jueves, junio 17, 2021

11 de abril Matanza de Salsipuedes

 El genocidio cultural


Hay muchos puntos de controversia incluso hoy sobre el hecho que durante muchísimo tiempo se llamó la "Batalla de Salsipuedes" y que conviene aclarar.

La palabra batalla tiene un significado como el combate de dos o más contendientes en donde cada uno de ellos intentará derrotar al resto.

En Salsipuedes lo que existió fue una traición y un engaño, no una batalla.


Desde el  principio el Presidente Uruguayo convocó a los caciques y sus guerreros con el pretexto  de iniciar una nueva incursión en territorios del Imperio del Brasil, fuera para recuperar una vez más los Siete pueblos de las Misiones Orientales, ubicados en el actual Río Grande del Sur, como para recuperar cabezas de ganado en esos lugares.

Los indígenas concurrieron al sitio de reunión y entregaron sus armas al inicio de la misma, que fue transcurriendo entre antiguos compañeros de armas, de batallas reales que databan desde los tiempos Artiguistas y que continuaron con el mando de Rivera al frente de contingentes que también integraban los charrúas. Hubo alcohol, hubo compartir, pero la intención del Presidente no era otra que lograr que se bajara la guardia y que entrara el ejército que escondido mantenía en la zona, a cargo de su sobrino Bernabé Rivera.


El resto de la historia ya la seguiremos contando, ahora nos vamos a desviar al otro punto de discordia en el discurso oficial, que data del mismo 1831, ese que dice que no fue un Genocidio lo que se hizo contra el pueblo charrúa, aduciendo que la intención no era la de exterminar a todos sus integrantes, y que en el hecho del 11 de abril de 1831 tan solo habían dado muerte a cuarenta indígenas y dado captura a otros trescientos. La verdad es que el genocidio tiene muchas acepciones, y una de ellas es la que se define como Genocidio Cultural.

Ya en 1933 surge este concepto y se identifica como la deliberada destrucción del acervo cultural de un pueblo, sea por la cultura material, tangible, así como las costumbres, historias y hasta la lengua.

Eso es lo que fue Salsipuedes, el inicio del Genocidio Cultural de la Nación Charrúa, con el fin deliberado y expreso de eliminar para siempre su forma de vida, sus raíces y su cultura en el más amplio sentido de la palabra. En esa traición primera, de antiguos jefes en batalla, de compañeros en las guerras contra portugueses primero y brasileños después es que se mata una cantidad importante de los hombres guerreros y caciques, se captura familias enteras, separándolas luego para ser vendidas o regaladas a familias para su servicio doméstico, para las tareas rurales y hasta para enviarlas a altamar a servir en barcos.


Las familias fueron separadas, los niños y niñas separados de sus madres, sus padres asesinados u obligados a escapar, los ancianos muriendo a lo largo de los trescientos kilómetros que hubieron de recorrer hasta Montevideo.

Se hizo una persecución de todo lo que definió la cultura Charrúa, su idiosincracia, su forma de vida, sus costumbres y su lengua, condenando a los supervivientes a ocultarse y a perder con el tiempo todo rastro de su pertenencia étnica.


No hay lugar bajo este cielo

Lo que vean desde ahora tiene dueño

Campamentos decadentes

Quisimos enseñarles y no aprenden

(1)


Una vez concluída la lucha por la Independencia con la creación del incipiente Estado Uruguayo luego de la Jura de la Constitución de 1830, los Charrúas, otrora compañeros de batalla de la época Artiguista, siendo parte fundamental en su ejército y en la lucha por la emancipación primero, integrando las líneas de los 33 y junto a Fructuoso y Bernabé Rivera entre otros comenzaron a ser considerados como un elemento que ya no tenía utilidad ni cabida en la sociedad y el mundo "civilizado" que se pretendía.


