primer semana se la pasó ordenando y limpiando todo. Al hombre le daba curiosidad saber como había muerto el padre, pero en esas cuestiones es mejor no preguntar, dejar que la chica se lo contara si se decidía a hacerlo en algún momento.

La noche les sorprendió todavía en el almacén, donde un café se habían vuelto demasiados y el viejo ya estaba por cerrar.
- Invitarte a cenar sería muy inapropiado? Me encantaría cocinarte mi mejor plato.
- Acepto, respondió regalando otra sonrisa.
- Veo que no haces demasiado caso a las advertencias, respondió riendo.
Compraron un vino y salieron.

La noche estaba fría y el cielo se iluminó instantes después que el viejo del almacén apagó todas las luces, era perfecto.
Llegaron a la casa del escritor, previo orden ligero, de levantar botellas de vino vacías, de juntar los libros, puso un disco bajito, ella dejó el libro en la mesa y se sentaron en el sofá.
- Me vas a besar? Preguntó la muchacha
- No puedo negar que no lo haya pensado, pero como soy un caballero después de todo, esperaba al momento adecuado.
- Adelante caballero, la dama se lo pide.
Luego del beso, vinieron caricias y alguna cosa más. Jorge fue a la cocina y mientras pelaba las papas y preparaba su mejor plato, ella lo abrazaba. Parecían una pareja en su luna de miel. Pollo con papas fritas, todo un lujo en comparación a lo que el escritor venía comiendo.
El menú habitual consistía en vino, gin tonic o cerveza con una guarnición de tabaco armado. De vez en cuando, alguna comida enlatada a los pies de la chimenea, mientras de fondo sonaba algún disco.
Comieron, vieron una película de ciencia ficción de los años sesenta mientras reían y se besaban como dos adolescentes. Terminaron el vino y luego varios más. El hombre echó leña al fuego y ella se quitó la blusa, luego de eso, el mejor polvo que tenía en años. Hasta el sexo oral era tierno, su sonrisa, todo.
Un rayo de sol le despertó, miró el reloj, las siete y algo. Estiró el brazo en la cama, estaba solo. Se levantó despacio. La señorita habría ido al baño. Ya de pie tardó un par de segundos en despertar del todo. Miró alrededor.
Fue al comedor, la blusa estaba aún sobre el sillón.
Un resplandor de luz salía por debajo de la puerta del baño.
Respiró aliviado, no estaba tan loco para haberse imaginado todo, o si?
Se acercó y le preguntó a la señorita si quería un café.
- Creo que he tomado más cafés contigo que los que tomé en mi vida respondió ella.
- Eso es un si?
- Si.

Ana abrió la ducha y comenzó a cantar. Su voz era preciosa, una suerte de tristeza se dejaba entrever en esa voz apenas quebradiza, mientras tanto una melodía en francés inundaba la casa y se quedaba dentro.
La mañana se fue y con ella la señorita.
El escritor la acompañó hasta su casa, no sin antes atarle su bufanda azul del cuello. La dejó en la puerta, previo beso y la promesa de que se encontrarían en unas horas en la playa.
La casa está un poco descuidada, dijo ella. Era cierto, las paredes estaban llenas de tierra y el pasto no se cortaba desde hacía un par de siglos al menos, pero fuera de eso, parecía un lindo sitio.
El hombre volvió a su casa.

Horas después, bajó a la playa, al mismo sitio del día anterior.
Caminó mientras iba entonando aquella canción en francés que escuchó a la señorita cantar mientras se bañaba.
A lo lejos estaba Ana, parada frente al mar con los brazos abiertos. El viento la acariciaba completamente, de pronto una niebla cubrió todo. Jorge se acercaba y lograba verla de a ratos, luego desaparecía. Au revoir llegó a escuchar en un susurro junto a su oído.
Cayó a la arena, quedó inconsciente. Cuando despertó el cielo estaba cubierto, pero sin niebla. Miró alrededor esperando encontarla. No había nadie. Jorge se puso en pie, echó a andar rumbo a la casa de la señorita, llegó, golpeó, pero no había respuesta. Intentó abrir y la puerta cedió. Una tela de araña le cubrió la cara apenas entró. El sitio estaba lleno de polvo y telas de araña, y pareciera como si nadie hubiese entrado en años.
Buscó en todos los cuartos y lo único que pudo encontrar fue la bufanda azul. Era lo único que no estaba lleno de polvo. Estaba mojada.
Salió a la calle, preguntó en el almacén. El viejo no había visto a la chica, volvió a su casa preocupado. Su libro seguía encima de la mesa. No me estoy quedando loco, pensó en voz alta. Los platos aún estaban sucios en la cocina.
- ¿pasó de verdad? Preguntó con voz burlona Carolina en su cabeza.
- Claro que si respondió el escritor molesto.

