La pantalla de cine puso The End en letras grandes al centro del rectángulo gigante.
Minutos antes el príncipe se había abierto paso al castillo, derrotado al enemigo de turno (un monstruo gigantesco con 5 cabezas o más y que quizás escupiera fuego también, aunque no hay demasiados testimonios al respecto como para asegurarlo), llegó al cuarto de la princesa, que convenientemente durmió víctima del maleficio de vaya uno a saber que bruja durante todo el largometraje hasta que apareció el héroe, le dio un piquito (ni siquiera un beso con lengua) y la integrante de la realeza que había estado por años en un coma profundo despertó de repente. La pantalla muestra el The End, no sin decir antes que vivieron felices para siempre.
Las cámaras se retiraron del set, la princesa y el héroe se fueron a vivir al castillo de los padres de ella, se casaron en una boda demasiado artificiosa y en la luna de miel se echaron un polvo de apenas 10 minutos (incluída la previa). La princesa no era una de esas amazonas multiorgásmicas, sino apenas una princesita que terminaba rápido y dejaba al príncipe con ganas de algo más. El tiempo fue pasando y la insatisfacción sexual del ahora príncipe, fue saciado en las largas temporadas de caza que se hacían en el castillo con cuanta campesina con buen escote se le cruzara. Los rumores no tardaron en llegar a la corte y la princesa en medio de un arrebato de furia echó al príncipe de su reino. Este entró en una fase depresiva. Al principio intentó pedir perdón, llegó con flores a medianoche, serenatas bajo el balcón, pero resulta que hay cosas que no tienen perdón le dijo en tono moderado la princesa la única vez que le respondió. El problema con las serenatas también podría ser el mal oído musical que poseía nuestro héroe ahora caído en desgracia y quizás su falta de efectividad se debía a que mientras estas se desarrollaban, con el ex príncipe aullándole a la luna en una tarde fría, en una demostración de que no existe límite alguno para la humillación de un hombre, la princesita ahogaba sus penas haciendo que uno a uno pasaran los esclavos recientemente capturados para proporcionarle largas sesiones de sexo oral (a ella claro está, que ser princesa tiene sus beneficios señores, que se piensan?).
Volviendo al príncipe, el pobre infeliz fue echado del palacio, los padres de la ex enamorada arreglaron un divorcio rápido del que ni siquiera le hicieron párticipe y en el que como causa principal de la separación se apeló a que el príncipe no podía tener más de 10 minutos de sexo (previa incluída), cuestió que hizo caer su reputación como amante por toda la comarca... excepto por supuesto por las campesinas de buenas tetas que gritaban a los cuatro vientos que el príncipe era todo un semental. Peor me estoy yendo por las ramas... resulta que el príncipe en plena depresión intentó encontrar maneras de distraer su cabeza, comenzando primero por seguir moviendo a cuanta mujer se pusiera en el camino (hombre, había una reputación que reflotar!!!) hasta que la depresión fue tan grande que hasta problemas de erección le aparecieron. Con este panorama lo primero que intentó fue matarse... sin éxito unas 4 o 5 veces... hasta que sus amigos en una larga noche de alcohol le hicieron cambiar de idea. La solución son las drogas!!! largas noches, largas mañanas, largas tardes (largos días en resúmen) dedicado a sesiones intensivas de la mejor cocaína del reino, hasta que terminó realmente hecho pelota fisícamente... síndrome de abstinencia mediante el príncipe se fue rehabilitando de a poco y a un año y algo de aquella promesa de ...y vivieron felices para siempre... resultaba que aún la extrañaba. Decidió entonces sumirse en una adicción medianamente moderada al alcohol, que le permitía una cierta paz espiritual, que comenzaba a recobrar luego de seis meses sin merca.
En fin, y a modo de resúmen, resulta que el pobre príncipe aún anhela las tardes en que se quedaban recostados con la princesa, viéndose a los ojos, pensando que ellos eran el uno para la otra, con quien querían pasar ese para siempre... y de vez en cuando arrebatos de correr al castillo y simplemente preguntarle como está, abrazarla tiernamente surgen en medio de las largas noches... Estos se estrellan contra la realidad. Hace más de un año que no sabe nada de la princesa, si el se apareciera por allí así como así, se encontraría con alguien que le considera un extraño... ¿que hacer entonces? mientras tomo un trago les cuento que quizás sea verdad, quizás ese y vivieron felices para siempre era lo que realmente estaba escrito en el guión... pero nosotros, como malos actores, desoyendo al director nos empeñamos en voltear con cuanta campesina se nos cruce (ehmmm perdón, tenía que decir que hacíamos todo lo contrario a lo que se nos dictaba) y resumiendo, no se que decirles... solo que disfruten cada una de las paradas que llevan hasta el borde del abismo, intentando no pasar de largo por ninguna, que todas tienen su lado divertido y que cuando lo crean conveniente... vayan corriendo a debajo del balcón, al menos para saber si aún piensan en uno.
El futuro en el cielo
Hace 3 años.
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