Todos los caminos conducen a algún lugar

Les dejo otro de mis cuentos... a poner like a rolling stone de dylan como banda sonora y bueno, léanlo y si después les quedan ganas de algo hasta pueden publicar un comentario... un abrazo


El sol brillaba en lo alto cruzando la delgada línea que separa la mañana del mediodía. La familia sube al coche.
Los dos niños, la esposa y su correspondiente esposo cierran las puertas y emprenden el viaje.
Él quita el freno de mano y conduce rumbo a la carretera. Consiguió encontrar una estación de radio en la que no hablaran de la sequía que desde hacía un mes asolaba el país y se oían los acordes de Like a rolling stone, cantada por Dylan, como debía ser.
El viaje transcurrió sin problemas y la primer parada tuvo lugar un par de horas después de salir, en una estación de servicio en medio de la nada. La familia salió del auto rumbo al patio de comidas, mientras un empleado de unos veinte años cargaba combustible, sin dejar de hablar al padre sobre la famosa sequía.
Mamá, como la llamaban los niños pasaba de 30 años, de estatura media y un poco delgada. Los pantalones resaltaban lo que antaño había sido la perdición de su marido, y que aún lo seguía siendo. Posó sus ojos marrones sobre uno de los niños, el más pequeño, que estaba haciendo las veces de bolsa de boxeo de su hermano mayor, que tenía 13 años y se alejaba de mamá, que no dejaba de decirle que no hiciera eso más.
Papá entra al patio de comidas y acaricia cariñosa y sutilmente el culo a su mujer, que le dirige una hermosa sonrisa y piensa para adentro “ya verás cuando lleguemos al hotel”.
El hijo mayor, un niño lleno de pecas y algo pasado de peso estaba mirando un mapa de carreteras, de esos que se suelen vender en los lugares perdidos en medio de la nada.
- Papá, papá, llamó el niño insistente.
El padre llegó sin apuros al lado de su hijo, sabiendo de antemano que debería ir buscando un billete chico para pagar lo que el pequeño demonio quisiera que le compraran. Quizá y si estaba de suerte, no volvería a molestar en todo el camino.
- ¿Me comprás este mapa? Dijo el niño poniendo su mejor cara de angelito.
El padre toma el mapa y le echa una rápida ojeada, paga al empleado y le entrega la nueva adquisición a su hijo. Él sale corriendo adonde están mamá y su hermano menor, que elegían lo que sería el almuerzo del día.
Papá lo sigue caminando sin mucho entusiasmo. En ese momento una chica de unos 20 años entraba al patio y papá piensa para adentro: que buena cagada que sería, y que buen polvo. Cuando vuelve a mirar hacia su familia, se encuentra con la mirada de su esposa ¿atrapado in fraganti? ¿Habría podido leerle el pensamiento?, nada parecía indicarlo.
Se sentaron a la mesa y comieron.
Al terminar el postre volvieron al auto, pero no sin antes pasar por los baños.
Con todos en sus lugares, papá se estira para besar a mamá, que en ese momento ve salir a la chica del local y recuerda que se supone que aún sigue enojada y pone una mejilla en el lugar en que se supone estaría su boca.
El padre enciende el coche.

Las horas transcurren y los niños se vuelven cada vez más insoportables y para colmo mamá sigue enojada.
El padre sugiere en un tono un tanto exaltado al niño mayor que se deje de molestar a su hermano.
- ¿Porqué no miras el mapa que te compre? Dice papá en tono más imperativo que interrogativo.
Así lo hizo el niño, pero no sin antes desquitarse un poco más con su hermano, que ya tendría bastantes traumas de la infancia para cuando fuera mayor.
- Papá , ¿adonde lleva la ruta 5?
- Hacia Durazno, contesta papá visiblemente irritado.
- ¿Y la ruta 1?
- No recuerdo.
- ¿Y la 22?
- ¿Para que querés saber? Todos los caminos llevan a algún lugar, concluye papá.
El viaje prosiguió.
Al llegar al hotel mientras los niños jugaban en la piscina papá y mamá se reconciliaron de la forma usual: haciendo el amor...La cama chirriaba un poco, pero no demasiado. En la mesita de luz se encontraba un pequeño mapa con visibles señales de deterioro.