Se fue a lo de Joaquín, le contó la historia. Joaquín estaba serio, no dijo nada hasta que Jorge terminó.
- Sería mejor que no la hubieras conocido le dijo el viejo,
- Porque? Decime, la conocés de algún lado?
- Va a sonar terriblemente estúpido, pero a mi me pasó algo así hace unos quince años, claro que no era como vos me la describiste, pero si, la conocí en la playa, pasamos la noche juntos y a la mañana ya no estaba, nadie la conocía, nadie sabía donde estaba. En cuanto a lo de la casa del viejo y eso, todo igual.
- Nunca la volviste a ver?
- No, nunca más. No me preguntes quien o que es, no podría darte más que estúpidas conclusiones. Todo este tiempo creía que me lo había imaginado yo, después de la abstinencia, sabés que pasa cualquier cosa en la cabeza de uno, y bueno, pero con lo que me decís ahora, no se que pensar dijo el viejo.

El escritor volvió a la playa, ¿sería una suerte de sirena? Pensó para adentro. Siempre serás patético escucho replicar una voz de mujer rencorosa en su cabeza.
El viento sopló desde el mar, trayendo fragmentos de la melodía en francés, las olas rompieron, el sol se cubrió por un velo de oscuridad, a lo lejos creyó ver una mujer naufragando.

domingo, agosto 08, 2010

Ir y volver...

Estimados, luego de unas vacaciones mentales he regresado...
en esta ocasión estudiaremos elpara que sirven las mudanzas:
Algún que otro tip que apunto, obviedades a todas luces, pero resulta que si ya estuvieron alguna vez en este tugurio de la web no esperarán demasiado.
De fondo, el nuevo disco de Rot. Sitio: nuevo, volúmen: alto. Estado alcohólico: casi cero (si, no todo el tiempo se puede estar borracho señores!!!
Estaba pensando en que si, es verdad lo que dicen, alejarse de los viejos lugares deja algunos fantasmas en el camino, dejar de ver la cama conocida, el patio, incluso ver la lluvia desde otra ventana tiene un mejor gusto, otra estufa de leña, ocuparse en hacer que el nuevo sitio parezca un hogar... o casi, siempre es buena terapia.

El punto es que si bien con las mudanzas siempre se suman algunos fantasmas de polizón, aparecen solo de vez en cuando, como sabiendo que su lugar está en la caja de cosas que están guardadas en el cajón más alto del ropero con el letrero de "Para no olvidar".

Resumiendo, las mudanzas son buen momento para despedirse de algunos fantasmas y dejar un poco de tristeza con ellos, comprar una linda lámpara de pie para el living y prepararse para tiempos mejores, para penas nuevas, para dormir acompañados al borde de la estufa y que no duela tanto.

Abrazo grande, y no hace falta que os diga estimados, cuando quieran están invitados.

domingo, agosto 01, 2010

Solo Rot (2010)


Estimados, en esta ocasión, recomendarles el disco nuevo de Ariel Rot... La idea era colgar el lindo tema pop que será en efecto colgado y el que abre el disco, un rock al mejor estilo Rot, pero que el Señor Goear no tiene entre sus temitas... así que, solo el temita pop.
Resumiendo, no habrá un resúmen al respecto del disco, ni críticas baratas... en el mejor de los casos, escuchadlo uds. mismos.
Una pequeña nota al margen ¿solo a mi me parece que Ariel está parecido al Dr. House???
si, no mucho más que decir, a continuación, fotito en plan divo del rock, temita y link de descarga. Abrazo grande





Para bajarlo:

http://freakshare.net/files/gxudcb94/Ariel-Rot----2010--Solo-Rot.rar.html