martes, agosto 14, 2007

A continuación les dejo uno de mis cuentitos cortos... algo así como un small en camiseta...
Bueno, admito mi poca inventiva...



El Peor momento

El viejo va caminando con su empleado. Desde hace ya un tiempo que no estaba en lo que podría decirse su plenitud física.
Iban rumbo a la parada de ómnibus, por el parque, unas 4 cuadras de naturaleza corrompida, algún árbol por aquí, un banco por allá y cagadas de perro tapizando el suelo.
El empleado, un muchacho a punto de entrar en los 30, va camino a la única cita que tendría en casi un año. El viejo camina lentamente.
La tarde cae y las luces comienzan a encenderse de a poco.
El muchacho intenta acelerar el paso, de manera lenta y sutil. Se le estaba haciendo tarde, perdería el ómnibus.
El viejo se daba cuenta del esfuerzo del chico por llegar antes a destino e intentó seguirle el ritmo, no admitiría que le costaba seguirlo. Cada vez le era más difícil, pero el viejo no se rinde fácilmente y no poder caminar como su empleado le haría darse cuenta cada vez más de lo que era obvio para todos menos para él. Eso era que ya estaba deshecho.
Faltaban tan sólo unos metros y se divisaba el ómnibus ya cerca.
El viejo lo mira y en un tono burlón le dice:
- ¿Una carrerita hasta la parada?
Ante la mirada del muchacho el viejo comienza a trotar, lentamente. No sabía como reaccionar... que pensar, que decir...
Solo siguió caminando como venía.
El viejo ganó unos metros, mantenía un buen ritmo, a pesar de que no se veía en un estado muy atlético... Lo cierto es que lentamente fue deteniéndose, hasta que llegando a la parada se detuvo, se tomó de las rodillas, y aspirando de a poco el aire de la tarde que se convertía en noche, cayó en el pasto, al lado de una cagada de perro. No era precisamente un momento Kodak, pero en fin.
El empleado se acerca. El viejo dejó de respirar.
¿Paro cardíaco?
El muchacho levante la vista, el ómnibus se aleja.
Mierda, no podía haber sido en peor momento, piensa para adentro, ahora ya no llegaría a su cita. Se sintió culpable en seguida por haber pensado eso.
En un restaurante no muy lejos de allí, una linda chica mira su reloj por enésima vez, termina de tomar su café, pide la cuenta, paga y se retira del lugar.
- No lo volveré a llamar piensa para sí.

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