La camioneta del Ove, con una nueva estructura a base de lonas sostenida por metal inició la marcha, bueno, la inició y la detuvo como cinco veces, esa era la tónica del trayecto. La dichosa lona llegó ya medio partida a la mitad del trayecto. Se solucionó. Una estación de servicio en medio de la nada, una mina haciendo dedo, un café y a seguir viaje haciendo ruta.
Por la tarde llegamos a Santa Catalina y su estación.
Armado, cervezas (cortesía de Hora Bier) y el tiempo muerto que todos los toques tienen siempre, prueba de sonido, tomar algo más y a arrancar.
Contra las previsiones más optimistas que teníamos, en una fría noche estrellada, se acercaron cerca de una treintena de amigos del pueblo, que quien sabe como, seguramente engañados, llegaron y se quedaron a escuchar, el fogón en las vías calentando un poco a la multitud, y en el andén la música sonando.
Terminado el toque nos dieron la mejor de las noticias en aquella fría noche, nos invitaban a quedarnos a dormir en la estación, completamente renovada por la gente de Descubrí Santa Catalina, el aire acondicionado y los pisos de madera nos cobijaron hasta la siguiente mañana. Dejamos un poquito de nosotros, junto a las historias que ya estaban en aquel anden, pasamos la noche con los fantasmas que se quedaron allí y que nos hicieron el aguante mientras afuera el frío pegaba fuerte.
A continuación, dejarle el abrazo más grande para toda la gente que se arrimó para acompañarnos y a todos los que participan de Descubrí Santa Catalina, que están metiendo un laburo bárbaro para contar e invitar a todos a conocer este precioso pueblo.
Fotos de Lu y de Laurita, que como siempre, se suman a estas locuras musicales.
Un temita para que vayan escuchando mientras ven las fotos y en breve, más relatos de canciones de ruta!!!
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