Se consideraba la forma de vida de esta etnia como una forma "salvaje", en la que no se respetaba la propiedad privada, consideraban ésta tierra y todo lo que contenía como naturalmente propias, usando el ganado que hacía dos siglos pastaba sin ningún dueño para su alimentación, por su cultura de cazadores -recolectores. No reconocían patrones ni jefes, se aislaban en sus tribus para mantener su forma de vida, cultura y sociedad.

Con las fronteras ahora aseguradas con el Brasil, los indígenas guerreros, que no se asimilaban a la idiosincracia y religión de los conquistadores ya no eran necesarios, y no sólo eso, ahora eran una amenaza para el nuevo Estado.

Ante este descaro, esta falta de respeto a la propiedad privada, los hacendados fueron insistiendo en la necesidad de tomar acciones contra el Pueblo Charrúa, antiguos habitantes de estas tierras, cuya población según estimaciones no superaba las 500 personas, que habían combatido dando su vida contra el invasor, hasta que en 1831, a un año de instaurado el Estado, su primer Presidente Fructuoso Rivera toma cartas en el asunto, de la forma más bárbara posible, a traición y engaño.


Dicen que lo pedía la gente bien

en nombre de la patria y dios (2)


Hacia fines de marzo se inició el plan mediante el cual se reuniría a todos los caciques y guerreros charrúas en un sitio a fin de realizar la "limpieza" pretendida por las clases dominantes criollas.

Fructuoso Rivera solicitó a la Asamblea General autorización para salir al frente del Ejército a la campaña a fin de solucionar desórdenes, ocultando deliberadamente la verdadera razón de su misión.

Los Rivera y la oficialidad del ejército nacional tenía gran ascendencia sobre los Charrúas, fruto de las muchísimas ocasiones en las que como compañeros de armas participaron para la defensa del territorio durante décadas.


Ese río es necesario

El plan era sencillo: juntar a la indiada con el pretexto de que la Patria los necesitaba para realizar la reconquista de las Misiones Orientales, que antaño pertenecían a la Banda Oriental y que los portugueses habían conquistado.


En el año 1828 los charrúas ya habían integrado las fuerzas que al mando de Fructuoso Rivera las había recuperado para que luego sirvieran de moneda de cambio para devolverlas al Brasil al fijar las fronteras y que se encuentran en el actual Río Grande del Sur.

Aunque levantó sospechas en algunos caciques la gran mayoría concurrió y se reunieron en un bucle del arroyo Salsipuedes con gran parte de sus familias y cientos fueron a lo que a la postre sería una gran traición.


“... pero el Presidente Rivera llamaba en voz alta de "amigo" a Venado (cacique charrúa) y reía con él marchando un poco lejos, y el Coronel, que nunca les había mentido, brindaba a Polidoro con un chifle de aguardiente en prueba de cordial compañerismo.

En presencia de tales agasajos, la hueste avanzó hasta el lugar señalado, y a un ademán del cacique todos los mocetones echaron pie a tierra. Apenas el General Rivera, cuya astucia se igualaba a su celeridad y flema  hubo observado el movimiento, dirigiose a Venado, diciéndole con calma: "Emprestame el cuchillo para picar tabaco". El cacique desnudó el que llevaba en la cintura y se lo dio en silencio. Al cogerlo, Rivera sacó una pistola e hizo fuego sobre Venado. Era la señal de la matanza". (3)


Rivera había concurrido con pocos hombres para no levantar sospechas, una vez ejecutada la pantomima por el Presidente, que consistía en simular defenderse ante un ataque a cuchillo por parte del cacique Venado, la fuerza comandada por Bernabé de mil doscientos soldados, que estaba oculta, aparecieron rodeando a los Charrúas.

Las cifras oficiales hablan de 40 muertos y 300 prisioneros (mayormente mujeres, niños y ancianos) por el lado de los indígenas y apenas 9 heridos y un muerto por las fuerzas gubernamentales.


