En la ciudad de Olvido, la avenida principal tiene ese mismo nombre.
Caminaba todos los días para ir al trabajo, cada calle que la corta tiene el nombre de mujeres amadas que ya no están, o lugares donde uno fue feliz, algunas calles hacen versos con otras y a mitad de la avenida es cruzada por el boulevard de los sueños rotos.
La ciudad tiene una disposición en forma elíptica, de manera que cuando uno sale de una punta y siguiendo por los caminos angostos que se entrecruzan se termina volviendo al mismo lugar.
hay un teléfono público muy cerca de la plaza que funciona con monedas, pero no tiene botones con los números para discar, uno levanta el tubo y una voz conocida dice con voz monótona que no hay nadie en casa, que pruebe más tarde, pero resulta que nunca hay nadie en casa, nunca hay nadie en casa esperándote.
Cuentan que el arquitecto que diseñó la planta urbana estaba loco de amor por cierta señorita, que por las noches miraba al cielo y pedía a las estrellas el regreso de la mujer amada, pero las estrellas nunca cumplieron con lo prometido.
El arquitecto intentó luego nublar el cielo nocturno, llenando las calles de luces fuertes como venganza a un dios o a varios que nunca lo escuchaban, pero el gremio de los artesanos de la memoria torturada apedrearon todos los focos, poniendo en su lugar tenues velas que cubiertas de vidrio se encienden cada noche, proyectando sombras largas y tristes.
El diseñador urbano terminó tirándose por la ventana de uno de los pocos edificios de la ciudad, mientras los transeúntes lloraban en silencio su final.
La ciudad de olvido paradójicamente y de forma masoquista impide que alguien olvide lo perdido, ya estoy llegando a trabajar, pasé por calles muy parecidas a la calle donde nos besamos la primera vez, con pájaros que cantan nuestras canciones a cualquier hora, con callecitas que se llaman con las frases que me decías al oído.
En cualquier momento me tomo un taxi con la vaga instrucción de salir de la ciudad, pero está tan bien diseñada que cada vez que subo en Olvido y boulevard de los sueños rotos, me bajo en la misma esquina.
2 comentarios:
Nos vemos en Olvido y Sueños Rotos;
deja que te acompañe, nada pierdo
con ello, y demos vueltas como motos
por calles con asfalto de recuerdo.
Ya estuve alguna vez en ese sitio,
ya compartimos más de una cerveza
entre falsas alarmas y algún ripio;
ya quise reventarte la cabeza.
Aquí estaré. Hoy celebro que puedas
oír llorar a un niño y ya no creas
que toda ruta muere en una vía.
Y creo que te ha dado por mudarte
pues veo que, desde un tiempo a esta parte,
no vives ya en Calle Melancolía.
jajajaj, siempre me dejás pegado en mi propio blog, publicando comentarios mejores que los post estos de aire de pseudo intelectual torturado que nunca me sale bien, jajajaja. Brindo por tener amigos como usted mi querido dalai, abrazo!!
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