Gente, aquí tenemos al primer colaborador, o columnista, o ser provisto de algunas cualidades que podrían calificarse como humanas... en fin, con ustedes Martín... un compañero del trabajo que presenta sus cuentos en este humilde blog... (que esperemos que no sea la última vez)... y bueno, les dejo con uno de los cuentos del citado colega... mezcla existencial de Bukowski (en el proximo cuento se darán cuenta del porqué la comparación) y un Henry Miller un tanto lúcido... jeje, muy bueno está. Esto es solo una muestra, esperemos en el futuro poder seguir colgando las historias de este individuo.
Vasos de barro, vacíos
Cinco AM: un mojón, un hito en la vida de Juan[1]. Despierta transpirado, sobresaltado, inquieto sin saber porqué. Percibe la miseria y despropósito de su vida, a medida que el día decanta, hacia el final de la noche.
Sobre Juan. Juan es un empleado bancario, cumple horario en la institución lunes a viernes, 14-20 horas, con un sueldo anual de 282000 pesos al año (reloaded), sin problemas económicos. Es una persona solitaria, que se refugia en su rutina, porque no tiene el valor de admitir que su vida carece de propósito en lo absoluto. ¿Cuál es la diferencia respecto de la vida de la gente en general?, buena pregunta. La diferencia estriba en que Juan ni siquiera dispone de un razonamiento falso con el cual engañarse a sí mismo: ni siquiera tiene un pseudomotivo de vida (amor, carrera, cualquier cosa que cualquiera considere que hace su vida feliz (en realidad no lo hace)). Y Juan sí tiene carrera, estudia programación y le encantan las matemáticas, y en realidad es muy bueno en ellas…pero no es suficiente, ni mucho menos tampoco; por ello no ha logrado avanzar demasiado en ella, no obstante aquello. No es feliz, huelga decir; no quiere vivir, “not like this” (Matrix, vol.1), pero tampoco quiere morir, a menos que morir sea estar drogado con perras calientes por la eternidad, con la mente en blanco, sin pensar. Dilema existencial básico y general y “normal” (por favor, no obviar las comillas).
Juan está preocupado por una chica, muy especial para él. Despierta transpirado, sobresaltado, inquieto sin saber porqué. Percibe la miseria y despropósito de su vida, a medida que el día decanta, hacia el final de la noche.
La particularidad de la chica que ocupa casi el completo de su tiempo, consciente e inconsciente (cuando sueña, siempre es con ella, y siempre sueña), es que Juan no sabe quién es, ni cómo, ni dónde encontrarla, y eso es peor que amor no correspondido, porque es un tipo de impotencia, aunque transitoria, espera Juan.
Mirando al techo, emula pensamientos aleatorios que no hacen más que aumentar su confusión existencial, lo hace por dos horas, luego levanta y prepara un mate, esperando que este ritual diario, ubicador, retrotraiga la mente de Juan dentro de su cuerpo nuevamente.
Juan no sabe qué pasa, siente que está dormido pero está despierto, se encuentra ejecutando su rutina diaria de ejercicios, mirando al fondo de la piscina, cabeza sumergida, pensando que es un feto en su matriz, pronto para empezar una vida llena de significado. Levanta la vista y mira a través de sus empañadas antiparras como el continuo de la gente ejecuta sus mecánicos movimientos…”no están mejor que yo”, piensa y se consuela.
(corte, 5 AM: punto de inflexión)
Juan no recapacita, porque los hechos están a la vista y de su conjunción se desprende una conclusión que no puede ser enfrentada ni negada pero si evadida, y toma una decisión.
Una vida me ha sido dada y contra todas las probabilidades matemáticas estoy aquí, y no soy un perro, soy el mejor de los seres, el humano. Quiero vivir la vida al máximo, y amar siempre, y me dispongo a hacerlo. No quiero atarme a ningún código social no escrito, absurdo, ridículo, arbitrario y esclavizante, el cual todos siguen con temor reverencial, porque no quieren quebrarlo, no quieren que piensen “mal” sobre sí, tienen miedo de la exclusión. Quiero tomar decisiones sobre la base de razonamientos sólidos, que versen sobre hechos, y no sobre reglas que vienen por tradición desde los anales, y que pugnan contra el más noble y humano de los sentimientos: el amor. Quiero hacer estas cosas aunque me “gane” el nombre de “raro”, porque en el fondo sé que yo soy esencialmente humano, y en el sentido absoluto (en mí mismo, intrínsecamente, el más importante) YO soy normal.
En un sentido Juan es un vaso, por su capacidad innata de contener cosas de toda suerte, de barro, porque es frágil y pasible de ser quebrado por la no respuesta a preguntas esenciales, como un programa de computador pronto para iniciar su funcionalidad, pero la cual no le fue dicha…se produce el error fatal y el vaso se quiebra; vacío estaba cuando entero y vacío sigue ahora, hecho añicos.
Surge un ápice de esperanza frente a la posibilidad material, factible de reconstruír a la persona a partir de sus pedazos, aunque sea sólo para que se vuelva a romper, en alguna eventualidad o en la muerte final, que me iguala a un perro. (Random thoughts, i cannot take this anymore).
La búsqueda (further analysis)
[1] John, Jhon, Giovanni, Jean, Juan Pérez, todos.
El futuro en el cielo
Hace 3 años.
4 comentarios:
no tenia idea de esto!! Que nivel!!
Ese pibe martin tiene futuro. Se ve que el trabajo ese le imprime melancolia
Pa este pibe está salado, yo lo conozco y sobre todo es muy lindo.
buen argumento el del cuento. no se porque ahora a mucha gente le da por escribir sobre juan y maria parafraseando a las mujeres u hombres comunes, grises que no sobresalen para nada en la rutina de sus vidas, y que entran y salen de la rutina de nuestra propia vida, hasta que aparecen en un liceo, metralleta en mano y ¡salvese quien pueda! yo les daría armas desde la escuela (sera porque doy clase en el liceo).
que siga escibiendo el tal martin, aunque prefiero un argumento más de terror.
Nada que ver, pero estaría bueno algo de terror.+
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