A Polidoro si, 

dale un aguardiente y reí

Demostrá quien sos

aquel sangre fría traidor

y olvidá, que una vez fue un amigo fiel

de este escuadrón también (4)


La Matanza no terminó en Salsipuedes. Algunos lograron escapar, y otros pocos caciques que habían desconfiado y no fueron continuaban vivos y libres.

Hacia mediados de 1832 Bernabé Rivera marcha a Santa Rosa para combatir una sublevación indígena, triunfa en su cometido y el 20 de junio da con un grupo de charrúas aparentemente dirigidos por Polidoro a los que persigue hasta la hondonada de Yacaré Cucurú, desoyendo la alerta de que se trataba de una emboscada.

Allí le dan muerte a Bernabé Rivera en venganza por los asesinatos a traición y el robo de sus familias.


"No se dispersó tan solo a la nación Charrúa, disgregando sus tribus. También se destruyeron sus familias, se mató o espantó al hombre, o se lo encarceló y se lo cedió a capitanes de ultramar y se separó a la madre de sus hijos y a los hermanos entre si. Se los dejó a cada uno, sin que importara la edad, afrontando a solas un mundo hostil a cada una de sus costumbres." (5)


Existen sobre la matanza de Salsipuedes variadas fuentes, en varios puntos contradictorias entre sí sobre detalles de qué caciques estaban presentes, algunas hablan de dos o tres sitios cercanos donde en esos mismos días se asesinó a otros grupos, etc.

Y también peligrosas justificaciones de esta barbarie llevada adelante por el Presidente de la República y sus secuaces. La mayoría van por el lado de un concepto de "civilización" cuando menos cuestionable y por otro lado otra en la que se justifica mediante una "falta de utilidad" para este mundo de determinadas formas de vida, que encierran dentro una concepción de que solo tendrían derecho de vivir los pueblos y culturas que sirvieran al sistema y les fueran funcionales.


La siguiente declaración fue hecha en pleno siglo XXI:


" No hemos heredado de ese pueblo primitivo ni una palabra de su precario idioma..., ni aún un recuerdo benévolo de nuestros mayores españoles, criollos, jesuitas o militares, que invariablemente los describieron como sus enemigos, en un choque que duró más de dos siglos y los enfrentó a la sociedad hispanocriolla que sacrificadamente intentaba asentar familias y modos de producción, para incorporarse a la civilización occidental a la que pertenecemos.

... Organizada la República, le tocó a Rivera librar en 1831 la tan discutida campaña, aprobada por unanimidad del Parlamento, sin una voz en contra, dado el clamor del vecindario en campaña.”


(6) Julio María Sanguinetti, 19/4/2009


Tales son las aberrantes palabras que este expresidente de la República (en dos ocasiones) declaró.

Así mismo, tergiversando absolutamente en cuanto a lo dispuesto por el Parlamento (al que se le ocultó la intención de esa campaña) y también en cuanto a la falta de voces disidentes, habiendo en la época indignación en el trato de los prisioneros y luego al conocerse, por la forma en que se ejecutó la matanza. Así mismo es igual de rechazable la idea de que cualquier pueblo o cultura solo tendría un derecho a existir por el legado material que deja.


Resulta francamente peligrosa la forma de pensar de este tipo de personas, y más aún cuando entre quienes lo practican se encuentra una persona que accedió a la Presidencia de este país.


Es una suerte que no estemos dos siglos atrás en el tiempo, pues la acción de este expresidente ante una asamblea de un sindicato cualquiera sería equiparable a la de su predecesor y fundador del Partido Colorado, Fructuoso Rivera.


Y que enceguecido completamente niega en este pensamiento, la ríquisima historia y el ejemplo que su propio Partido ha sabido dar de ciudadanos comprometidos con su gente.


Bienvenidos al entierro

Y al eterno funeral de este payaso

Bienvenidos compañeros

Para ver a este Don Juan y sus lacayos

Fue por los mandamás

Los que se avivan más (7)


"- ¡Ah, Josefina! se quejó una vez. ¡Si tu hubieras visto como llegaron esos desgraciados a Montevideo.

