lunes, febrero 04, 2008

La historia de Lisey

Stephen King explora la Alegría del matrimonio y el dolor de una perdida

Lejos de pensar en un retiro, el autor de innumerables best sellers de terror regresa con una historia más bien psicológica, pero a su estilo.


Publicada 17 de octubre de 2006, El Diario de Hoy Motoko Rich

El Diario de Hoy
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Es evidente que Stephen King tiene muy pocos problemas para invocar a su musa: con más de 40 libros publicados, parece no tener impedimento alguno para escribir en abundancia; y éso a pesar de que él aseguró, hace cuatro años, que planeaba retirarse.

Sin embargo, King, de 59 años, mejor conocido por los aterradores cuentos “Carrie” y “El Resplandor”, afirma que elaborar un libro es diferente a escribir uno verdaderamente bueno. Eso es lo que este autor cree haber hecho con “La Historia de Lisey”, una novela que será publicada el 24 de octubre por Scribner.

“Es como surfear en la séptima ola”, afirmó King recientemente. “Montás seis que son buenas, y la séptima es verdaderamente grande”. No obstante, con cada séptima ola, se arruina la diversión, “así que en realidad solo cada 49 olas surge una que es verdaderamente muy, muy buena, y me sentí así con ‘Lisey’”.

En esta ocasión, King, una de las pocas verdaderas estrellas de rock del mundo literario, ha escrito una novela que, como “Bolsa de Huesos” (1998) o las novelas de “Diferentes Temporadas” (1982), no renuncia en su totalidad al horror, pero ciertamente los trasciende.


El nombre de él en el lomo del libro suele garantizar un éxito de librerías. Pero King quiere que los lectores, y los críticos reconozcan que no es un escritor mercenario.

“Te ganas la reputación de ser un éxito de ventas e inmediatamente te colocan una etiqueta”, que casi te obliga a escribir para el común denominador más bajo, aseguró. “Todo lo que he tratado de hacer es trabajar duro y mejorar”.

Agregó que con “La Historia de Lisey” “no estoy diciendo que es prosa sin muertos o que es un clásico. Estoy diciendo que me sorprende que tenía este libro dentro de mí. Realmente es un libro afortunado”.




Relatada desde el punto de vista de la mujer, la novela es una vibrante celebración del lenguaje, en especial el dialecto compartido por el matrimonio.

El libro está condimentado con palabras vívidas como “Incunks” (el nombre impuesto a la pareja por los profesores que estudian la obra de Scott), o “Bad-gunky” (la referencia que Scott hace de la locura que a veces se apodera de él y de otros miembros de su familia).

Además Scott, y después Lisey, viajan de ida y vuelta a un mundo alternativo, que a la vez es hermoso y monstruoso, conocido como “Boo’ya Moon”.

King comenzó a escribir “Lisey” hace tres años, mientras se recuperaba de un severo brote de neumonía que lo llevó al hospital durante casi un mes. Este fue su segundo encuentro con la muerte, luego de haber sido golpeado por una camioneta, en 1999. La semilla de la novela, aseguró, surgió a su regreso del hospital, cuando se enteró que su esposa, Tabitha, había comenzado a renovar su oficina.

Cuando entró en la habitación, la vio convertida en un granero. Las alfombras habían desaparecido y la mayoría de sus libros y documentos estaban en cajas.

“Entré allí y apenas podía caminar y respirar”, recordó. “Pensé, así es como se ven los lugares cuando alguien ha muerto. Entonces pensé para mí mismo, ésto es lo que es ser un fantasma”.


Pero lo que realmente quería hacer, era “escribir un libro sobre una mujer que fuera la fuerza impulsora del matrimonio de un hombre famoso”.

Aunque su propia esposa es la evidente inspiración de “Lisey”, el autor se apresura a señalar las diferencias entre su hogar y el de sus personajes: Tabitha King es una novelista por derecho propio, mientras que Lisey no trabaja. Los King tienen tres hijos, y los Landons no tienen ninguno. No obstante...”, subrayó, “se supone que Lisey debe ser una obra acerca de cómo encontrar a alguien que entiende lo que es vivir esa vida de la imaginación”.

Luego confiesa que es consciente de que “no todos se sienten cómodos con éso, y cuando encuentras a alguien que lo está..., en ese sentido Tabby es como Lisey”.

Voces femeninas
Debido a que escribió con la voz de una mujer, King le pidió a Nan Graham editora en jefe de Scribner, que editara el libro en vez de Chuck Verrill, el viejo editor personal de King. Graham dijo que ayudó con el ritmo y afinando al personaje del título. “Lisey se volvió un poco más compleja y convincente”, aseguró.

En la novela, Scott Landon es un ganador del Premio Pulitzer y del Premio Nacional del Libro, que escribe grandes éxitos de librerías. King nunca ha ganado esos premios, aunque le otorgaron, algo controvertidamente, una medalla por su contribución distinguida a las cartas estadounidenses de la Fundación Nacional del Libro en 2003. “Es una forma de decirle al lector, ‘no comiences con la idea de que Scott Landon es Stephen King”’, afirmó, “porque ese no es el caso”.

Tales detalles pueden provocar que un lector se pregunte si podría, solamente un poco, estar escribiendo una despreocupada despedida del aparato literario. King insistió en que ese no era el plan.


A él parece que le preocupan los autores subestimados que ha defendido, más que él mismo. “Para mí mismo, soy leído, alimento a mi familia, así que me siento muy bien”, aseguró. “A fin de cuentas, no importa, porque o los libros sobreviven o no sobreviven. Voy a morir, y, por Dios, espero que sobrevivan, pero no está en mis manos”.

El intenso enfoque que puso en el lenguaje de “Lisey” surge como una especie de cambio en él. En sus primeros días, King confesó que el concepto de una historia reemplazaba el lenguaje.

Parte de ese cambio, argumentó, fue que comenzó a leer más poesía. Entre sus favoritos están D. H. Lawrence, Richard Wilbur y J. Dickey.

“Te envejeces, encuentras que el tiempo es más corto y lees cosas que no habías notado antes”, explicó. “Dices, ‘ya no puedo esperar para siempre para leer a Eudora welty’. Finalmente leí a Eudora Welty, así que tal vez solamente estoy conociendo a una mejor clase de persona literaria”.

Stephen King horrorizó a sus fanáticos con la amenaza de retirarse de la producción literaria, hace algunos años. “No me sentía bien”, explicó. “Sentía mucho dolor a causa del accidente”.

Pero, de alguna forma, él sabía que no podía dejar de escribir. “Cuando comencé a sentirme mejor, supe que quería trabajar”, agregó. “¿Qué más voy a hacer? No salto con paracaídas”.

1 comentario:

Galenito dijo...

Buena entrada. Todo sigue igual.
En mi opinion, no me gusto tanto.
Como escribio una vez en Salem's Lot tomado de la oficina de su suegro:
"Una vez tenia ocho ideas y ningun hijo, ahora tengo ocho hijos y ninguna idea"
Quiza una novela no muy buena pero si llena en lo que se fundamenta, amor.