¡Con decirte que me enteré de que ya estaban en la ciudad, por el asqueroso hedor que entró por la ventana y que fue inundando cada vez más mi dormitorio! Bastante después los cascos de los caballos, los pasos, los grilletes y el alboroto de la gente. ¡Seis meses después a muchos de ellos no los hubieras reconocido! ¡Lavaditos, con el pelo bien cortado, vestidos con toda decencia, casi gorditos! Arrodillados con toda devoción y comulgando, ¡Apenas se diferenciaban por el pelo chuzo y la piel oscura de nuestros mejores niños!”

(8)


El terrorismo de Estado

Como en épocas posteriores, los hechos relatados pueden perfectamente asimilarse al concepto de Terrorismo de Estado.


Un Presidente de la República violando absolutamente la Constitución de 1830, que garantizaba los derechos de los habitantes de la Nación, un Presidente que le oculta al Parlamento las intenciones de una campaña militar, que mediante engaños y traición realiza matanzas, captura y esclaviza un pueblo entero.


Así nació nuestro Estado, siempre debemos recordarlo y también recordar todas y cada una de las veces que la historia nos lleva de nuevo a ese lugar, para repetirlo. Y lo peligroso que es que existan opiniones y justificaciones  en las que deja entrever la incapacidad moral absoluta de muchas de las personas que ejercen y ejercieron labores de Gobierno y de poder, incluso en la actualidad.

Ya que si no somos capaces de reconocer el gérmen de la discriminación, el absoluto desprecio hacia las personas que según su opinión "nada tienen de utilitario para la sociedad civilizada", estaremos condenados a repetir esta clase de actos.


Por eso es que este 11 de abril recordamos a quienes fueron asesinados a traición y exterminados como cultura, a quienes fueron esclavizados y hasta incluso vendidos a extranjeros para ser exhibidos como vestigios de una raza "extinta" en París, por eso es que el terrorismo de Estado es tan peligroso, porque casi siempre queda impune, porque siempre atenta contra los más débiles, porque siempre encuentra formas de justificarse y de reproducirse.


“Imaginémonos que la Emboscada del Salsipuedes, que fue el comienzo de una serie de emboscadas y de crueldades sin límite, por ejemplo, el secuestrar niños y hacerles olvidar su nombre y su identidad entregándoselos a familias ricas de Montevideo como mascotas. Los charrúas sobrevivientes de Salsipuedes fueron los primeros  desaparecidos del Uruguay. Salsipuedes es la primera acción del terrorismo de Estado en Uruguay”


(9) Gonzalo Abella en 'Mañanas de Radio”, CX 36 7/4/2014



Imágen, La izquierda diario

http://www.laizquierdadiario.com.uy/A-187-anos-de-la-matanza-de-Salsipuedes


Notas, Fuentes y Bibliografía

(1, 2,4, 7  ) Extracto de la canción Polidoro, La vela puerca

(3) Acevedo Díaz, Eduardo, “la cueva del tigre”, Revista Plan Agropecuario, número 50, pp. 43-45

https://www.planagropecuario.org.uy/publicaciones/revista/R50/R_50_43.pdf

(5, 8) De Mattos, Tomás, “Bernabé, Bernabé”, 2da. vers. 2000

(6) Sanguinetti, Julio María, “el charruísmo”, Editorial Diario el país, 9/4/2019

https://historico.elpais.com.uy/09/04/19/predit_411886.asp

(9) Abella, Gonzalo, entrevista en “Mañanas de Radio”, CX 36, 7/4/2014

http://www.radio36.com.uy/entrevistas/2014/04/09/abella.html

Otras fuentes:

Más sobre el horror de Salsipuedes, 

https://chancharrua.wordpress.com/mas-sobre-el-horror-de-salsipuedes/

Nación Charrúa, entrevista a José Picerno

https://www.facebook.com/Nacion.Charrua/photos/a.282912196705/10152465589701706


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